Tiempo de Perdida – 1813 – Perdida
por mucho tiempo
El pampero, soplando desde la
tarde, había hecho descender la temperatura haciendo más acogedora la
conversación en torno al fuego.
Mate va, mate viene, la charla
derivaba por caminos insospechados, los temas más inverosímiles eran tratados
con igual solvencia y sapiencia.
--
-
-- Así es amigo, el halago es un arma poderosísima
– asintió el escribiente
--
No cabe duda, los hombres son como las vacas, si
las toreas te encaran, pero si las llevas con palabras adecuadas te siguen a
donde quieras. ¡si lo sabré yo!- reafirmó el arriero, recordando los kilómetros
que tenia andados llevando arreos vacunos de una a otra parte.
--
No solo eso - continuó el escribiente - si se
encuentran las palabras adecuadas se puede hacer que la gente haga cosas que
jamás pensaría en hacer -
El arriero terminó el mate que
estaba tomando, se lo alcanzó al cebador, y prestó atención. Ya conocía al
escribiente de varias historias, y sabía bien que cuando este tomaba la
posición que había asumido al hacer el anterior comentario, era porque se
aprestaba a contar una historia.
Y no se equivocó
-
Esta historia tiene muchos inicios, y un final
incierto, - comenzó -y está profundamente enraizada con las actividades de una
organización que hoy solo aparece como de ficción, pero que es muy real. Para no complicar mucho el relato
hablaremos tan solo de algunos de los inicios…pero hay muchos más… - dijo esto
último bajando la voz, creando la atmósfera de misterio necesaria para la
trama. La oscuridad de la noche y la luz del fuego acentuaron la sensación.
-
Hace unos años,- continuó - cuando el porvenir
de los británicos era muy sombrío, ya que acaban de perder sus colonias en la
costa oriental del centro sur de Norte América (las famosas 13 colonias que
dieron origen a los EEUU) y les había aparecido Napoleón en Europa, uno de los
ministros de la corte recibió la visita de un extraño personaje….
Parte 1 Inicios
El humo del tabaco hacía más
espesa la atmósfera, si esto fuera posible.
En torno a la mesa había cuatro
hombres, con muchos papeles y plumas de escribir desparramados por todos lados.
Una pizarra en un costado se veía llena de esquemas y en las paredes abundaban
los planos y mapas.
-- Bueno, creo que tenemos un principio de acuerdo -
comentó uno de los hombres, vestido de forma algo extraña para la época
--
Así es, creo que hemos delineado una línea de
trabajo que haría poner orgullosos a los Pitt - asintió otro mientras daba una
profunda sorbida a su pipa, generando grandes cantidades de humo.
--
Entonces señor ministro ¿Cómo se hará efectivo
el pago?-
--
Como acordamos en metálico constante y sonante.
Ni bien el trabajo esté concluido la entrega será hecha-
--
Muy bien, tenemos un trato entonces - dijo
extendiendo la mano para que el otro la estrechara. Pero no fue así, la
conciencia aristocrática del ministro le impedía estrechar la mano de un
plebeyo.
El hombre bajó
la mano y disimuló la ofensa, la suma de dinero en juego y las posibilidades de
negocio que se abrían de allí en más, facilitaban tranquilizar los ánimos.
-
Muy bien señor- dijo por fin el ministro – usted
asegúrese de que las cosas sucedan tal como las planeamos y que podamos tener
libre acceso a los mercados que nuestra industria necesita…luego haga lo que le
parezca con el resultado, siempre y cuando no se le ocurra ni a usted ni a su
gente interferir con los intereses de la city- cortó tajante, dejando bien en
claro la posición de su gobierno y, era de sospechar, la suya propia.
-
Excelencia, dé eso por descontado. ¿Cuándo
podremos entrar en contacto con la gente seleccionada?-
-
En unos meses, aún nos quedan algunos por
convencer, pero ya se hará -
Sin más se
levantaron y se marcharon cada uno a sus cosas.
Una vez fuera
del despacho, ya en la barrosa calle, bajo un cielo encapotado y lloviznoso, el
hombre que lo acompañaba, que no había hablado durante la reunión, le preguntó
-
Señor, si esta gente tiene todo tan bien
planeado como parece ¿para qué necesita los servicios de Darrow?-
-
Para espantar las mariposas David, para eso-
-
¿Qué?-
-
¿Conoces el “efecto mariposa”?-
-
¿Ese que dice que el aleteo de una mariposa en
los bosques de Alemania puede desencadenar un Huracán en las Bahamas…?-
-
No es exactamente así, pero esa es la idea- y se
explicó- todo el plan de esta gente depende de que cada uno ocupe su lugar, y
nosotros tenemos que asegurar que así sea-
Y rio entre
dientes pensando en la ganancia extra de todo ese negocio.
-
Me gustaría verles la cara a los del ministerio
del tiempo cuando todo esto termine. Si la operación “capullo” sale como
planeamos no podrán meter más sus narices fuera de su propio patio -
Pensó mientras
pisaban las lustrosas calles de Nueva York
-
¿Por qué operación “capullo”? – oyó preguntar y
cayó en la cuenta de que posiblemente había estado pensando en voz alta
-
Pues- explicó – peyorativamente “un capullo” es
un tonto, alguien de pocas luces, y, figurativamente, es una referencia al
estado en que la oruga espera a convertirse en mariposa. En una puta mariposa
ja ja ja ja - rio de su propia ocurrencia.
El empleado
también lo hizo, por compromiso, tontamente. No sabía y no podía entender que
la risa de su jefe era, ante todo, un disfrute adelantado de la venganza contra
el ministerio del tiempo que acababa de ponerse en marcha.
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-
¿Tan
mal está todo? - preguntó la bella Isabel IV mientras el ultimó rayo de sol se
filtraba por la ventana de la habitación de la Zarzuela donde se encontraban.
-
Sí
su majestad, tememos que sí - contesto compungido el general que estaba dando
el informe
-
O sea,
sospechan que podemos tener un “topo”, un doble agente no descubierto, infiltrado
en el ministerio – afirmó ella con disgusto
-
Hasta
que las investigaciones no avancen, poco más podemos hacer – fue la lacónica
respuesta.
-
Bueno,
entonces si no podemos contar con la gente del ministerio del tiempo ¿Qué
sugieren que hagamos? -
-
Lo
único que se nos ha ocurrido es recurrir a las últimas líneas – intervino el
canciller, un hombre entrado en años que parecía sacado de un cuadro de
Velázquez
-
¿Cómo
es eso? -
-
Pues,
hemos detectado un ingeniero de mantenimiento en las oficinas de Córdoba de la
Nueva Andalucía y una pasante recién reclutada por el ministerio de Lima que
sabemos seguro que están limpios y podrían servir para una misión como la que
necesitamos -
-
¿Gente
si experiencia? – dudó ella.
