domingo, 21 de mayo de 2017

El Cazador de Vermont - precuela de Tiempo de Perdida - 1813

El cazador de Vermont
Precuela de tiempo de pérdida – 1813 – perdida por mucho tiempo

El silencio del bosque era opresivo. Se respiraba muerte en el aire.
Los dos hombres observaban ocultos en la densa vegetación, ocultando cuidadosamente sus largos rifles.
El mayor cada tanto miraba al menor, como para tranquilizarlo en su primera partida de caza. El joven apenas tenía 12 años y estaba orgulloso de acompañar por primera vez en una verdadera cacería a su padre.
Lo que más le gustaba era la noche, en ese ratito junto al fuego, cuando su padre, luego de cenar, encendía su pipa y, reclinado contra algún tronco contaba historias fabulosas de cacerías pasadas, o de las batallas en las que había participado y los otros lo acompañaban en una competencia de anécdotas.
Él mantenía los oídos bien abiertos, tratando de escuchar todo lo que se decía, de que no se le escapara ninguna palabra. Era de contextura más bien débil y cualquier dato o comentario que le pudiera ser útil le era tremendamente importante.
-        Cuando acorralamos al oso ese tuvimos la precaución de dejarle una vía de salida- decía el padre. Él, venciendo el temor reverencial que le causaba su progenitor, se animó a preguntar porqué, ¿Cuál era la razón de acorralar una presa, para dejarla escapar?
-        Porque, cuando la presa es grande y peligrosa, como ese oso, uno debe ser precavido. Nunca hay seguridad de que una bala sea suficiente para matarlo y puede quedar herido.
-        Entonces… -
-        Entonces, si no tiene por donde escapar el animal herido te encara, y créeme hijo, no te gustará encontrarte frente a más de 400 libras de oso embravecido que se te vienen encima-
El relato de esa cacería continuó, pero a él el cansancio lo venció y se quedó dormido sin poder escuchar el final de la historia.
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Pensativo se reclinó contra el respaldo de su sillón, se inclinó para atrás, y, fregándose los ojos recordó esa primera partida de caza con su padre. Cuantas cosas había aprendido, y como lamentaba no haber sabido cuál sería su destino, para aprender más.
Como fuera, el tiempo no se podía volver atrás, y una sonrisa se le dibujó en el rostro al repetirse esa remanida frase. Por su puesto, era una frase muy cierta, para cualquiera que no tuviera sus conocimientos.
Se acomodó nuevamente frente al monitor y volvió a mirar, ahí estaba “su oso” o debería decir “osa” más bien, ya que la presa a cazar era nada menos que la arribista esa de Constancia Rodríguez.
Luego de sopesar nuevamente los pasos a dar y las expectativas relacionadas, tecleó las ordenes correspondientes y las envió. Ese día se retiró temprano, poco más se podía hacer, la salida para que escape la presa estaba abierta y…al final de la misma la trampa había sido  colocada, ahora solo restaba esperar qué hacía la “osa.”
De camino a casa, en el metro, repasó nuevamente sus recuerdos. Por más que lo intentó no pudo, era curioso pero no podía recordar cómo había terminado esa partida de caza con su padre ¿habrían o no atrapado la presa?
En la puerta del condominio se cruzó con la vecina del 3º A. Era una mujer que le despertaba algo, y veía que él también la turbaba, se le notaba en la mirada cuando se cruzaban, es más no cabía duda que él le interesaba, a juzgar por la anormal cantidad de veces que se cruzaban…pero en esos momentos él no podía permitirse  esas distracciones, más allá de algún rato placentero a cambio de unos cuantos dólares.
Las prioridades, siempre las prioridades, solía decir sabiamente su padre.
-        No se puede pelear en todos los frentes a la vez – recordaba que discutía frecuentemente con su camaradas en los batallones de “los chicos de Vermont”.
O se batallaba contra los franceses o se lo hacía contra los ingleses, pero no contra los dos a la vez. Por su puesto, para su padre y los compañeros de él los indios no contaban, con ellos se estaba permanentemente en paz y en guerra, según la situación.
Cuando le llegó el momento se enlistó en un cuerpo de “los de Vermont”, como despectivamente les solían decir los de Nueva York. Esos pueblerinos de la isla de Manhattan que se creían superiores a ellos, rústicos montañeses.
Ahí fue donde encontró al hombre que cambiaría su vida.
Por su puesto no fue algo premeditado, antes bien todo lo contrario.
Una mañana, de regreso de una salida de hostigamiento contra los casacas rojas, donde había matado a 4 o 5 de ellos (con uno no estaba muy seguro) con certeros disparos de su rifle, se extravió, cosa rarísima en él, aunque su culpa se atenuaba, ante sus ojos al menos, por la fuerte tormenta de viento y nieve que se había desatado sin previo aviso.
Caminó casi a ciegas con rumbo incierto hasta que, dándose cuenta que estaba perdido, hizo lo más inteligente que pudo, buscó un árbol adecuado, saco su hacha india y se puso a construir un refugio donde guarecerse. En eso escuchó el leve quejido, apenas audible por sobre el viento de la tormenta. Quien se hubiera quejado no podía estar lejos.
Y no lo estaba, ahí no más a unos pasos había un hombre tirado. Por la sangre que le salía por el costado no cabía duda que le quedaba poco tiempo.
Se acercó a verlo mejor y le sorprendió no conocerlo, era raro encontrar un extraño en aquellas soledades y más aun vestido como aquel hombre.
El extraño levantó la mano, como queriendo tocarlo, pero no lo logró, la vida se le escapó antes.
Sin embargo, al levantar la mano  dejó al descubierto ese extraño aparato, que él tomó e inspeccionó con curiosidad. Por pura casualidad se lo colocó en la muñeca, como había visto lo tenía el muerto…justo en el momento que brilló con una luz azulada que lo cegó momentáneamente.
Cuando recobró la visión se encontró en una sala blanca, fría, pero no de frió, si no de limpieza, completamente vacía… a no ser por los dos hombres que apuradamente aparecieron por una puerta de la pared.
Ese fue su primer día en Darrow.
Años después conoció la historia del hombre que había muerto frente a él y del desgraciado encuentro que había tenido con una patrulla de indios al servicio de los franceses. El pobre tenía por misión contactar con George Washington cuando este aún estaba lejos de ser el George Washington que pasaría a la historia. Pero no lo había logrado.
De hecho su primera misión fue completar la que había dejado inconclusa el pobre tipo.
Y así inicio su larga carrera. Este trabajo era fascinante, aunque le enojaba comprobar cómo se desperdiciaban las posibilidades infinitas del mismo.
Pero el jefe era el jefe y los accionistas habían elegido al energúmeno ese de Ferguson.
Como en la salidas de caza, lo más importante era tener el objetivo claro y paciencia, mucha paciencia. Había que saber esperar que la presa cometiera un error. Lo que tenía que pasar sin dudas pasaría.
Y de pronto paso, en sus misiones se encontraron con los españoles esos del ministerio del tiempo, y Ferguson cometió su error. Se confió. Eso jamás se debe hacer, pero él lo hizo, no solo eso confió en una mujer, para su desgracia la menos indicada.
Eso le costó la vida y liberó el puesto, ese puesto que él tanto anhelaba.
Todo parecía indicar que era el momento exacto…hasta que apareció Constancia Rodríguez.
Paciencia, era solo una demora, se dijo a si mismo y automáticamente reprogramó sus pasos.
Y ahora, mientras se preparaba algo de cenar y veía las noticias, ya tenía todo listo. ¿Quién sabe? Con un poco de suerte mañana la “osa” estaría atrapada y la silla a su disposición.
Con él en esa silla las cosas cambiarían para Darrow.
Había una larga lista de cosas que se proponía cambiar. Diversificaría las líneas de negocios, buscaría asociarse con sus clientes, trabajar en conjunto….y quién sabe cuántas cosas más.
Pero, en vistas de los problemas que causaban, lo primero a hacer seria neutralizar a los pesados esos del ministerio y él sabía cómo hacerlo.










