domingo, 10 de octubre de 2021

Marchas - no todo esta bajo control...pero a veces funciona

 Se detuvo ante el detonador y lo estudio detenidamente, mientras una gota de sudor frio le corría por la espalda, ¿Qué estaba mal?¿Por qué no se activaba?

A ciegas tanteo en la intimidad de la bomba, buscando el punto exacto de la activación manual que pondría en marcha los procesos que la harían estallar y una inoportuna asociación de ideas la hizo sonrojarse. ¡Como extrañaba los días en que los hombres hacían eso!…

¡Qué cosas que tiene la mente!

Pero esos tiempos habían pasado, años de reprimirlos habían llevado a la situación actual en que ellas debían cargar con todos los riesgos, mientras ellos…mientras ellos…

-          ¡Basta! - Se grito a sí misma, justo al momento que lograba poner en marcha el temporizador que había fallado.

Ahora a correr a salir de allí antes de que explotara, o, peor aún, la descubrieran y la atraparan.

No termino de pensar en esto cuando sonó la sirena de una alama advirtiendo de una presencia no autorizada en la zona.

Dejo el lugar tan rápido como pudo, pero no subió en busca de la calle, antes bien descendió a lo que ataño debieron ser las cocheras del edificio. Al llegar había visto varios de esos viejos autos estacionado allí…alguno debería funcionar todavía.

Sin pensarlo dos veces se subió al que le pareció más nuevo, aun tenia la llaves puestas, en su apuro por huir el dueño no las había quitado. Las hizo girar y, para su alegría, el motor arranco.

-          A ver, ¿Cómo era esto? – reflexiono sentada al volante del viejo vehículo.

-          Vamos, seguro, tu puedes – se dio animo mientras repasaba mentalmente todos los pasos que tenía que dar.

Había visto infinidad de videos al respecto, e, incluso, había estudiado los procedimientos en los viejos manuales. No podía ser tan difícil, antes era algo muy común, y, si los hombres lo hacían ella también lo haría.

Era solo cuestión de concentrarse, estar preparada, consciente de que estas viejas maquinas eran temperamentales y a veces podían hacer cualquier cosa impensada.

Respiro profundo, desde el interior le llegaba el bramido del motor. Con cautela apretó el pedal de la derecha y comprobó que, tal como debía ser, el rugido aumento.

Lo soltó y el ruido bajo.

Tanteo el pedal de la izquierda, pareció no pasar nada, pero el cuenta vueltas del tablero indico una variación ¿eso estaría bien? No lo sabía.

El pedal del centro no lo toco, tenía claro que detenida no tendría ningún efecto.

En fin, suspiro, se aferro firmemente al volante, apretó el pedal izquierdo, puso el cambio y luego…tenía que soltar suavemente el embrague al tiempo que presionaba el acelerador…se suponía que así la maquina se pondría suavemente en movimiento.

Sin embargo no fue así, dio un salto brusco hacia atrás y se detuvo con igual brusquedad contra el soldado fuertemente armado que acababa de aparecer por la puerta, en su persecución.

Asombrada lo vio desaparecer bajo el auto y sonrió. No sabía que la maquina tenia mecanismos de autodefensa. ¡Verdaderamente los antiguos eran unos sabios! ¿Por qué habrían llegado entonces al límite de la extinción?

No tenía tiempo de reflexionar, otros enemigos aparecieron en el espejo retrovisor.

Provo a repetir la operación, pero con otra marcha, y esta vez sí se puso en movimiento hacia adelante, rugiendo poderosamente bajo la presión de su pie derecho.

La guerra continuaba.



© Omar R. La Rosa

#ytusrelatos

Córdoba – Argentina

10 –  Oct –  21