-
Y,
justamente por eso, fuera de la atención de la gente de Darrow – aclaró el
general.
-
Entiendo,
pero ¿A quién pondremos a cargo? -
-
Eso
aún no lo sabemos majestad -
-
Bueno,
seguid trabajando, hasta Agosto aún falta algo y alguien aparecerá. ¿Por qué la
misión se hará en Agosto? -
-
Sí
señora, es la excusa ideal, con las vacaciones no queda nadie en las oficinas
del ministerio del hemisferio Norte y a nadie llamará la atención que unas
personas del hemisferio Sur realicen una pequeña misión. Ya hemos cursado las
indicaciones para que esas personas vengan a Madrid de la forma más discreta
posible -
-
Una
pequeña misión – reflexionó - tan pequeña como el aleteo de una mariposa…y sin
embargo…- meditó pensativa, consciente de la importancia de la misión a pesar
de lo pequeña que era, tan solo ¡entregar una caja de almendras confitadas!
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Inicio 3. Ciudad de
Córdoba, actual Argentina
Luibricó concienzudamente la
puerta y la abrió y cerró varias veces. Ya no chirreaba más.
Aquello no era una mera cuestión
de confort, los chirridos, aparte de ruidosos y molestos, a veces causaban
interferencias y dificultaban los viajes, haciendo que los agentes no fueran
exactamente a los lugares deseados. Así llegaban un par de minutos tarde o unos
metros más lejos….cosas que pueden parecer intrascendentes…si no te toca
aparecer en el cauce de la cañada durante una creciente de verano, como le pasó
a don Pero Gómez….
Pero eso ya estaba solucionado.
Se sintió ufano de su trabajo, se consideraba a sí mismo un buen ingeniero y
cada vez que solucionaba un problema se enorgullecía de ello, aunque lamentaba
que el carácter secreto de la dependencia para la que trabaja le privara del
reconocimiento de sus pares y amigos y en general pensara que los jefes, tan
lejos en Lima o Madrid tampoco se enteraban de nada.
-
Buenas noches José ¿aún trabajando?-
-
Sí, pero ya terminó. En unos minutos me voy a
casa-
-
Unnnn, no sé, mira te ha llegado esto de Madrid.
Nada bueno ha de ser-
Con temor abrió el sobre que le
entregaban, debía ser importante pues lleva el sello de la Casa Real
Cuando saco el contenido casi se
muere de la emoción. ¡No lo podía creer!, el que hacía minutos estaba
protestando que nadie reconocía su trabajo no daba crédito a lo que estaba
leyendo.
-
¿Estás bien? ¿Qué te pasa José? Te has puesto pálido-
-
Mira Raúl, mira- comenzó a gritar mientras en su
mano movía nerviosamente el mensaje recibido- ¡Es una invitación especial para
ir al Vicente Calderón a ver la final de Instituto con el Atlético de Madrid-
-
Noooo, que desgraciado…¡qué suerte culiao!-
-
¿Te imaginas al Goti y a Divala juntos?, los del
Atlético no tienen esperanza ¡ Y yo voy a estar ahí para verlo!- no cabía en sí
de la alegría- ¡Y pensar que casi lo vendemos al pibe! te imaginas, pobre, si
se lo hubiese llevado el Palermo como quería capaz que aún estaría jugando en
Italia, en la Juve o algo así y ¡se perdería esta final!-
El compañero,
hincha de Talleres, no compartía para nada el exabrupto, pero nada podía hacer.
-
Bueno José….-…no pudo terminar la frase porque
José lo abrazó tan emocionado que casi lo dejó sin aire.
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Inicio 4. Ciudad de Lima, actual
Perú
Yanay (“mi morenita” en quichua)
se paseaba nerviosa por los pasillos de las oficinas del ministerio del tiempo
en Lima. De esa oficina dependían todas las operaciones del ministerio en el
hemisferio sur.
Su buen trabajo le había costado
conseguir esa pasantía. Por supuesto haber sido el primer promedio de la
carrera de Sociología en la Pontificia Universidad Católica del Perú había
ayudado, pero eso no le quitaba nervios al asunto.
-
Bueno niña, ¿Qué le puedo decir? Ignoro como ha
sucedido esto, pero es una orden real y una orden real es algo que no se puede
ignorar-
-
Sí señor, lo sé, pero…es que no me siento
preparada-
-
¿Para qué? No me diga que tiene miedo a volar-
-
No, no es eso- enrojeció, la avergonzaba que el
director pensaba eso
-
¿Entonces?-
-
No sé, que la Casa Real me encargue una tarea a mí,
que ni siquiera soy una agente plena. Solo soy una pasante – aclaró a modo de
disculpa
-
Y muy buena señorita – la animó el director y ella
volvió a enrojecer de vergüenza, pero esta vez bien.
-
Vamos, vamos- insistió el director- tampoco es
la gran cosa lo que le encargan, una persona preparada como usted puede hacer
el trabajo perfectamente bien en no más de una semana. A parte, sabe que hasta
yo he de salir de misión por unos días, con esto de las vacaciones en el
hemisferio norte estamos cortos de personal- la animó- Vamos niña-
No había nada que hacer, no podía
decir que lo que la ponía mal era tener que trabajar para “la realeza”, que una
cosa era trabajar para un ministerio del gobierno y otra trabajar para la
reina. Apesadumbrada tomó los pasajes
que le entregaban y se marchó a empacar, el vuelo salía esa misma tarde.
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Inicio 5.
Ciudad del Guayra Actual estado de Paraná, Brasil.
Esa cálida y húmeda mañana
parecía una igual a cualquier otra, pero no lo era, era su última mañana
activa. Esa tarde tenía su entrevista de despedida en la Casa Real y luego lo
esperaba la jubilación. En realidad el beneficio se adelantaba algo pues el
comienzo de las vacaciones en Madrid hacía que no quedara nadie que pudiera
realizar trámite alguno y la Casa Real había decidido adelantar la entrevista. Aunque
él aclaró que no era necesario.
En fin, de nada valía condolerse,
la decisión ya estaba tomada aúnque no la hubiera tomado él.
Con tranquilidad terminó de
empacar y se dirigió a la puerta del tiempo que tenía en el corral de la casa.
A decir verdad la misma había sido usada pocas veces, no pasaban muchas cosas
en la ciudad. Es más, lo más importante que podía recordar era la misión esa de
rescate de indios guaraníes que habían caído en manos de los bandeirantes
durante el gobierno de Felipe III. (ver a
tiempo
de Navidad)
Nunca olvidaría la cara de
Salvador, en vísperas de Navidad, al pasar del frío de Madrid al Calor de la
Guayra….y sonrió recordando el momento.
Bueno, se animó a sí mismo,
vamos. Tenía turno con la consulta Neurológica antes de ir a la Casa Real.
