jueves, 14 de junio de 2018

Musa

-Vamos a probar si esta cosa sirve para lo que fue comprada.- Pensó mientras digitaba los primeros caracteres en el teclado.
-Como todo, habrá que aprender a usarla. - Se dijo ante las primeras dificultades.
-De entrada, el teclado, es mucho mas chico, por su puesto, y eso hace que tenga que bajar la vista para ubicar las letras. Molesto pero será hasta que mis dedos se acostumbren a el.- continuo evaluando
-La falta de un mouse o pad, ya que la pantalla es táctil, también llevara a modificar algunas costumbres. Más para mi que no tengo dedos de niña precisamente. Acabo de corregir tres palabras por querer poner un acento . Pero se puede escribir, que es básicamente para lo que la compre - 
-Y puedes llevarla a cualquier lado – sonó una voz a su espalda
-Si, eso – respondió maquinalmente, sin pensar lo que hacia….al menos por unos segundos
-Ahora podrás escribir en esos ratos muertos mientras sales de un curso y esperas para ingresar al otro – continuo la voz a su espalda, pero él ya no respondió porque había tomado conciencia de que no debería haber nadie a quien contestar, por lo menos no en esa habitación del pequeño hotel de Londres donde circunstancialmente se alojaba.
Sin embargo la voz había sonado clara y nítida a su espalda.
Lentamente giro la cabeza en busca del origen de la misma, hasta que la vio, ahí, tras él, esbelta, completamente desnuda, sin inhibición que perturbara su semblante.
Se quedo mirándola con la boca abierta, sin saber que decir o hacer, hasta que ella rompió el silencio
-¿Qué te pasa? –
-Na…nada – balbuceo
-¿Quién eres?¿de donde has salido? – atino a preguntar
Ella se quedo un rato en silencio, con los ojos entrecerrados, como tratando de hallar una respuesta
-No, no lo se – acepto ahora si turbada
-He escuchado que a veces usan una palabra para referirse a mi…- y volvió a poner cara de estar pensando – Musa…creo. Y supongo que salgo de ti, por lo menos mi recuerdo mas reciente es el de tus manos digitando las teclas de esa maquina – al tiempo que con su índice indicaba hacia la Tablet que acababa de comprar.
Sin disimulo miro para todos lados, escudriñando las paredes y muebles de la estrecha habitación
-¿Qué buscas? – pregunto ella al notar su actitud
-El truco, donde esta el proyector o lo que sea – pensando en que alguien le estaba jugando una broma con alguna imagen 3D o algo así
-¡Te ayudo! -le dijo ella, divertida como una niña jugando a las escondidas, mientras corría la cortina de la ventana permitiendo que la luz de la luna brillara sobre la perfección de su piel de porcelana, haciendo que a él se le pare el corazón.
Asustado por los torrentes hormonales que lo asaltaron extendió su brazo para apartarla de allí y la toco….¡tenia cuerpo! ¡no era una imagen! En su mano se sentía la firmeza del nacarado brazo de la muchacha…la suave textura de su piel, el calor de su ser…era…era como si fuera real.
Al notar que había sido tocada la muchacha cambio de expresión. Su sonrisa se borro reemplazada por un rictus de dolor
-¿Qué has hecho? – preguntó con un hilo de voz
-Te he tocado, no eres una imagen…- tartamudeó tontamente mientras su mente se resistía a ver lo que sus ojos le mostraban. Ahí, delante de él, frente a la ventana, bajo la luz de la luna, la muchacha empezó a desvanecerse….
-…las musas no podemos vivir en el mundo real…- fue lo ultimo que le escucho decir
Una nube cubrió la luna y la habitación quedo casi a oscuras, solo iluminada por la luz de la pantalla de la Tablet, que estaba ahí, sobre la mesita, sola, como él.
En vano se sentó al teclado tratando de hilvanar alguna frase…la musa se había ido y con ella se había llevado la magia de la inspiración.

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