viernes, 19 de mayo de 2017

Tiempo de Perdida - 1813 - Perdida por mucho Tiempo

Tiempo de Perdida – 1813 – Perdida por mucho tiempo


Prologo

El pampero, soplando desde la tarde, había hecho descender la temperatura haciendo más acogedora la conversación en torno al fuego.
Mate va, mate viene, la charla derivaba por caminos insospechados, los temas más inverosímiles eran tratados con igual solvencia y sapiencia.
--        -
--          Así es amigo, el halago es un arma poderosísima – asintió el escribiente
--        No cabe duda, los hombres son como las vacas, si las toreas te encaran, pero si las llevas con palabras adecuadas te siguen a donde quieras. ¡si lo sabré yo!- reafirmó el arriero, recordando los kilómetros que tenia andados llevando arreos vacunos de una a otra parte.
--        No solo eso - continuó el escribiente - si se encuentran las palabras adecuadas se puede hacer que la gente haga cosas que jamás pensaría en hacer -
El arriero terminó el mate que estaba tomando, se lo alcanzó al cebador, y prestó atención. Ya conocía al escribiente de varias historias, y sabía bien que cuando este tomaba la posición que había asumido al hacer el anterior comentario, era porque se aprestaba a contar una historia.
Y no se equivocó
 -        Esta historia tiene muchos inicios, y un final incierto, - comenzó -y está profundamente enraizada con las actividades de una organización que hoy solo aparece como de ficción, pero que es muy real.    Para no complicar mucho el relato hablaremos tan solo de algunos de los inicios…pero hay muchos más… - dijo esto último bajando la voz, creando la atmósfera de misterio necesaria para la trama. La oscuridad de la noche y la luz del fuego acentuaron la sensación.
-        Hace unos años,- continuó - cuando el porvenir de los británicos era muy sombrío, ya que acaban de perder sus colonias en la costa oriental del centro sur de Norte América (las famosas 13 colonias que dieron origen a los EEUU) y les había aparecido Napoleón en Europa, uno de los ministros de la corte recibió la visita de un extraño personaje….

Parte 1 Inicios

Inicio 1. Sinergia

El humo del tabaco hacía más espesa la atmósfera, si esto fuera posible.
En torno a la mesa había cuatro hombres, con muchos papeles y plumas de escribir desparramados por todos lados. Una pizarra en un costado se veía llena de esquemas y en las paredes abundaban los planos y mapas.
--         Bueno, creo que tenemos un principio de acuerdo - comentó uno de los hombres, vestido de forma algo extraña para la época
--        Así es, creo que hemos delineado una línea de trabajo que haría poner orgullosos a los Pitt - asintió otro mientras daba una profunda sorbida a su pipa, generando grandes cantidades de humo.
--        Entonces señor ministro ¿Cómo se hará efectivo el pago?-
--        Como acordamos en metálico constante y sonante. Ni bien el trabajo esté concluido la entrega será hecha-
--        Muy bien, tenemos un trato entonces - dijo extendiendo la mano para que el otro la estrechara. Pero no fue así, la conciencia aristocrática del ministro le impedía estrechar la mano de un plebeyo.
El hombre bajó la mano y disimuló la ofensa, la suma de dinero en juego y las posibilidades de negocio que se abrían de allí en más, facilitaban tranquilizar los ánimos.
-        Muy bien señor- dijo por fin el ministro – usted asegúrese de que las cosas sucedan tal como las planeamos y que podamos tener libre acceso a los mercados que nuestra industria necesita…luego haga lo que le parezca con el resultado, siempre y cuando no se le ocurra ni a usted ni a su gente interferir con los intereses de la city- cortó tajante, dejando bien en claro la posición de su gobierno y, era de sospechar, la suya propia.
-        Excelencia, dé eso por descontado. ¿Cuándo podremos entrar en contacto con la gente seleccionada?-
-        En unos meses, aún nos quedan algunos por convencer, pero ya se hará -
Sin más se levantaron y se marcharon cada uno a sus cosas.
Una vez fuera del despacho, ya en la barrosa calle, bajo un cielo encapotado y lloviznoso, el hombre que lo acompañaba, que no había hablado durante la reunión, le preguntó
-        Señor, si esta gente tiene todo tan bien planeado como parece ¿para qué necesita los servicios de Darrow?-
-        Para espantar las mariposas David, para eso-
-        ¿Qué?-
-        ¿Conoces el “efecto mariposa”?-
-        ¿Ese que dice que el aleteo de una mariposa en los bosques de Alemania puede desencadenar un Huracán en las Bahamas…?-
-        No es exactamente así, pero esa es la idea- y se explicó- todo el plan de esta gente depende de que cada uno ocupe su lugar, y nosotros tenemos que asegurar que así sea-
Y rio entre dientes pensando en la ganancia extra de todo ese negocio.
-        Me gustaría verles la cara a los del ministerio del tiempo cuando todo esto termine. Si la operación “capullo” sale como planeamos no podrán meter más sus narices fuera de su propio patio -
Pensó mientras pisaban las lustrosas calles de Nueva York
-        ¿Por qué operación “capullo”? – oyó preguntar y cayó en la cuenta de que posiblemente había estado pensando en voz alta
-        Pues- explicó – peyorativamente “un capullo” es un tonto, alguien de pocas luces, y, figurativamente, es una referencia al estado en que la oruga espera a convertirse en mariposa. En una puta mariposa ja ja ja ja - rio de su propia ocurrencia.
El empleado también lo hizo, por compromiso, tontamente. No sabía y no podía entender que la risa de su jefe era, ante todo, un disfrute adelantado de la venganza contra el ministerio del tiempo que acababa de ponerse en marcha.
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Inicio 2. España
-        ¿Tan mal está todo? - preguntó la bella Isabel IV mientras el ultimó rayo de sol se filtraba por la ventana de la habitación de la Zarzuela donde se encontraban.
-        Sí su majestad, tememos que sí - contesto compungido el general que estaba dando el informe
-        O sea, sospechan que podemos tener un “topo”, un doble agente no descubierto, infiltrado en el ministerio – afirmó ella con disgusto
-        Hasta que las investigaciones no avancen, poco más podemos hacer – fue la lacónica respuesta.
-           Bueno, entonces si no podemos contar con la gente del ministerio del tiempo ¿Qué sugieren que hagamos? -
-        Lo único que se nos ha ocurrido es recurrir a las últimas líneas – intervino el canciller, un hombre entrado en años que parecía sacado de un cuadro de Velázquez
-        ¿Cómo es eso? -
-        Pues, hemos detectado un ingeniero de mantenimiento en las oficinas de Córdoba de la Nueva Andalucía y una pasante recién reclutada por el ministerio de Lima que sabemos seguro que están limpios y podrían servir para una misión como la que necesitamos -
-        ¿Gente si experiencia? – dudó ella.
-        Y, justamente por eso, fuera de la atención de la gente de Darrow – aclaró el general.
-        Entiendo, pero ¿A quién pondremos a cargo? -
-        Eso aún no lo sabemos majestad -
-        Bueno, seguid trabajando, hasta Agosto aún falta algo y alguien aparecerá. ¿Por qué la misión se hará en Agosto? -
-        Sí señora, es la excusa ideal, con las vacaciones no queda nadie en las oficinas del ministerio del hemisferio Norte y a nadie llamará la atención que unas personas del hemisferio Sur realicen una pequeña misión. Ya hemos cursado las indicaciones para que esas personas vengan a Madrid de la forma más discreta posible  -
-        Una pequeña misión – reflexionó - tan pequeña como el aleteo de una mariposa…y sin embargo…- meditó pensativa, consciente de la importancia de la misión a pesar de lo pequeña que era, tan solo ¡entregar una caja de almendras confitadas!
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Inicio 3. Ciudad de Córdoba, actual Argentina