Cuando cruzó la puerta no se
molestó en mirar atrás, a la vida que dejaba en los trópicos sudamericanos, no
tenía sentido, de todos modos posiblemente el avance del Alzheimer lo dejaría
sin recuerdos en poco tiempo más.
Cuando apareció en los pasillos
del ministerio no le llamó la atención ver todo tan desierto. Las vacaciones
son sagradas.
Saludó al portero y salió a la
calle. Despacio caminó por las veredas de Madrid disfrutando cada paso. Se tomó
un café de camino a la consulta.
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Luego de revisarlo el médico le pidió
unos estudios y le encargó que sacara un turno para la semana siguiente, ni
bien los tuviera hechos.
Saludó al médico y se marchó, de
nuevo a pie, hacia la Zarzuela. Una vez allí, contra lo usual, lo hicieron
pasar inmediatamente.
-
Adelante amigo ¿Cómo está usted?- le saludó el edecán
-
Bien, bien señor, gracias por recibirme-
-
Por favor, venga por aquí, la reina lo espera-
-
¿Reina? – preguntó – hubiese jurado que teníamos
un rey- la cara del edecán se ensombreció sin que se le notara
-
No, no señor, tenemos una reina, y muy guapa por
cierto-
-
¿Sí?, disculpe, debe ser la enfermedad de mierda
esta que me está atacando el coco- dijo enojado con sí mismo, ignorando todo
protocolo
-
No se preocupe, se entiende- lo disculpó el
funcionario- pase, espere aquí un minuto, ya lo reciben - y salió por una
puerta lateral
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-
Ya está aquí señora-
-
¿Y bien? ¿Qué le parece?-
-
Ha entrado preguntando por el rey…-
-
Nooo – dijo ella tapándose la boca con la mano
derecha en gesto de temor.- tenemos que actuar rápido. Esperemos que lo que
dicen los médicos sea cierto y podamos conjurar esto antes de que sea tarde-
-
El doctor que lo acaba de revisar en la consulta
neurológica dice que el Alzheimer aún no está muy avanzado y que podrá llevar
adelante cualquier misión que no sea muy complicada-
-
Bueno, esta misión es muy importante, pero
complicada no es- dijo esperanzada
-
Roguemos a Dios que así sea y ese pretendiente
no llegue nunca al trono-
-
Sí, es lamentable que tengamos que intervenir
para asegurarnos que se atragante comiendo esas almendras que tanto le gustan.
No puedo olvidar que, al fin y al cabo es un antepasado-
-
Sí querida, pero has tenidos cada antepasados-
dijo el hombre que acaba de entrar a la habitación, mientras el edecán
inclinaba la cabeza en señal de respeto ante el rey consorte.
-
Bueno, vamos, pronto sabremos si seguiremos en este
mundo o no- sentenció Isabel mientras se persignaba.
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Parte3 – La Madrid que no fue
El sol brillaba esplendoroso sobre la puerta de él mismo, en
aquel luminoso medio día de mediados de Agosto.
La ciudad lucía vacía, como era lógico en época de veraniega. Veraniega por lo
menos en esta mitad de España, porque es sabido que la otra mitad, la que está
al sur del Ecuador en esta época está en pleno invierno.
Esté simple hecho había dotado a
España de una ventaja que ningún otro país tenía, la de tener siempre gente trabajando,
pues mientras una mitad disfrutaba de sus merecidas vacaciones anuales en
Julio-Agosto, la otra lo hacía en Enero-Febrero.
Pasadas favorablemente las
conmociones de las guerras de independencia y tras una dura etapa de
transformaciones el imperio se había convertido en lo que era, una gran nación
integrada y expandida por todo el mundo.
Solo los chinos tenían algo
parecido en su país de dimensiones continentales, los rusos encerrados en el
norte continental y los británicos con su comunidad de naciones.
Esto había llevado a no pocos
dolores de cabeza, los ingleses habían estado muy cerca de transformar el
imperio en un rejuntado de países más o menos grandes, nominalmente
independientes, de España, que
fácilmente habrían caído en sus manos, más precisamente en las manos de la
“city”, a través de ese nuevo colonialismo económico que habían desarrollado y
que tanto éxito les había traído en los lugares del mundo donde habían logrado
aplicarlo.
Pero esa era otra historia. Hoy
las cortes Españolas con su doble cámara donde estaban los representantes de
todas y cada unas de las regiones del mundo; una donde cada reino contaba con
un miembro, lo que los igualaba, desde la más pequeña comarca peninsular hasta
la mayor extensión de las regiones americanas, los antiguos virreinatos y otra
proporcional a la población de cada región, mantenía el delicado equilibrio
legislando para todos y por todos, cuidando que el primer ministro no tuviera
que vérselas sin leyes necesarias y que el rey, o reina, como en estos tiempos,
pudiera seguir siendo aquello en que se había convertido la realeza, un
símbolo. Símbolo que hoy muchos cuestionaban pero que había servido como
elemento de cohesión cuando más se lo había necesitado.
Todo esto no impedía, por
supuesto, que en esta época del año las playas mediterráneas y del Caribe
estuvieran llenas de anglo parlantes disfrutando del sol del que normalmente
carecían.
Si parecía que los únicos
habitantes de la España europea eran los turistas. Esté año particularmente
habían venido muchos desde Córdoba de la Nueva Andalucía para alentar al IACC
que jugaba la final de la copa de la reina contra el Atlético de Madrid. Por
todos lados había banderas a rayas rojas y blancas, los dos equipos tenían
camisetas con esos colores y diseños, lo que hacía difícil discriminar las
parcialidades.
Fuera de esto estaban los
infaltables alemanes, e ingleses, paseando con el torso casi desnudo, tomándose
todo el sol que les era posible…si es que les quedaba algún lugar luego de
tomarse toda la cerveza disponible en los bares de la ciudad, y los asiáticos
orientales que, con sus cámaras fotografiaban y filmaban todo lo que veían,
como si les fuera imprescindible registrar todo en vez de disfrutarlo mientras
lo vivían.
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El teléfono sonó insistente y no
tuvo más remedio que atender, a pesar de que estaba a un paso de apagar la luz
del despacho e irse de vacaciones. Que bien se las había ganado.
Escuchó con atención y, conforme
escuchaba, la cara le iba cambiando
-Pero señor- atinó a balbucear-
¿no se puede hacer cargo el ministro en Lima?-
La respuesta no se hizo esperar,
y, por el tono quedaba claro que no admitía contra pregunta.
-Entiendo, el asunto con el Inca
es de vital importancia y no se lo puede distraer con una nimiedad como esta…-
asintió y siguió escuchando
-Bueno señor, despreocúpese, me
haré cargo, ya veré que patrulla puedo enviar a la misión-
-…….-
-Si sé que usted sabe que todo el
mundo está de vacaciones en el ministerio y le agradezco que confié en mi
nuevamente señor. –
-…..-
-Que tenga unas felices
vacaciones Señor-
Sabía que tenía que haber apagado
el móvil unos minutos antes. Miró su reloj y suspiró. Tendría que llamar a la
aerolínea y pedir que le cambien el boleto para el próximo vuelo, eso tendría
su costo, pero se podía solucionar. El problema sería que no hubiese lugar, lo
cual, en Agosto, no era raro.
