miércoles, 17 de febrero de 2021

Sopa é Poio - dos miradas dos realidades mismo desconocimiento.

 

Sopa e´Poio

 

El atardecer aun no llegaba a mitigar el bochorno de la tarde estival.

Calor y humedad…de no ser por el aire acondicionado del auto transitar esos caminos del norte correntino seria un verdadero suplicio.

En el interior del vehículo el clima fresco hacia apetecible unos buenos mates con alguna factura, que aun faltaban varias horas de marcha hasta el hotel y la cena, así mientras él conducía a buena velocidad ella cebaba y los kilómetros se deslizaban del otro lado del cristal.

El paisaje era más bien monótono, el terreno apenas ondulado, salpicado de vegetación, alguna que otra vaca y los pollos, esos pollos que en desbandaba cruzaban imprudentemente la ruta delante de ellos.

-          Cuidado – grito ella, soltando del termo, agarrándose como pudo de la luneta delantera para no golpearse con la brusca maniobra que el hombre tuvo que hacer para esquivar los gallináceos.

-          Hijos de puta, ¿de donde salieron esos pajarracos?- grito él tomando fuertemente el volante para controlar el cimbronazo del golpe con uno de los animales.

Unas decenas de metros más adelante, pasado el susto, comenzó a aminorar la marcha para detenerse.

-          Anda a saber que me rompieron – se quejó enfadado mientras disminuía la velocidad.

-          ¿Qué haces?-

-          Voy a ver que pasó –

-          No Jorge, mejor ahora no – pidió la mujer mirando para atrás.

Él miro por el espejo retrovisor y vio lo mismo que ella, de pronto un nutrido grupo de personas había aparecido a ver lo sucedido

-          Sí, parecen los zombis de “The Walking Dead” – comentó él acelerando el auto…por las dudas.

-          ¡Pobre gente! ¿Cómo pueden vivir así? –

-           Esto es la pobreza estructural que nadie quiere ver – comentó señalando los costados de la ruta, donde ahora si veían las pequeñas casuchas en las cuales vivan las personas del lugar…y sus pollos.

 

-          Cuidado con los autos – advirtió la abuela en una voz apenas escuchada por los nietos y los pollos, que se lanzaron a cruzar la ruta, en malón, de regreso a los gallineros.

 

Pero el aviso llego tarde para la colorada, que termino impactando su cabeza contra el paragolpes del auto que paso a toda velocidad por la ruta.

-          ¿A dónde irán tan apurados abuela? – preguntó Irupé, una de las pequeña, mientras los hermanos subían a la ruta a ver que había pasado

-          No sé nena – se disculpo la abuela.

-          Pobre gente, ¿Cómo pueden vivir así?-

-          Eso es la locura estructural que nadie quiere ver m´hija – reflexionó la anciana – bueno, por lo meno me ahorro el trabajo de matar la colorada, esta noche sopa de poio pa todo el mundo, vaia prendiendo el fuego m´hijo –

Sin hacerse repetir la orden el Manuel se puso a avivar el rescoldo.

 



© Omar R. La Rosa

Posadas, Misiones, Argentina

13 de Febrero de 2021.

 

 

sábado, 6 de febrero de 2021

El baile - la ultima batalla

 

El baile

Una tenue luz azulada entraba por los ventanales cubriendo todo con un halo fantasmal.

Con cautela camino por el otrora gran salón esquivando espectros y sorteando hechizos, tratando de no desviarse demasiado de su destino final.

Y estuvo a punto de conseguirlo, de hecho, a decir verdad, estuvo a pocos pasos de lograrlo, pero no llego, por lo menos no al destino que él buscaba, porque a destino siempre se llega.

Fue al agacharse para sortear una columna caída que sus ojos notaron la etérea figura que lo observaba.

No hay palabras para describir la visión, porque la visión no era lo importante. Fueron las sensaciones las que lo atraparon, ese sentimiento repentino de paz, el confortable abrazo de un ser amado, la esperanza hecha sonrisa en unos ojos claros como el cristal nuevo.

Poco pudo hacer, pues ni siquiera llego a ser consciente de lo que hacía, simplemente se abandono, dejando de lado una vida de lucha, de batallas y supervivencia.

Esta vez el desafío había variado, no se había presentado con armaduras y espadas, con gritos y agravios, ni con ruido de metales entrechocando, o chillidos desgarradores. Él estaba preparado para todo eso y era bueno defendiéndose de tales cosas, por eso seguía vivo.

Pero esta vez, en ese salón encontró susurros y canciones de madre, en vez de escudos al frente tuvo un pecho generoso que latía anhelante, en vez insultos palabras de amor apenas pronunciadas…jamás había enfrentado algo así.

Por supuesto, no estaba preparado y no pudo defenderse.


La luz de los ventanales paulatinamente decayó hasta que la oscuridad se apodero por completo del antiguo salón, pero él no se entero de eso, porque al fin había llegado a su destino, aunque no fuera el que esperaba encontrar al entrar allí.

Fue en medio de esa negra soledad que de pronto una candela brillo.

Con el tenue brillo y el viento arrancando sonidos danzantes de los restos el salón, este cobro vida y en medio del hechizo los espectros comenzaron el baile que lo tenía a él como ultimo invitado.

© Omar R. La Rosa

24 Julio 2020