Luibricó concienzudamente la puerta y la abrió y cerró varias veces. Ya no chirreaba más.
Aquello no era una mera cuestión de confort, los chirridos, aparte de ruidosos y molestos, a veces causaban interferencias y dificultaban los viajes, haciendo que los agentes no fueran exactamente a los lugares deseados. Así llegaban un par de minutos tarde o unos metros más lejos….cosas que pueden parecer intrascendentes…si no te toca aparecer en el cauce de la cañada durante una creciente de verano, como le pasó a don Pero Gómez….
Pero eso ya estaba solucionado. Se sintió ufano de su trabajo, se consideraba a sí mismo un buen ingeniero y cada vez que solucionaba un problema se enorgullecía de ello, aunque lamentaba que el carácter secreto de la dependencia para la que trabaja le privara del reconocimiento de sus pares y amigos y en general pensara que los jefes, tan lejos en Lima o Madrid tampoco se enteraban de nada.
-        Buenas noches José ¿aún trabajando?-
-        Sí, pero ya terminó. En unos minutos me voy a casa-
-        Unnnn, no sé, mira te ha llegado esto de Madrid. Nada bueno ha de ser-
Con temor abrió el sobre que le entregaban, debía ser importante pues lleva el sello de la Casa Real
Cuando saco el contenido casi se muere de la emoción. ¡No lo podía creer!, el que hacía minutos estaba protestando que nadie reconocía su trabajo no daba crédito a lo que estaba leyendo.
-        ¿Estás bien? ¿Qué te pasa José? Te has puesto pálido-
-        Mira Raúl, mira- comenzó a gritar mientras en su mano movía nerviosamente el mensaje recibido- ¡Es una invitación especial para ir al Vicente Calderón a ver la final de Instituto con el Atlético de Madrid-
-        Noooo, que desgraciado…¡qué suerte culiao!-
-        ¿Te imaginas al Goti y a Divala juntos?, los del Atlético no tienen esperanza ¡ Y yo voy a estar ahí para verlo!- no cabía en sí de la alegría- ¡Y pensar que casi lo vendemos al pibe! te imaginas, pobre, si se lo hubiese llevado el Palermo como quería capaz que aún estaría jugando en Italia, en la Juve o algo así y ¡se perdería esta final!-
El compañero, hincha de Talleres, no compartía para nada el exabrupto, pero nada podía hacer.
-        Bueno José….-…no pudo terminar la frase porque José lo abrazó tan emocionado que casi lo dejó sin aire.
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Parte 2 Inicios II

Inicio 4. Ciudad de Lima, actual Perú

Yanay (“mi morenita” en quichua) se paseaba nerviosa por los pasillos de las oficinas del ministerio del tiempo en Lima. De esa oficina dependían todas las operaciones del ministerio en el hemisferio sur.
Su buen trabajo le había costado conseguir esa pasantía. Por supuesto haber sido el primer promedio de la carrera de Sociología en la Pontificia Universidad Católica del Perú había ayudado, pero eso no le quitaba nervios al asunto.
-        Bueno niña, ¿Qué le puedo decir? Ignoro como ha sucedido esto, pero es una orden real y una orden real es algo que no se puede ignorar-
-        Sí señor, lo sé, pero…es que no me siento preparada-
-        ¿Para qué? No me diga que tiene miedo a volar-
-        No, no es eso- enrojeció, la avergonzaba que el director pensaba eso
-        ¿Entonces?-
-        No sé, que la Casa Real me encargue una tarea a mí, que ni siquiera soy una agente plena. Solo soy una pasante – aclaró a modo de disculpa
-        Y muy buena señorita – la animó el director y ella volvió a enrojecer de vergüenza, pero esta vez bien.
-        Vamos, vamos- insistió el director- tampoco es la gran cosa lo que le encargan, una persona preparada como usted puede hacer el trabajo perfectamente bien en no más de una semana. A parte, sabe que hasta yo he de salir de misión por unos días, con esto de las vacaciones en el hemisferio norte estamos cortos de personal- la animó- Vamos niña-
No había nada que hacer, no podía decir que lo que la ponía mal era tener que trabajar para “la realeza”, que una cosa era trabajar para un ministerio del gobierno y otra trabajar para la reina.  Apesadumbrada tomó los pasajes que le entregaban y se marchó a empacar, el vuelo salía esa misma tarde.
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Inicio 5. Ciudad del Guayra Actual estado de Paraná, Brasil.

Esa cálida y húmeda mañana parecía una igual a cualquier otra, pero no lo era, era su última mañana activa. Esa tarde tenía su entrevista de despedida en la Casa Real y luego lo esperaba la jubilación. En realidad el beneficio se adelantaba algo pues el comienzo de las vacaciones en Madrid hacía que no quedara nadie que pudiera realizar trámite alguno y la Casa Real había decidido adelantar la entrevista. Aunque él aclaró que no era necesario.
En fin, de nada valía condolerse, la decisión ya estaba tomada aúnque no la hubiera tomado él.
Con tranquilidad terminó de empacar y se dirigió a la puerta del tiempo que tenía en el corral de la casa. A decir verdad la misma había sido usada pocas veces, no pasaban muchas cosas en la ciudad. Es más, lo más importante que podía recordar era la misión esa de rescate de indios guaraníes que habían caído en manos de los bandeirantes durante el gobierno de Felipe III. (ver a tiempo de Navidad)
Nunca olvidaría la cara de Salvador, en vísperas de Navidad, al pasar del frío de Madrid al Calor de la Guayra….y sonrió recordando el momento.
Bueno, se animó a sí mismo, vamos. Tenía turno con la consulta Neurológica antes de ir a la Casa Real.
Cuando cruzó la puerta no se molestó en mirar atrás, a la vida que dejaba en los trópicos sudamericanos, no tenía sentido, de todos modos posiblemente el avance del Alzheimer lo dejaría sin recuerdos en poco tiempo más.
Cuando apareció en los pasillos del ministerio no le llamó la atención ver todo tan desierto. Las vacaciones son sagradas.
Saludó al portero y salió a la calle. Despacio caminó por las veredas de Madrid disfrutando cada paso. Se tomó un café de camino a la consulta.
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Luego de revisarlo el médico le pidió unos estudios y le encargó que sacara un turno para la semana siguiente, ni bien los tuviera hechos.
Saludó al médico y se marchó, de nuevo a pie, hacia la Zarzuela. Una vez allí, contra lo usual, lo hicieron pasar inmediatamente.
-        Adelante amigo ¿Cómo está usted?- le saludó el edecán
-        Bien, bien señor, gracias por recibirme-
-        Por favor, venga por aquí, la reina lo espera-
-        ¿Reina? – preguntó – hubiese jurado que teníamos un rey- la cara del edecán se ensombreció sin que se le notara
-        No, no señor, tenemos una reina, y muy guapa por cierto-
-        ¿Sí?, disculpe, debe ser la enfermedad de mierda esta que me está atacando el coco- dijo enojado con sí mismo, ignorando todo protocolo
-        No se preocupe, se entiende- lo disculpó el funcionario- pase, espere aquí un minuto, ya lo reciben - y salió por una puerta lateral
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-        Ya está aquí señora-
-        ¿Y bien? ¿Qué le parece?-
-        Ha entrado preguntando por el rey…-
-        Nooo – dijo ella tapándose la boca con la mano derecha en gesto de temor.- tenemos que actuar rápido. Esperemos que lo que dicen los médicos sea cierto y podamos conjurar esto antes de que sea tarde-
-        El doctor que lo acaba de revisar en la consulta neurológica dice que el Alzheimer aún no está muy avanzado y que podrá llevar adelante cualquier misión que no sea muy complicada-
-        Bueno, esta misión es muy importante, pero complicada no es- dijo esperanzada
-        Roguemos a Dios que así sea y ese pretendiente no llegue nunca al trono-
-        Sí, es lamentable que tengamos que intervenir para asegurarnos que se atragante comiendo esas almendras que tanto le gustan. No puedo olvidar que, al fin y al cabo es un antepasado-
-        Sí querida, pero has tenidos cada antepasados- dijo el hombre que acaba de entrar a la habitación, mientras el edecán inclinaba la cabeza en señal de respeto ante el rey consorte.
-        Bueno, vamos, pronto sabremos si seguiremos en este mundo o no- sentenció Isabel mientras se persignaba.
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Parte3  – La Madrid que no fue