Con resignación volvió a sentarse
tras el escritorio y a encender el ordenador.
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-Buenas tardes, disculpe que la
moleste Amelia. Gracias por contestar-
- Ah, que recién se levanta.
Disculpe, con esto de los usos horarios a veces me pierdo lamento haberla
despertado, pero es que la necesito por aquí-
-……-
-Si, si se que está de
vacaciones, pero…-
-¡Una semana! Para poder salir de
allí ¿Pero dónde está usted Amelia?-
-…..-
-A si, si claro que me acuerdo
que me había dicho que se iba a la amazonia peruana en una expedición a las
fuentes del Marañón. Bueno, bueno, no se preocupe, ya me las arreglaré siga en
lo suyo y que la pase bien. La espero al regreso-
-…..-
-Sí, sí yo también la aprecio-
Y tachó el nombre de Amelia de la
lista. ¿A ver quién sigue?
Marcó el número de Pacino y, para
su desconsuelo, una agradable voz con acento de Nueva Granada (Colombia) le
contestó que el móvil estaba fuera de alcance, entonces recordó que Pacino
había dicho que iba a buscar esmeraldas a las selvas colombianas. Lo tachó
también
El siguiente en la lista era Alonso,
ni pensar en él, a estas horas debería estar en la estación espacial de
Guayaquil, en el ecuador, a punto de salir hacia la luna en un tour que hacía
años venía preparando. Sus buenas horas de entrenamiento y de sesiones de psicoanálisis
le había costado prepararse para volar al espacio. Así que también lo tacho de
la lista
Pensó en Irene, pero la descartó
también, sabía que se había ido a esquiar a los Andes fueguinos y que, por
principio, no llevaba el celular estando de vacaciones. ¡Esquiar en mitad del
verano! No se privaba de nada la mujer. Pero bien trabajaba para merecerlo…
Recorrió la lista, cualquier
funcionario le sería útil, la misión era cualquier cosa menos complicada, más
un capricho de alguien para quedar bien con la Casa Real que otra cosa. Son
esos trabajos que él pensaba había que rechazar, pero el presupuesto lo
firmaban otros y esas cosas eran pequeñas molestias que se soportaban, siempre
y cuando no entrañaran riesgo para la función del ministerio. Y, la verdad, una
pavada como aquella no entrañaban ningún problema.
------------
Parte 4:
Una decisión apresurada
-
Ehhh, ¿Qué haces aquí Salvador?. Te hacía de
vacaciones- escuchó decir desde la puerta del despacho. Ahí, bajo el dintel,
con su inconfundible sonrisa estaba Rafael. ¿Cuánto hacía que no lo veía? Desde
la misión al Iguazú, en la época de la unión dinástica, creyó recordar
-
Rafael. ¿Qué haces por aquí?-
-
Ya me ves, me estoy jubilando y vengo de la
audiencia real…-dijo sin terminar la frase
-
¿Pasó algo malo?- preguntó con aprensión
temiendo la respuesta
-
No, nada, supongo que será esta enfermedad que
me está haciendo perder la memoria-
-
¿Qué te pasa?-
-
La vida amigo, la vida. Los doctores dicen que
tengo Alzheimer-
-
Bueno ánimo, hoy la medicina está muy avanzada y
algo se podrá hacer-
-
Sí eso espero, porque hubiera jurado que la
última vez que nos vimos me habías dicho que teníamos un rey…un tal Felipe VI o
algo así y no esta bella reina….Isabel….Isabel…-
-
Isabel IV. Sí, sí, es muy guapa, es cierto y
parece ser tan capaz como la primera y la tercera. Ojala así sea-
-
Falta que nos hace, aúnque entiendo que en estos
tiempos no es tan importante como en los míos. En fin, como sea, yo ya me estoy
retirando ¿te conté que vine a la Casa Real para la despedida antes de la
jubilación –
-
Sí, sí me contaste-
-
Ah ¿sí?, es que estoy enfermo tengo….tengo…
bueno, no importa. ¿Y qué hay de ti?-
-
Pues, acá me ves, tratando de armar una
patrulla, justo en estos días cuando no hay nadie-
-
¿Una misión…?
-
Ah, sí, misión, misión, no se puede decir que
sea, más bien parece un trabajo de cadetería. ¿Puedes creer la desfachatez de
ciertos tipos de la Casa Real?-
-
¿Qué te pasa Carlos? –
-
Salvador – aclaró esté con paciencia – Es que,
con todo el mundo de vacaciones un edecán de la Casa Real me ha llamado en
nombre de la reina para pedirme que mande una patrulla ¡a llevar una caja de
avellanas, almendras o algo así a un pariente del siglo XIX! – y se quedó
callado unos segundos mientras Rafael lo observaba atentamente, luego continuó.
-
Disculpe amigo, es que soy un hombre paciente,
pero a veces me cuesta trabajo serlo. Dime ¿Qué tanta importancia puede tener
satisfacer un capricho de un príncipe del siglo XIX? El ministerio no está para
eso.-
-
Bueno Ricardo, no te enojes, a lo mejor hay algo
oculto en esa misión. Bien sabes que a veces los jefes no cuentan todos los
detalles a los subordinados- Salvador se puso tieso, aúnque fueran conocidos,
quizás amigos con Rafael, no resultaba agradable que le recordaran que era un
simple ministro.
-
Sí, puede
ser – acepto a regañadientes- pero he estudiado al príncipe en cuestión y más allá
de haber sido un tipo bastante “zoquete”, como la mayoría de esa época, no
tiene nada de extraordinario. ¿Qué puede influir en la historia que un inútil así
reciba o no una caja de almendras?-
-
Uno nunca sabe-
-
Como sea, las órdenes son para cumplir y esta no
será una excepción, solo que no encuentro a quien mandar, está todo el mundo de
vacaciones- concluyó y, con un gesto de resignación mientras levantaba el
teléfono agrego- al final deberé ir yo. Le avisaré a mi nieta que se demorarán
las vacaciones-
Los ojos de
Rafael se iluminaron con una pizca de picardía antes de preguntar
-
¿Y porque no voy yo?-
-
¿Tú Rafael?, pero si ya estás jubilado-
-
Técnicamente no, recién lo estaré el primer día
de Septiembre, hasta ese momento aún soy agente del ministerio-
-
¿Y harías eso por mí?-
-
Por su puesto Alberto, ¿para qué están los
amigos?- Una sombra de duda cruzó la mente de Salvador, ¿sería seguro enviar a
un hombre que se olvidaba de cómo se llamaba?
