LUPUS
Al final del camino se detuvo frente a las ruinas del viejo palacio, aguzando el oído.
Notas encantadas brotaron del interior del mismo, los suaves compases de un vals inundaron el lugar.
Lupus se incorporo.
Su figura, grácil y encantada, subió los peldaños de la reluciente entrada.
En el interior grupos de danzantes parecían volar, al son de las notas, sobre los pulidos granitos de la pista de baile.
Sin perder la compostura, manteniendo el paso alerta que traía, irguió la frente y cruzo el salón con total naturalidad…dispuesta a seguir su destino
© Omar R. La Rosa
@ytusarg