El sol brillaba esplendoroso sobre la puerta de él mismo, en aquel luminoso medio día de mediados de Agosto.
La ciudad lucía vacía, como era lógico en época de veraniega. Veraniega por lo menos en esta mitad de España, porque es sabido que la otra mitad, la que está al sur del Ecuador en esta época está en pleno invierno.
Esté simple hecho había dotado a España de una ventaja que ningún otro país tenía, la de tener siempre gente trabajando, pues mientras una mitad disfrutaba de sus merecidas vacaciones anuales en Julio-Agosto, la otra lo hacía en Enero-Febrero.
Pasadas favorablemente las conmociones de las guerras de independencia y tras una dura etapa de transformaciones el imperio se había convertido en lo que era, una gran nación integrada y expandida por todo el mundo.
Solo los chinos tenían algo parecido en su país de dimensiones continentales, los rusos encerrados en el norte continental y los británicos con su comunidad de naciones.
Esto había llevado a no pocos dolores de cabeza, los ingleses habían estado muy cerca de transformar el imperio en un rejuntado de países más o menos grandes, nominalmente independientes,  de España, que fácilmente habrían caído en sus manos, más precisamente en las manos de la “city”, a través de ese nuevo colonialismo económico que habían desarrollado y que tanto éxito les había traído en los lugares del mundo donde habían logrado aplicarlo.
Pero esa era otra historia. Hoy las cortes Españolas con su doble cámara donde estaban los representantes de todas y cada unas de las regiones del mundo; una donde cada reino contaba con un miembro, lo que los igualaba, desde la más pequeña comarca peninsular hasta la mayor extensión de las regiones americanas, los antiguos virreinatos y otra proporcional a la población de cada región, mantenía el delicado equilibrio legislando para todos y por todos, cuidando que el primer ministro no tuviera que vérselas sin leyes necesarias y que el rey, o reina, como en estos tiempos, pudiera seguir siendo aquello en que se había convertido la realeza, un símbolo. Símbolo que hoy muchos cuestionaban pero que había servido como elemento de cohesión cuando más se lo había necesitado.
Todo esto no impedía, por supuesto, que en esta época del año las playas mediterráneas y del Caribe estuvieran llenas de anglo parlantes disfrutando del sol del que normalmente carecían.
Si parecía que los únicos habitantes de la España europea eran los turistas. Esté año particularmente habían venido muchos desde Córdoba de la Nueva Andalucía para alentar al IACC que jugaba la final de la copa de la reina contra el Atlético de Madrid. Por todos lados había banderas a rayas rojas y blancas, los dos equipos tenían camisetas con esos colores y diseños, lo que hacía difícil discriminar las parcialidades.
Fuera de esto estaban los infaltables alemanes, e ingleses, paseando con el torso casi desnudo, tomándose todo el sol que les era posible…si es que les quedaba algún lugar luego de tomarse toda la cerveza disponible en los bares de la ciudad, y los asiáticos orientales que, con sus cámaras fotografiaban y filmaban todo lo que veían, como si les fuera imprescindible registrar todo en vez de disfrutarlo mientras lo vivían.
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El teléfono sonó insistente y no tuvo más remedio que atender, a pesar de que estaba a un paso de apagar la luz del despacho e irse de vacaciones. Que bien se las había ganado.
Escuchó con atención y, conforme escuchaba, la cara le iba cambiando
-Pero señor- atinó a balbucear- ¿no se puede hacer cargo el ministro en Lima?-
La respuesta no se hizo esperar, y, por el tono quedaba claro que no admitía contra pregunta.
-Entiendo, el asunto con el Inca es de vital importancia y no se lo puede distraer con una nimiedad como esta…- asintió y siguió escuchando
-Bueno señor, despreocúpese, me haré cargo, ya veré que patrulla puedo enviar a la misión-
-…….-
-Si sé que usted sabe que todo el mundo está de vacaciones en el ministerio y le agradezco que confié en mi nuevamente señor. –
-…..-
-Que tenga unas felices vacaciones Señor-
Sabía que tenía que haber apagado el móvil unos minutos antes. Miró su reloj y suspiró. Tendría que llamar a la aerolínea y pedir que le cambien el boleto para el próximo vuelo, eso tendría su costo, pero se podía solucionar. El problema sería que no hubiese lugar, lo cual, en Agosto, no era raro.
Con resignación volvió a sentarse tras el escritorio y a encender el ordenador.
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-Buenas tardes, disculpe que la moleste Amelia. Gracias por contestar-
- Ah, que recién se levanta. Disculpe, con esto de los usos horarios a veces me pierdo lamento haberla despertado, pero es que la necesito por aquí-
-……-
-Si, si se que está de vacaciones, pero…-
-¡Una semana! Para poder salir de allí ¿Pero dónde está usted Amelia?-
-…..-
-A si, si claro que me acuerdo que me había dicho que se iba a la amazonia peruana en una expedición a las fuentes del Marañón. Bueno, bueno, no se preocupe, ya me las arreglaré siga en lo suyo y que la pase bien. La espero al regreso-
-…..-
-Sí, sí yo también la aprecio-
Y tachó el nombre de Amelia de la lista. ¿A ver quién sigue?
Marcó el número de Pacino y, para su desconsuelo, una agradable voz con acento de Nueva Granada (Colombia) le contestó que el móvil estaba fuera de alcance, entonces recordó que Pacino había dicho que iba a buscar esmeraldas a las selvas colombianas. Lo tachó también
El siguiente en la lista era Alonso, ni pensar en él, a estas horas debería estar en la estación espacial de Guayaquil, en el ecuador, a punto de salir hacia la luna en un tour que hacía años venía preparando. Sus buenas horas de entrenamiento y de sesiones de psicoanálisis le había costado prepararse para volar al espacio. Así que también lo tacho de la lista
Pensó en Irene, pero la descartó también, sabía que se había ido a esquiar a los Andes fueguinos y que, por principio, no llevaba el celular estando de vacaciones. ¡Esquiar en mitad del verano! No se privaba de nada la mujer. Pero bien trabajaba para merecerlo…
Recorrió la lista, cualquier funcionario le sería útil, la misión era cualquier cosa menos complicada, más un capricho de alguien para quedar bien con la Casa Real que otra cosa. Son esos trabajos que él pensaba había que rechazar, pero el presupuesto lo firmaban otros y esas cosas eran pequeñas molestias que se soportaban, siempre y cuando no entrañaran riesgo para la función del ministerio. Y, la verdad, una pavada como aquella no entrañaban ningún problema.
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Parte 4: Una decisión apresurada