En esa cavilación estaba cuando sonó
el móvil
-
Sí, sí querida…-
-
……-
-
Bueno, dile a tu mamá que venga a buscarme,
tengo todo aquí en el ministerio-
-
…..-
-
Sí, sí, la abuela nos encontrará en el
aeropuerto –
-
…. –
-
Yo también te quiero Mile, nos vemos en un rato,
chau chau- y corto
Rafael seguía allí, mirándolo,
¿Qué hacer? ¿Quién lo acompañaría?
-
Pero no puedes ir solo –
-
Eso no es problema, en el avión conocí un par de
chicos muy amables que estarán encantados de acompañarme- aseguró, olvidando
que había llegado a Madrid por una puerta, no en vuelo de avión.
-
¿Agentes del ministerio? Supongo-
-
Sí, sí, una pasante de Lima y un ingeniero de
mantenimiento de Córdoba de la Nueva Andalucía-
-
¿Y qué hacen aquí?-
-
La enfermera me contó que venía a hacer un curso
de no sé qué cosa y el otro, creo que es un ingeniero o algo así, viene a ver
un partido de fútbol, me dijo-
-
Fútbol…pobre muchacho, si viene de Córdoba debe
ser simpatizante de Instituto…los vamos a pasar por arriba…en fin- comentó
pensando en el partido que se acercaba, al que no podría asistir por estar
fuera de Madrid.
-
Bueno- aceptó al fin – toma, esta es la caja y
estas son las instrucciones y el número de puerta, estará habilitada para que la
usen, pero ¡por favor! ¡No te olvides de cerrarla cuando regreses!.....y, no
hagan nada más que entregar el paquete, no tentemos al demonio-
-
Salvador, llevo años de esto, no te preocupes-
Los dos hombres se saludaron, justo
cuando de portería le avisaban a Salvador que lo habían venido a buscar.
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Parte5
- Misión de Venganza
Así, parado frente a la pizarra inteligente, parecía más un
profesor universitario que el director general de una gran corporación.
Bien visto esto último es lo que era, al fin y al cabo, el
puesto de director general de Darrow, o de “la corporación” como más usualmente
se la llamaba internamente, era como ser docente, había que serlo de
nacimiento, de modo que pudiese transmitir las decisiones de la forma más
adecuada para que todos las entendieran, lo mismo que en el aula.
Al mismo tiempo, era solo eso, un director general, que,
como tal, tendría poder absoluto mientras
los “accionistas” lo mantuvieran en su puesto, y eso dependía de una
sola cosa, los resultados.
Los resultados, siempre los resultados….a veces envidiaba a
la gente que dirigía, que pensaban de él muchas cosas, en general ninguna
buena, pero que lo entendían como un ser todopoderoso, como un dictador acaso,
independiente, sin condicionamientos… y sí, así sería si no fuera por los
malditos resultados.
Por su puesto sabía que no era ni el primer ni el último
hombre en esa posición y que todos sus predecesores, de una u otra manera, alguna vez, se habían enfrentado
a sus mismos dilemas. No solo dentro de la corporación, los reyes absolutistas de la Europa de los
siglos XV a XVIII, el Inca o los emperadores chinos, los presidentes
norteamericanos o los soviets rusos y tantos otros a cargo de poderosas
organizaciones, todos eran juzgados en función a los resultados. La diferencia
estaba en los medios que cada uno de ellos tuvo a su disposición y los tiempos
históricos en que actuaron.
Si se los juzgaba cuantitativamente, sin duda ninguno había
tenido tantos medios a disposición como él, pero también era cierto que los
demás contaban con condiciones sociales distintas a las que enfrentaba él, los
tiempos eran distintos.
A lo largo de la historia siempre hubo que tomar decisiones
desagradables, a los vencidos nunca les agradó soportar las pérdidas, pero, en
general, había un consenso de que “el mundo era así” que “el que perdía pagaba”
y era comprensible que se lo obligara a eso…
Lentamente se dio vuelta, dejando los gráficos de la
pantalla a sus espaldas y encarando directamente a los otros directores de
aéreas, allí reunidos, en torno a la mesa, cafés en mano.
Con gesto estudiado pasó su vista sobre cada uno de ellos,
viendo la incomodidad reflejada en los rostros de los más viejos y el fastidio
en los de los más jóvenes.
Al final, tomando aire profundamente antes de hablar, espetó
-
Y bien señores, la situación es clara….espero
sus opiniones -
-
Una invasión – empezó a decir uno de ellos
-
No es posible – contestó otro – sería demasiado
onerosa y generaría un rechazo general-
-
Sí, pero ya hemos visto que no se los puede
dejar solos, sistemática y reiteradamente, cuando hemos aflojado el control,
han vuelto a rehacerse y la ultima vez hasta se atrevieron a atacar a uno de
nuestros asociados…-
Una sonrisa general recorrió la sala ante esta última
afirmación, pues todos sabían que ese “supuesto ataque” había sido una genial
maniobra, pergeñada en esa sala, para poder luego proceder al desarme de ese
pueblo sin despertar demasiadas suspicacias.
Sin embargo el director general no sonrió, pues él
comprendió exactamente lo que el otro había dicho, pues, si bien era cierto que
todo había sido un engaño, los protagonistas, por lo menos los que fueron al
frente, no lo sabían, ellos habían ido a pelear honradamente, aún cuando sabían
que estaban en inferioridad de condiciones y era una guerra que no podían
ganar. Y el pueblo los había acompañado, pues representaba una reivindicación
nacional, la reivindicación de un pueblo harto de estar relegado, un pueblo que
se sabía merecedor de mejores logros y que había demostrado estar a la atura
del desafío, como otras veces en la historia, un pueblo al que había que
derrotar en la mesa de negociaciones, porque hacerlo en el campo de batalla era
muy costoso, cuando no imposible.
Sí, él también estaba convencido que la solución pasaba por
la invasión del territorio que permitiría diluir la sangre combativa de ese
pueblo. Había que quebrarlo en sus raíces, pero no se podía hacer a la antigua,
había que buscar nuevas maneras.
En torno a la mesa de reuniones las conversaciones se fueron
caldeando, cada uno defendiendo sus puntos de vista.
Eso lo hastiaba y satisfacía a la vez. Hastiaba verlos así,
como una jauría de perros hostigando a la presa, le helaba la sangre pensar qué
pasaría si él se convirtiera alguna vez en la presa; por otro lado, mientras
las cosas siguieran como hasta ahora, era un gusto trabajar con gente tan
comprometida con el trabajo. Cualquier rey, presidente, o emperador habría
estado satisfecho con generales como esos, ¿Por qué no hacer lo que todos
querían, lisa y llanamente mandar tropas y arrasar con todo? Los Romanos lo
habían hecho con Cartago, el zar Pedro I lo hizo infinidad de veces y otro
tanto hicieron los Incas o los Aztecas, y ni que hablar de lo Chinos o los
Norteamericanos….si era lo más normal del mundo, siempre había sido así…..pero
no, él no podía, porque ellos habían hecho de su “debilidad” su mayor fuerza,
era una especie de reaseguro que habían ido forjando con los siglos, la imagen
de víctimas eternas, “todos los otros (o sea ustedes) son malos con nosotros”…
Como sea, aunque se pudiera mandar un ejército de ocupación,
el costo sería exorbitante, mantener tantos soldados como hacían falta, darles
de comer, alojarlos, pagarles y además el costo propagandístico para convencer a
todos que solo lo hacían porque era estrictamente necesario, que no tenían
interés de invadir ningún otro país….no, no, no definitivamente una invasión no
era posible….y sin embargo seguía pareciendo la mejor opción.
Pero Darrow debía seguir teniendo un perfil bajo, cuanto
menos publicidad, mejor. Sus negocios, lejos de desaparecer por el duro golpe
recibido con la muerte de Ferguson, habían “evolucionado”, ahora los intereses
estaban “más diversificados”, eran más lucrativos y seguros….o lo serían, “si consolidaban
la acción en curso, esa que lo mantenía insomne desde hacía tanto tiempo, esa
que se aprestaban a concluir ahora”. Si tenían éxito, el mundo estaría al
alcance de sus manos y ya no temerían más a esos molestos “gallegos” del
ministerio del tiempo.
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Parte 6 Misión Capullo
Qué extraño que era esto de moverse en el tiempo, esa
reunión de la que participaba no existiría si la misión que se llevaba a cabo
en el siglo XIX fallaba…y sin embargo estaban ahí ¿significaría que habían
tenido éxito? ¿Habría algún otro tiempo en que los del ministerio del tiempo
frustraban sus planes y eran ellos los que mostraban un plan de objetivos como
el que él veía en su oficina?. Discretamente pidó una aspirina.
Todo había sido meticulosamente planificado, el objetivo era
claro y el premio enorme. Seguramente la opción válida era la que los daba a
ellos como ganadores.
-
Señores - llamó la atención de todos golpeando
la mesa con el puntero láser.
El pequeño golpe fue suficiente para acallar el murmullo,
ello le satisfizo grandemente, porque era su prestigio, no el sonido, lo que
había producido el silencio.
-
Debemos analizar ahora la misión “capullo”.
Luego seguiremos hablando del tema anterior -
El grupo de accionistas se
componía de distintos tipos de personas, los había idealistas, aventureros,
poderosos hombres de negocio, algunos políticos inescrupulosos y los
infaltables financistas que preveían de antemano las jugosas ganancias que
obtendrían si los complotados tenían éxito. Todos interesados en la misión
“capullo”, que por supuesto estuvieron acuerdo en el cambio de tema.
Uno de ellos, el jefe de
proyecto, tomo la palabra ante la indicación del director explayándose con los
prolegómenos de la misma, dando algún que otro detalle de color para amenizar
la exposición y sobre todo resaltando los avances en la misión
-
Nuestros socios, mediante la genial idea de
crear logias secretas, han logrado captar la atención de los hombres que
parecen los adecuados para llevar adelante las acciones de guerra que serán
inevitables., así como a aquellos que se encargaran de blandir las plumas para
dar sustento ideológico a los movimientos. -
-
Afortunadamente la situación global del periodo
es propicia, abundante en ideas revolucionarias y contrarrevolucionarias que
facilitan el trabajo - agregó uno de los técnicos ante la mirada con que le
había señalado el jefe de proyecto.
-
Efectivamente las ideas de libertad e igualdad –
y una sonrisa cómplice circuló entre los presentes- bueno, los hombres son
capaces de creer cualquier cosa- se explicó innecesariamente el expositor
-
Esas ideas movilizan a los románticos, de la
misma manera que los reaccionarios son movilizados por su conservadurismo. Las
acciones del príncipe austriaco Klemens von Metternich serán de vital
importancia para apuntalar la ideología de nuestro “capullo” y asegurar el
éxito de nuestra misión…-
El sorpresivo ingreso de una
temerosa secretaria interrumpió su exposición. La mujer, con paso inseguro se
acercó hacia él y le dio un papel.
-
¿Sucede algo?-
-
Nada que no podamos controlar señor – eso
significaba una sola cosa, problemas. Y si había algo que él no quería en ese
momento eran problemas en medio de la reunión de directorio
Discretamente
fingió cansancio y pidió proseguir la reunión después del almuerzo. Cosa que
todos aceptaron gustosos.
Una vez a solas con el jefe de
proyecto le pidió el papel que le habían traído y lo leyó, mientras el otro
palidecía notablemente.
-
¿Qué es esto? ¿Agentes del ministerio del tiempo
operando en la época?- gruño - ¿no era que los habían neutralizado a todos?, ¿Para
qué me hicieron autorizar el presupuesto para desarrollar el gas de la memoria
si no da resultados?- concluyó con un golpe de fastidio sobre la mesa
-
No señor, el gas no ha fallado -
-
¿Y entonces? -
-
Aún estamos averiguando que pasó, sospechamos
que la cámara de la reina esta tras esto –
-
¿Cómo es eso?-
-
No sabemos cómo, pero tememos que hayan
detectado que intervenimos para evitar que “el capullo” se ahogara, alterando
la línea de tiempo que hizo de Isabel IV la reina de España
-
La reina, ajá, ¿y qué piensan hacer? -
-
Tenemos un plan B señor, no se preocupe -
-
¿Qué no me preocupe? ¿Cómo lo piensan
solucionar? -
-
Recurriendo a sus enseñanzas señor- la respuesta
lo dejo helado, o el jefe de proyecto era un reverendo chupamedias, o era un
tipo peligroso que aprendía rápido
-
Supongo que no pensará recurrir a la violencia,
si lo va a hacer debe ser muy cuidadoso de que nadie lo advierta-
-
No señor, ni bien nos confirmen los datos de las
personas que parecen haber atravesado la puerta yo mismo me encargaré. Si una
de las personas es quien pienso será fácil neutralizarla - y no dijo más nada
ocultando la jugada que tenía planeada
Efectivamente, pensó, se trata de un reverendo hijo de puta,
muy útil en la empresa, pero peligroso. Los hombres que piensan solos son de
cuidar. Mentalmente anotó no perderlo de vista.
Se levantó, le dio una palmada de aliento y lo animó a
seguir adelante, recomendándole que lo tuviera al tanto de todo lo que pasara.
Cuando se retiró se fue a su cuarto, se cambió de ropa y se
marchó a la época en cuestión. Una cosa era mostrar confianza en un subordinado
y otra muy distinta era tenerla. Menos en una misión como esa.