-        Ehhh, ¿Qué haces aquí Salvador?. Te hacía de vacaciones- escuchó decir desde la puerta del despacho. Ahí, bajo el dintel, con su inconfundible sonrisa estaba Rafael. ¿Cuánto hacía que no lo veía? Desde la misión al Iguazú, en la época de la unión dinástica, creyó recordar
-        Rafael. ¿Qué haces por aquí?-
-        Ya me ves, me estoy jubilando y vengo de la audiencia real…-dijo sin terminar la frase
-        ¿Pasó algo malo?- preguntó con aprensión temiendo la respuesta
-        No, nada, supongo que será esta enfermedad que me está haciendo perder la memoria-
-        ¿Qué te pasa?-
-        La vida amigo, la vida. Los doctores dicen que tengo Alzheimer-
-        Bueno ánimo, hoy la medicina está muy avanzada y algo se podrá hacer-
-        Sí eso espero, porque hubiera jurado que la última vez que nos vimos me habías dicho que teníamos un rey…un tal Felipe VI o algo así y no esta bella reina….Isabel….Isabel…-
-        Isabel IV. Sí, sí, es muy guapa, es cierto y parece ser tan capaz como la primera y la tercera. Ojala así sea-
-        Falta que nos hace, aúnque entiendo que en estos tiempos no es tan importante como en los míos. En fin, como sea, yo ya me estoy retirando ¿te conté que vine a la Casa Real para la despedida antes de la jubilación –
-        Sí, sí me contaste-
-        Ah ¿sí?, es que estoy enfermo tengo….tengo… bueno, no importa.  ¿Y qué hay de ti?-
-        Pues, acá me ves, tratando de armar una patrulla, justo en estos días cuando no hay nadie-
-        ¿Una misión…?
-        Ah, sí, misión, misión, no se puede decir que sea, más bien parece un trabajo de cadetería. ¿Puedes creer la desfachatez de ciertos tipos de la Casa Real?-
-        ¿Qué te pasa Carlos? –
-        Salvador – aclaró esté con paciencia – Es que, con todo el mundo de vacaciones un edecán de la Casa Real me ha llamado en nombre de la reina para pedirme que mande una patrulla ¡a llevar una caja de avellanas, almendras o algo así a un pariente del siglo XIX! – y se quedó callado unos segundos mientras Rafael lo observaba atentamente, luego continuó.
-        Disculpe amigo, es que soy un hombre paciente, pero a veces me cuesta trabajo serlo. Dime ¿Qué tanta importancia puede tener satisfacer un capricho de un príncipe del siglo XIX? El ministerio no está para eso.-
-        Bueno Ricardo, no te enojes, a lo mejor hay algo oculto en esa misión. Bien sabes que a veces los jefes no cuentan todos los detalles a los subordinados- Salvador se puso tieso, aúnque fueran conocidos, quizás amigos con Rafael, no resultaba agradable que le recordaran que era un simple ministro.
-         Sí, puede ser – acepto a regañadientes- pero he estudiado al príncipe en cuestión y más allá de haber sido un tipo bastante “zoquete”, como la mayoría de esa época, no tiene nada de extraordinario. ¿Qué puede influir en la historia que un inútil así reciba o no una caja de almendras?-
-        Uno nunca sabe-
-        Como sea, las órdenes son para cumplir y esta no será una excepción, solo que no encuentro a quien mandar, está todo el mundo de vacaciones- concluyó y, con un gesto de resignación mientras levantaba el teléfono agrego- al final deberé ir yo. Le avisaré a mi nieta que se demorarán las vacaciones-
Los ojos de Rafael se iluminaron con una pizca de picardía antes de preguntar
-        ¿Y porque no voy yo?-
-        ¿Tú Rafael?, pero si ya estás jubilado-
-        Técnicamente no, recién lo estaré el primer día de Septiembre, hasta ese momento aún soy agente del ministerio-
-        ¿Y harías eso por mí?-
-        Por su puesto Alberto, ¿para qué están los amigos?- Una sombra de duda cruzó la mente de Salvador, ¿sería seguro enviar a un hombre que se olvidaba de cómo se llamaba?
En esa cavilación estaba cuando sonó el móvil
-        Sí, sí querida…-
-        ……-
-        Bueno, dile a tu mamá que venga a buscarme, tengo todo aquí en el ministerio-
-        …..-
-        Sí, sí, la abuela nos encontrará en el aeropuerto –
-        …. –
-        Yo también te quiero Mile, nos vemos en un rato, chau chau- y corto
Rafael seguía allí, mirándolo, ¿Qué hacer? ¿Quién lo acompañaría?
-        Pero no puedes ir solo –
-        Eso no es problema, en el avión conocí un par de chicos muy amables que estarán encantados de acompañarme- aseguró, olvidando que había llegado a Madrid por una puerta, no en vuelo de avión.
-        ¿Agentes del ministerio? Supongo-
-        Sí, sí, una pasante de Lima y un ingeniero de mantenimiento de Córdoba de la Nueva Andalucía-
-        ¿Y qué hacen aquí?-
-        La enfermera me contó que venía a hacer un curso de no sé qué cosa y el otro, creo que es un ingeniero o algo así, viene a ver un partido de fútbol, me dijo-
-        Fútbol…pobre muchacho, si viene de Córdoba debe ser simpatizante de Instituto…los vamos a pasar por arriba…en fin- comentó pensando en el partido que se acercaba, al que no podría asistir por estar fuera de Madrid.
-        Bueno- aceptó al fin – toma, esta es la caja y estas son las instrucciones y el número de puerta, estará habilitada para que la usen, pero ¡por favor! ¡No te olvides de cerrarla cuando regreses!.....y, no hagan nada más que entregar el paquete, no tentemos al demonio-
-        Salvador, llevo años de esto, no te preocupes-
Los dos hombres se saludaron, justo cuando de portería le avisaban a Salvador que lo habían venido a buscar.
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Parte5 - Misión de Venganza