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Era una suerte que Napoleón, en
su interés por mantener alguna apariencia de legalidad y asegurar la
colaboración de su huésped, si fuera necesario alguna vez, hubiese decidido
colocar, aúnque sea nominalmente, bajo dominio español los dominios donde tenía
cautivo al real heredero que legalmente tenía derecho a la corona que ahora
portaba su hermano José “Pepe Botellas”.
Por su puesto esta “dominación”
española sobre las zonas de Valençay, carecían de todo sentido, pero eran
suficientes para permitir el funcionamiento de una puerta del ministerio.
En el ministerio tenían prohibido
usar esa puerta, por orden real. Sin embargo, como la alternativa para cumplir
la orden del edecán hubiese significado exponer a agentes inexpertos a recorrer
cientos de kilómetros por territorio enemigo, se autorizó excepcionalmente su
uso.
Uno a uno fueron atravesando la
puerta y entrando en la pequeña ciudad, más que ciudad una aldea que no llegaba
a los dos mil habitantes, cuyo único mérito, aparte de tener al rey español
como prisionero era poseer un queso de relativo renombre.
Caminaron lentamente por las estrechas calles. Tanto la pequeña
socióloga Yanay como José, el ingeniero, era la primera vez que caminaban por
otra época y todo les llamaba la atención.
La suciedad y pobrezas generales
herían su susceptibilidad, especialmente de Yanay que confirmaba su certeza de
que la situación de esas pobres gentes se debía a la acción de los reyes de
Francia
-
¡Y eso que no estuvisteis aquí en la época de …
de… ay, ¿Cómo se llamaba ese rey tan poderoso que sus buenos dolores de cabeza
nos causó- se preguntaba Rafael tratando de recordar a Luis XIV
-
No importa cómo se llamara abuelo. Me alegra que
la revolución los haya derrocado a todos dijo con enojo la socióloga y más
despacio, por las dudas, agregó- lástima que aún tengamos los nuestros-
-
Bueno basta de hablar- dijo José- vamos así
allí, a la puerta esa que nos dijeron y se encaminaron a la residencia
indicada.
Al llegar, antes de llamar, Yanay
notó que José no estaba
-
¿Dónde se ha metido? – preguntó a Rafael
-
¿Quién? –
--
José, el ingeniero cordobés –
-
¿Un ingeniero?¿para qué necesitamos un
ingeniero?-
-- Huyyy- gruño- espera aquí Rafael, lo voy a
buscar. Ahí está – dijo indicando hacia un pequeño tumulto donde se veía al
joven haciendo jueguito con una pelota de trapo en medio de un nutrido grupo de
chicos que le miraban asombrados.
-
Vamos – le dijo tomándolo jocosamente de una
oreja, cuando José se agachó para levantar el balón del suelo
--
¡Ay no tires que duele!- grito entre risas, ante
la pulla general de los niños, que seguramente recordaban el accionar de sus
madres. Que las madres siempre han sido madres, en cualquier época del mundo
--
Vamos José, hagamos lo que nos han pedido y
luego te quedas un rato a jugar- lo amonestó Yanay y regresaron junto a Rafael
En la puerta los atendió un
hombre servicial, pero hosco. Evidentemente o no tenía la educación necesaria o
no estaba conforme con el soberano a quien servía.
-
Pasen, “su alteza” los atenderá aquí - les dijo
y se marchó
Al rato, por una puerta del fondo
de la habitación, acompañado por dos criados, apareció un hombre de unos
treinta años, no muy agradable, por lo menos no para los cánones modernos, que
con paso despatarrado se encamino hacia ellos.
Al verlos se dirigió directamente
a Rafael, el mayor del grupo, a quien tendió la mano en evidente acto de
beneplácito que el viejo agente realizó cumplidamente besando la real mano.
Luego dirigió una mirada rápida a
José, a quien tomo por un plebeyo o persona de rango menor y, por supuesto ni
miro a Yanay, que, aparte de ser mujer, tenía la piel cobriza y el porte
achaparrado que la identificaba plenamente como una indígena de los reinos
sudamericanos, indigna por tanto de la atención real.
Muy grande fue el esfuerzo que
tuvo que hacer la muchacha para no saltar a la real yugular del “capullo” que
tenía delante.
La fuerte mano de José y la
mirada reprobatoria de Rafael ayudaron a contenerla.
-
Y bien señor, ¿Qué os trae a mi presencia?. Me
dijeron que teníais, para mí, noticias de una persona real. ¿Acaso será que el
emperador se ha decidido a adoptarme?- dijo esperanzado en que la respuesta le
llegara del mismo Napoleón ante quien no había dudado en rebajarse hasta el
punto de solicitarle sea su padre adoptivo.
-
Me temo que no su alteza – dijo Rafael – se
trata de un presente que os quiere hacer llegar una parienta lejana – concluyó
mientras le pedía a la muchacha la caja
Esta se la entregó a regañadientes,
mientras le maldecía, en quechua
-
Ojalá se
te atraganten cabrón -.
Rafael, que entendía el idioma la
miró con una mezcla de miedo y reprobación
-
Qué quiere, me cae mal - se excusó en un susurro
Yanay
-
Su alteza – Pidió Rafael extendiendo hacia la
real figura la caja que le dieran
-
Ah - fue el despectivo comentario del convidado,
mientras tomaba una confitura de la caja y se la metía en la boca
La degustó con desdén ante la
vista de todos los presentes. De pronto sus ojos se entornaron, su respiración
se hizo dificultosa y su cara comenzó a tornarse azulada en evidentes espasmos
de ahogo.
Uno de los sirvientes que lo
acompañaban, extrañamente atento a lo que sucedía, reaccionó con rapidez
pegándole un buen golpe en la espalda, haciendo que tosiera y expulsara la
confitura que se le había atragantado.
-
¡Bruja! ¡Brujería!- gritó el rey señalando al
grupo
Instantes después, los
patrulleros con la caja de avellanas fueron arrojados a la calle sin ningún
tipo de miramientos, ante la vista satisfecha de un extraño monje que se les
acerco
-
Êtes-vous
d'accord?- les preguntó.
Ninguno de ellos hablaba francés,
por lo tanto solo le respondieron con un circunstancial gesto de cabeza y se
marcharon renegando del mal rato que habían pasado.
De camino a la puerta Yanay regaló
la caja de avellanas a unos niños que corrían por allí, los cuales las
aceptaron gustosos entre risas de alegría y palabras de agradecimiento
-
Esto es mucho mejor que esos aristócratas mal
nacidos - dijo dando un golpe a la puerta, luego de pasar de regreso al
ministerio.
El monje que los observaba de
lejos tuvo que aceptar que el plan “B” de su subordinado había tenido éxito y
que se podía volver a su despacho. Darrow requería de su conducción continua.