Así, parado frente a la pizarra inteligente, parecía más un profesor universitario que el director general de una gran corporación.
Bien visto esto último es lo que era, al fin y al cabo, el puesto de director general de Darrow, o de “la corporación” como más usualmente se la llamaba internamente, era como ser docente, había que serlo de nacimiento, de modo que pudiese transmitir las decisiones de la forma más adecuada para que todos las entendieran, lo mismo que en el aula.
Al mismo tiempo, era solo eso, un director general, que, como tal, tendría poder absoluto mientras  los “accionistas” lo mantuvieran en su puesto, y eso dependía de una sola cosa, los resultados.
Los resultados, siempre los resultados….a veces envidiaba a la gente que dirigía, que pensaban de él muchas cosas, en general ninguna buena, pero que lo entendían como un ser todopoderoso, como un dictador acaso, independiente, sin condicionamientos… y sí, así sería si no fuera por los malditos resultados.
Por su puesto sabía que no era ni el primer ni el último hombre en esa posición y que todos sus predecesores, de una u  otra manera, alguna vez, se habían enfrentado a sus mismos dilemas. No solo dentro de la corporación,  los reyes absolutistas de la Europa de los siglos XV a XVIII, el Inca o los emperadores chinos, los presidentes norteamericanos o los soviets rusos y tantos otros a cargo de poderosas organizaciones, todos eran juzgados en función a los resultados. La diferencia estaba en los medios que cada uno de ellos tuvo a su disposición y los tiempos históricos en que actuaron.
Si se los juzgaba cuantitativamente, sin duda ninguno había tenido tantos medios a disposición como él, pero también era cierto que los demás contaban con condiciones sociales distintas a las que enfrentaba él, los tiempos eran distintos.
A lo largo de la historia siempre hubo que tomar decisiones desagradables, a los vencidos nunca les agradó soportar las pérdidas, pero, en general, había un consenso de que “el mundo era así” que “el que perdía pagaba” y era comprensible que se lo obligara a eso…
Lentamente se dio vuelta, dejando los gráficos de la pantalla a sus espaldas y encarando directamente a los otros directores de aéreas, allí reunidos, en torno a la mesa, cafés en mano.
Con gesto estudiado pasó su vista sobre cada uno de ellos, viendo la incomodidad reflejada en los rostros de los más viejos y el fastidio en los de los más jóvenes.
Al final, tomando aire profundamente antes de hablar, espetó
-        Y bien señores, la situación es clara….espero sus opiniones  -
-        Una invasión – empezó a decir uno de ellos
-        No es posible – contestó otro – sería demasiado onerosa y generaría un rechazo general-
-        Sí, pero ya hemos visto que no se los puede dejar solos, sistemática y reiteradamente, cuando hemos aflojado el control, han vuelto a rehacerse y la ultima vez hasta se atrevieron a atacar a uno de nuestros asociados…-
Una sonrisa general recorrió la sala ante esta última afirmación, pues todos sabían que ese “supuesto ataque” había sido una genial maniobra, pergeñada en esa sala, para poder luego proceder al desarme de ese pueblo sin despertar demasiadas suspicacias.
Sin embargo el director general no sonrió, pues él comprendió exactamente lo que el otro había dicho, pues, si bien era cierto que todo había sido un engaño, los protagonistas, por lo menos los que fueron al frente, no lo sabían, ellos habían ido a pelear honradamente, aún cuando sabían que estaban en inferioridad de condiciones y era una guerra que no podían ganar. Y el pueblo los había acompañado, pues representaba una reivindicación nacional, la reivindicación de un pueblo harto de estar relegado, un pueblo que se sabía merecedor de mejores logros y que había demostrado estar a la atura del desafío, como otras veces en la historia, un pueblo al que había que derrotar en la mesa de negociaciones, porque hacerlo en el campo de batalla era muy costoso, cuando no imposible.
Sí, él también estaba convencido que la solución pasaba por la invasión del territorio que permitiría diluir la sangre combativa de ese pueblo. Había que quebrarlo en sus raíces, pero no se podía hacer a la antigua, había que buscar nuevas maneras.
En torno a la mesa de reuniones las conversaciones se fueron caldeando, cada uno defendiendo sus puntos de vista.
Eso lo hastiaba y satisfacía a la vez. Hastiaba verlos así, como una jauría de perros hostigando a la presa, le helaba la sangre pensar qué pasaría si él se convirtiera alguna vez en la presa; por otro lado, mientras las cosas siguieran como hasta ahora, era un gusto trabajar con gente tan comprometida con el trabajo. Cualquier rey, presidente, o emperador habría estado satisfecho con generales como esos, ¿Por qué no hacer lo que todos querían, lisa y llanamente mandar tropas y arrasar con todo? Los Romanos lo habían hecho con Cartago, el zar Pedro I lo hizo infinidad de veces y otro tanto hicieron los Incas o los Aztecas, y ni que hablar de lo Chinos o los Norteamericanos….si era lo más normal del mundo, siempre había sido así…..pero no, él no podía, porque ellos habían hecho de su “debilidad” su mayor fuerza, era una especie de reaseguro que habían ido forjando con los siglos, la imagen de víctimas eternas, “todos los otros (o sea ustedes) son malos con nosotros”…
Como sea, aunque se pudiera mandar un ejército de ocupación, el costo sería exorbitante, mantener tantos soldados como hacían falta, darles de comer, alojarlos, pagarles y además el costo propagandístico para convencer a todos que solo lo hacían porque era estrictamente necesario, que no tenían interés de invadir ningún otro país….no, no, no definitivamente una invasión no era posible….y sin embargo seguía pareciendo la mejor opción.
Pero Darrow debía seguir teniendo un perfil bajo, cuanto menos publicidad, mejor. Sus negocios, lejos de desaparecer por el duro golpe recibido con la muerte de Ferguson, habían “evolucionado”, ahora los intereses estaban “más diversificados”, eran más lucrativos y seguros….o lo serían, “si consolidaban la acción en curso, esa que lo mantenía insomne desde hacía tanto tiempo, esa que se aprestaban a concluir ahora”. Si tenían éxito, el mundo estaría al alcance de sus manos y ya no temerían más a esos molestos “gallegos” del ministerio del tiempo.

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Parte 6 Misión Capullo

Qué extraño que era esto de moverse en el tiempo, esa reunión de la que participaba no existiría si la misión que se llevaba a cabo en el siglo XIX fallaba…y sin embargo estaban ahí ¿significaría que habían tenido éxito? ¿Habría algún otro tiempo en que los del ministerio del tiempo frustraban sus planes y eran ellos los que mostraban un plan de objetivos como el que él veía en su oficina?. Discretamente pidó una aspirina.
Todo había sido meticulosamente planificado, el objetivo era claro y el premio enorme. Seguramente la opción válida era la que los daba a ellos como ganadores.
-        Señores - llamó la atención de todos golpeando la mesa con el puntero láser.
El pequeño golpe fue suficiente para acallar el murmullo, ello le satisfizo grandemente, porque era su prestigio, no el sonido, lo que había producido el silencio.
-        Debemos analizar ahora la misión “capullo”. Luego seguiremos hablando del tema anterior -
El grupo de accionistas se componía de distintos tipos de personas, los había idealistas, aventureros, poderosos hombres de negocio, algunos políticos inescrupulosos y los infaltables financistas que preveían de antemano las jugosas ganancias que obtendrían si los complotados tenían éxito. Todos interesados en la misión “capullo”, que por supuesto estuvieron acuerdo en el cambio de tema.
Uno de ellos, el jefe de proyecto, tomo la palabra ante la indicación del director explayándose con los prolegómenos de la misma, dando algún que otro detalle de color para amenizar la exposición y sobre todo resaltando los avances en la misión
-        Nuestros socios, mediante la genial idea de crear logias secretas, han logrado captar la atención de los hombres que parecen los adecuados para llevar adelante las acciones de guerra que serán inevitables., así como a aquellos que se encargaran de blandir las plumas para dar sustento ideológico a los movimientos. -
-        Afortunadamente la situación global del periodo es propicia, abundante en ideas revolucionarias y contrarrevolucionarias que facilitan el trabajo - agregó uno de los técnicos ante la mirada con que le había señalado el jefe de proyecto.
-        Efectivamente las ideas de libertad e igualdad – y una sonrisa cómplice circuló entre los presentes- bueno, los hombres son capaces de creer cualquier cosa- se explicó innecesariamente el expositor
-        Esas ideas movilizan a los románticos, de la misma manera que los reaccionarios son movilizados por su conservadurismo. Las acciones del príncipe austriaco Klemens von Metternich serán de vital importancia para apuntalar la ideología de nuestro “capullo” y asegurar el éxito de nuestra misión…-
El sorpresivo ingreso de una temerosa secretaria interrumpió su exposición. La mujer, con paso inseguro se acercó hacia él y le dio un papel.
-        ¿Sucede algo?-
-        Nada que no podamos controlar señor – eso significaba una sola cosa, problemas. Y si había algo que él no quería en ese momento eran problemas en medio de la reunión de directorio
Discretamente fingió cansancio y pidió proseguir la reunión después del almuerzo. Cosa que todos aceptaron gustosos.
Una vez a solas con el jefe de proyecto le pidió el papel que le habían traído y lo leyó, mientras el otro palidecía notablemente.
-        ¿Qué es esto? ¿Agentes del ministerio del tiempo operando en la época?- gruño - ¿no era que los habían neutralizado a todos?, ¿Para qué me hicieron autorizar el presupuesto para desarrollar el gas de la memoria si no da resultados?- concluyó con un golpe de fastidio sobre la mesa
-        No señor, el gas no ha fallado -
-        ¿Y entonces? -
-        Aún estamos averiguando que pasó, sospechamos que la cámara de la reina esta tras esto –
-        ¿Cómo es eso?-
-        No sabemos cómo, pero tememos que hayan detectado que intervenimos para evitar que “el capullo” se ahogara, alterando la línea de tiempo que hizo de Isabel IV la reina de España
-        La reina, ajá, ¿y qué piensan hacer? -
-        Tenemos un plan B señor, no se preocupe -
-        ¿Qué no me preocupe? ¿Cómo lo piensan solucionar? -
-        Recurriendo a sus enseñanzas señor- la respuesta lo dejo helado, o el jefe de proyecto era un reverendo chupamedias, o era un tipo peligroso que aprendía rápido
-        Supongo que no pensará recurrir a la violencia, si lo va a hacer debe ser muy cuidadoso de que nadie lo advierta-
-        No señor, ni bien nos confirmen los datos de las personas que parecen haber atravesado la puerta yo mismo me encargaré. Si una de las personas es quien pienso será fácil neutralizarla - y no dijo más nada ocultando la jugada que tenía planeada
Efectivamente, pensó, se trata de un reverendo hijo de puta, muy útil en la empresa, pero peligroso. Los hombres que piensan solos son de cuidar. Mentalmente anotó no perderlo de vista.
Se levantó, le dio una palmada de aliento y lo animó a seguir adelante, recomendándole que lo tuviera al tanto de todo lo que pasara.
Cuando se retiró se fue a su cuarto, se cambió de ropa y se marchó a la época en cuestión. Una cosa era mostrar confianza en un subordinado y otra muy distinta era tenerla. Menos en una misión como esa.
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Parte 7 Valençay.

Era una suerte que Napoleón, en su interés por mantener alguna apariencia de legalidad y asegurar la colaboración de su huésped, si fuera necesario alguna vez, hubiese decidido colocar, aúnque sea nominalmente, bajo dominio español los dominios donde tenía cautivo al real heredero que legalmente tenía derecho a la corona que ahora portaba su hermano José “Pepe Botellas”.
Por su puesto esta “dominación” española sobre las zonas de Valençay, carecían de todo sentido, pero eran suficientes para permitir el funcionamiento de una puerta del ministerio.
En el ministerio tenían prohibido usar esa puerta, por orden real. Sin embargo, como la alternativa para cumplir la orden del edecán hubiese significado exponer a agentes inexpertos a recorrer cientos de kilómetros por territorio enemigo, se autorizó excepcionalmente su uso.
Uno a uno fueron atravesando la puerta y entrando en la pequeña ciudad, más que ciudad una aldea que no llegaba a los dos mil habitantes, cuyo único mérito, aparte de tener al rey español como prisionero era poseer un queso de relativo renombre.
Caminaron lentamente por  las estrechas calles. Tanto la pequeña socióloga Yanay como José, el ingeniero, era la primera vez que caminaban por otra época y todo les llamaba la atención.
La suciedad y pobrezas generales herían su susceptibilidad, especialmente de Yanay que confirmaba su certeza de que la situación de esas pobres gentes se debía a la acción de los reyes de Francia
-        ¡Y eso que no estuvisteis aquí en la época de … de… ay, ¿Cómo se llamaba ese rey tan poderoso que sus buenos dolores de cabeza nos causó- se preguntaba Rafael tratando de recordar a Luis XIV
-        No importa cómo se llamara abuelo. Me alegra que la revolución los haya derrocado a todos dijo con enojo la socióloga y más despacio, por las dudas, agregó- lástima que aún tengamos los nuestros-
-        Bueno basta de hablar- dijo José- vamos así allí, a la puerta esa que nos dijeron y se encaminaron a la residencia indicada.
Al llegar, antes de llamar, Yanay notó que José no estaba
-        ¿Dónde se ha metido? – preguntó a Rafael
-        ¿Quién? –
--        José, el ingeniero cordobés –
-        ¿Un ingeniero?¿para qué necesitamos un ingeniero?-
--       Huyyy- gruño- espera aquí Rafael, lo voy a buscar. Ahí está – dijo indicando hacia un pequeño tumulto donde se veía al joven haciendo jueguito con una pelota de trapo en medio de un nutrido grupo de chicos que le miraban asombrados.
-        Vamos – le dijo tomándolo jocosamente de una oreja, cuando José se agachó para levantar el balón del suelo
--        ¡Ay no tires que duele!- grito entre risas, ante la pulla general de los niños, que seguramente recordaban el accionar de sus madres. Que las madres siempre han sido madres, en cualquier época del mundo
--        Vamos José, hagamos lo que nos han pedido y luego te quedas un rato a jugar- lo amonestó Yanay y regresaron junto a Rafael
En la puerta los atendió un hombre servicial, pero hosco. Evidentemente o no tenía la educación necesaria o no estaba conforme con el soberano a quien servía.
-        Pasen, “su alteza” los atenderá aquí - les dijo y se marchó
Al rato, por una puerta del fondo de la habitación, acompañado por dos criados, apareció un hombre de unos treinta años, no muy agradable, por lo menos no para los cánones modernos, que con paso despatarrado se encamino hacia ellos.
Al verlos se dirigió directamente a Rafael, el mayor del grupo, a quien tendió la mano en evidente acto de beneplácito que el viejo agente realizó cumplidamente besando la real mano.
Luego dirigió una mirada rápida a José, a quien tomo por un plebeyo o persona de rango menor y, por supuesto ni miro a Yanay, que, aparte de ser mujer, tenía la piel cobriza y el porte achaparrado que la identificaba plenamente como una indígena de los reinos sudamericanos, indigna por tanto de la atención real.
Muy grande fue el esfuerzo que tuvo que hacer la muchacha para no saltar a la real yugular del “capullo” que tenía delante.
La fuerte mano de José y la mirada reprobatoria de Rafael ayudaron a contenerla.
-        Y bien señor, ¿Qué os trae a mi presencia?. Me dijeron que teníais, para mí, noticias de una persona real. ¿Acaso será que el emperador se ha decidido a adoptarme?- dijo esperanzado en que la respuesta le llegara del mismo Napoleón ante quien no había dudado en rebajarse hasta el punto de solicitarle sea su padre adoptivo.
-        Me temo que no su alteza – dijo Rafael – se trata de un presente que os quiere hacer llegar una parienta lejana – concluyó mientras le pedía a la muchacha la caja
Esta se la entregó a regañadientes, mientras le maldecía, en quechua
-         Ojalá se te atraganten cabrón -.
Rafael, que entendía el idioma la miró con una mezcla de miedo y reprobación
-        Qué quiere, me cae mal - se excusó en un susurro Yanay
-        Su alteza – Pidió Rafael extendiendo hacia la real figura la caja que le dieran
-        Ah - fue el despectivo comentario del convidado, mientras tomaba una confitura de la caja y se la metía en la boca
La degustó con desdén ante la vista de todos los presentes. De pronto sus ojos se entornaron, su respiración se hizo dificultosa y su cara comenzó a tornarse azulada en evidentes espasmos de ahogo.
Uno de los sirvientes que lo acompañaban, extrañamente atento a lo que sucedía, reaccionó con rapidez pegándole un buen golpe en la espalda, haciendo que tosiera y expulsara la confitura que se le había atragantado.
-        ¡Bruja! ¡Brujería!- gritó el rey señalando al grupo
Instantes después, los patrulleros con la caja de avellanas fueron arrojados a la calle sin ningún tipo de miramientos, ante la vista satisfecha de un extraño monje que se les acerco
-        Êtes-vous d'accord?- les preguntó.
Ninguno de ellos hablaba francés, por lo tanto solo le respondieron con un circunstancial gesto de cabeza y se marcharon renegando del mal rato que habían pasado.
De camino a la puerta Yanay regaló la caja de avellanas a unos niños que corrían por allí, los cuales las aceptaron gustosos entre risas de alegría y palabras de agradecimiento
-        Esto es mucho mejor que esos aristócratas mal nacidos - dijo dando un golpe a la puerta, luego de pasar de regreso al ministerio.
El monje que los observaba de lejos tuvo que aceptar que el plan “B” de su subordinado había tenido éxito y que se podía volver a su despacho. Darrow requería de su conducción continua.
Si no se cruzaba ningún otro “problema” ya nada detendría el avance del plan y España dejaría de ser lo que era, dejando limitado el accionar del ministerio, a partir del siglo XIX, al territorio europeo de España. Eso les dejaba libre todo el mundo. ¡Un negocio Genial! ¡Ferguson jamás habría sido capaz de algo así! Se felicitó mientras regresaba a su oficina.
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Parte 8 Regreso