Si no se cruzaba ningún otro
“problema” ya nada detendría el avance del plan y España dejaría de ser lo que
era, dejando limitado el accionar del ministerio, a partir del siglo XIX, al
territorio europeo de España. Eso les dejaba libre todo el mundo. ¡Un negocio
Genial! ¡Ferguson jamás habría sido capaz de algo así! Se felicitó mientras
regresaba a su oficina.
------------------
Parte 8 Regreso
La misión se había cumplido, ya
que el encargo había sido entregado al rey, aunque las golosinas, en vez de ser
disfrutadas por un aristócrata energúmeno, habían ayudado al disfrute de unos
10 chicos del pueblo llano. Sus rostros agradecidos eran recompensa más que
suficiente.
A parte, ¿Quién notaria la
diferencia? ¿A quién podía importarle quien se había comido las almendras? Seguro
que nadie, así que todos tranquilos.
Además faltaba poco para la final,
pensó José y no era cosa de andar llegando tarde por culpa de un príncipe
goloso.
A veces, el que los subordinados
no conozcan la verdad de su misión hace que esta tenga falencias. Son los
riesgos que se corren al actuar secretamente.
Sin pensarlo dos veces satisfechos
y felices de la extraña experiencia vivida marcharon por la puerta por la que
habían llegado y la atravesaron.
-
¿Dónde estamos? - preguntó Rafael al ingresar en
los pasillos del ministerio, cada vez más desorientado
-
En el ministerio abuelo - le aclaró suavemente Yanay
que le había tomado cariño, siempre tan atenta y solicita ella, no cabía duda
que la ayuda social era lo suyo.
-
Ah, si, mi amigo Julián trabaja acá. ¿Les conté
que yo era agente del ministerio en el siglo..siglo…-
-
Si don Rafael nos contó eso y que vino a recibir
el saludo de la reina antes de jubilarse
-
Y así, conversando animadamente
se encaminaron hacia la puerta de salida.
Antes de llegar a ella los
sorprendió ver 3 hombres, enfundados en trajes como los que usan los
apicultores, fumigando la zona.
Estos, sin darles tiempo a
cubrirse las caras siquiera, les echaron encima el humo que salía de sus máquinas
y….
Al abrir nuevamente los ojos los
tres se encontraron fuertemente agarrados por fornidos guardias
-
Bueno, por fin despiertan- dijo un hombre de
serias facciones - ¿pueden explicar que hacen aquí? -
Los tres se miraron sin
comprender, efectivamente no sabían que hacían allí, es más, ni siquiera sabían
qué era allí.
-
¿Salvador? - preguntó de pronto Rafael
Al escuchar su nombre Salvador
pareció reconocerlo
-
¡Rafael! ¿Qué hace usted aquí? -
-
Pues, he venido a recibir el saludo de la reina antes
de la jubilación- contestó Rafael muy ufano
-
¿Reina?¿Que reina? ¿De qué hablas Rafael?-
-
Pues de Isabel IV, esa muchacha tan guapetona
que tenéis de reina en esta época..o eso creo…-dudó – aunque, me parece que
cuando nos vimos en el Paraná me habíais dicho que reinaba un tal
Felipe…Felipe-
-
Felipe VI-
-
Ese, ese, pero… a mi me parece que el saludo
real me lo dio la reina-
-
Ah, doña Leticia, ella sí es guapa-
-
No, Isabel, ¿o era Leticia? Disculpa, es que con
los años….-
-
No te preocupes amigo, ven vamos a mi oficina a
tomar un café y me cuentas mejor- invito Salvador
-
Sí, es lo mejor Gaspar- aceptó Rafael
-
¿Cómo salió Instituto? – Se escuchó que
preguntaba el hombre joven
-
Señor ¿Qué hacemos con estos dos? - preguntó el
jefe de la guardia
-
Pues, terminad de interrogarlos y luego los deportáis
por indocumentados. Ninguno es español -
El guardia se cuadró en un saludo
marcial y se marchó llevándose a Yanay y a José que aún parecían victimas del
aturdimiento.
--------------
-
Señores - dijo para pedir silencio con la copa
en alto – pido un brindis por nuestro director general cuyo hábil manejo de la
situación nos ha abierto las puertas de las riquezas de América. ¡¿Qué digo de
América?! ¡del mundo! - y todos rompieron en un estruendoso aplauso
En el gráfico de resultados, en
la pantalla tras el director, se veía claramente la línea de resultados.
No podía pedir más, la magistral
jugada de desmembrar España lo había convertido en la persona más importante.
Todas las grandes compañías querían hacer negocios con ellos o sus asociados
¡si ¡hasta la gente del odiado ministerio del tiempo había que tenido recurrir
a ellos en busca de presupuesto!. No, no directamente a Darrow, el nombre se
mantenía al mayor resguardo posible, el presupuesto les era facilitado por una
compañía norteamericana asociada, una que como pantalla se dedicaba al negocio
de las películas y series por internet, pero no importaba que ellos no supieran
quien estaba detrás de todo, ellos sabían que se habían vengado.
A los del ministerio les hubiese
convenido más que Lola no existiera y Ferguson siguiera al frente de las
operaciones. Al fin y al cabo el viejo era un incapaz de pocas miras.
Pero no era así, ahora él estaba
al frente y la diferencia se notaba.
Sin lugar a dudas sería difícil
para otros superar sus logros.
Sin embargo no todo era alegría,
al menos no para él que era consciente de las fisuras del plan. El gas, tan
efectivo, había demostrado no ser efectivo con el anciano. Paradójicamente el Alzheimer
parecía haberlo protegido…. No era muy peligroso, pero era necesario atender a
eso.
Otro punto que requería atención
eran los lectores. No se podía saber quien ni donde leía. Sería necesario ubicarlos para llegar a algún
acuerdo con ellos. En general unos buenos billetes eran suficientes, y ellos
ofrecían bastante más que unos buenos billetes.
De hecho, si ha leído todo este
relato preste especial atención al siguiente video. Muchas gracias.
Epilogo
Cuando termino el relato el
silencio quedo flotando en el aire, hasta que el arriero hablo
-
Vaaaa , ¿Quién se va a creer esto? – exclamo el
arriero
-
¿no le gusto? -
-
Se, bue, ¿Qué le puedo decir? Cuenta cada cosas
usted- al tiempo que se levantaba para irse, dio unos pasos, como dudando de
algo y pregunto
-
¿Para qué puso ese video?-
-
No sé, me pareció no más -
-
Lo suponía. Bueno que tenga buenas noches –
-
Buenas noches –
Eran amigos desde el primer
relato, pero eso no hacía que el arriero fuera más comunicativo, ni que el
escribiente se sintiera, a veces, decepcionado con ese carácter. Por ahí le gustaría
oir algún comentario sobre lo que escribía. Pero, ¿Qué se le podía hacer?
Ya se habían retirado todos. Era tarde.
Apago las brasas que quedaban y
se volvió a su casa, en su tiempo.