La misión se había cumplido, ya que el encargo había sido entregado al rey,  aunque las golosinas, en vez de ser disfrutadas por un aristócrata energúmeno, habían ayudado al disfrute de unos 10 chicos del pueblo llano. Sus rostros agradecidos eran recompensa más que suficiente.
A parte, ¿Quién notaria la diferencia? ¿A quién podía importarle quien se había comido las almendras? Seguro que nadie, así que todos tranquilos.
Además faltaba poco para la final, pensó José y no era cosa de andar llegando tarde por culpa de un príncipe goloso.
A veces, el que los subordinados no conozcan la verdad de su misión hace que esta tenga falencias. Son los riesgos que se corren al actuar secretamente.
Sin pensarlo dos veces satisfechos y felices de la extraña experiencia vivida marcharon por la puerta por la que habían llegado y la atravesaron.
-        ¿Dónde estamos? - preguntó Rafael al ingresar en los pasillos del ministerio, cada vez más desorientado
-        En el ministerio abuelo - le aclaró suavemente Yanay que le había tomado cariño, siempre tan atenta y solicita ella, no cabía duda que la ayuda social era lo suyo.
-        Ah, si, mi amigo Julián trabaja acá. ¿Les conté que yo era agente del ministerio en el siglo..siglo…-
-        Si don Rafael nos contó eso y que vino a recibir el saludo de  la reina antes de jubilarse -
Y así, conversando animadamente se encaminaron hacia la puerta de salida.
Antes de llegar a ella los sorprendió ver 3 hombres, enfundados en trajes como los que usan los apicultores, fumigando la zona.
Estos, sin darles tiempo a cubrirse las caras siquiera, les echaron encima el humo que salía de sus máquinas y….
Al abrir nuevamente los ojos los tres se encontraron fuertemente agarrados por fornidos guardias
-        Bueno, por fin despiertan- dijo un hombre de serias facciones - ¿pueden explicar que hacen aquí? -
Los tres se miraron sin comprender, efectivamente no sabían que hacían allí, es más, ni siquiera sabían qué era allí.
-        ¿Salvador? - preguntó de pronto Rafael
Al escuchar su nombre Salvador pareció reconocerlo
-        ¡Rafael! ¿Qué hace usted aquí? -
-        Pues, he venido a recibir el saludo de la reina antes de la jubilación- contestó Rafael muy ufano
-        ¿Reina?¿Que reina? ¿De qué hablas Rafael?-
-        Pues de Isabel IV, esa muchacha tan guapetona que tenéis de reina en esta época..o eso creo…-dudó – aunque, me parece que cuando nos vimos en el Paraná me habíais dicho que reinaba un tal Felipe…Felipe-
-        Felipe VI-
-        Ese, ese, pero… a mi me parece que el saludo real me lo dio la reina-
-        Ah, doña Leticia, ella sí es guapa-
-        No, Isabel, ¿o era Leticia? Disculpa, es que con los años….-
-        No te preocupes amigo, ven vamos a mi oficina a tomar un café y me cuentas mejor- invito Salvador
-        Sí, es lo mejor Gaspar- aceptó Rafael
-        ¿Cómo salió Instituto? – Se escuchó que preguntaba el hombre joven
-        Señor ¿Qué hacemos con estos dos? - preguntó el jefe de la guardia
-        Pues, terminad de interrogarlos y luego los deportáis por indocumentados. Ninguno es español -
El guardia se cuadró en un saludo marcial y se marchó llevándose a Yanay y a José que aún parecían victimas del aturdimiento.
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-        Señores - dijo para pedir silencio con la copa en alto – pido un brindis por nuestro director general cuyo hábil manejo de la situación nos ha abierto las puertas de las riquezas de América. ¡¿Qué digo de América?! ¡del mundo! - y todos rompieron en un estruendoso aplauso

En el gráfico de resultados, en la pantalla tras el director, se veía claramente la línea de resultados.
No podía pedir más, la magistral jugada de desmembrar España lo había convertido en la persona más importante. Todas las grandes compañías querían hacer negocios con ellos o sus asociados ¡si ¡hasta la gente del odiado ministerio del tiempo había que tenido recurrir a ellos en busca de presupuesto!. No, no directamente a Darrow, el nombre se mantenía al mayor resguardo posible, el presupuesto les era facilitado por una compañía norteamericana asociada, una que como pantalla se dedicaba al negocio de las películas y series por internet, pero no importaba que ellos no supieran quien estaba detrás de todo, ellos sabían que se habían vengado.
A los del ministerio les hubiese convenido más que Lola no existiera y Ferguson siguiera al frente de las operaciones. Al fin y al cabo el viejo era un incapaz de pocas miras.
Pero no era así, ahora él estaba al frente y la diferencia se notaba.
Sin lugar a dudas sería difícil para otros superar sus logros.
Sin embargo no todo era alegría, al menos no para él que era consciente de las fisuras del plan. El gas, tan efectivo, había demostrado no ser efectivo con el anciano. Paradójicamente el Alzheimer parecía haberlo protegido…. No era muy peligroso, pero era necesario atender a eso.
Otro punto que requería atención eran los lectores. No se podía saber quien ni donde leía.  Sería necesario ubicarlos para llegar a algún acuerdo con ellos. En general unos buenos billetes eran suficientes, y ellos ofrecían bastante más que unos buenos billetes.
De hecho, si ha leído todo este relato preste especial atención al siguiente video. Muchas gracias.



Epilogo

Cuando termino el relato el silencio quedo flotando en el aire, hasta que el arriero hablo
-        Vaaaa , ¿Quién se va a creer esto? – exclamo el arriero
-        ¿no le gusto? -
-        Se, bue, ¿Qué le puedo decir? Cuenta cada cosas usted- al tiempo que se levantaba para irse, dio unos pasos, como dudando de algo y pregunto
-        ¿Para qué puso ese video?-
-        No sé, me pareció no más -
-        Lo suponía. Bueno que tenga buenas noches –
-        Buenas noches –
Eran amigos desde el primer relato, pero eso no hacía que el arriero fuera más comunicativo, ni que el escribiente se sintiera, a veces, decepcionado con ese carácter. Por ahí le gustaría oir algún comentario sobre lo que escribía. Pero, ¿Qué se le podía hacer?
Ya se habían retirado todos. Era tarde.

Apago las brasas que quedaban y se volvió a su casa, en su tiempo.

Córdoba - Argentina - 20 de Mayo de 2017