Trabajo es trabajo
- ¿Estás seguro que no lloverá? – preguntó toda compungida, mirando por la ventana.
- Pero si querida. Lo escuche en las noticias, el huracán no nos tocara – le aseguró el “coiffeur” mientras le retocaba delicadamente el corte de cabello que acaba de realizarle.
- Pero esas nubes se ven amenazantes y el viento está empezando a golpear fuerte las ventanas – se quejo ella preocupada.
- Hay, pero no, te digo que no querida, que lo he escuchado en las noticias, y lo han asegurado –
- ¿Entonces que pasa afuera Charlie? –
- ¿Qué se yo Cintia?. Serán los marcianos esos que aparecieron hace un par de horas –
- ¿Marcianos? –
- Bueno, marcianos, marcianos, lo que se dice marcianos no sé, solo dijeron que eran extraterrestres – afirmó torciendo la mano derecha en inequívoco gesto, tomando distancia, observando su trabajo recién terminado – Has quedado preciosa querida –
- ¿Y no serán peligrosos esos bichos? ¿Mira si nos atacan justo ahora y se suspende la fiesta? –
- No, que van a hacer, seguro que vienen a buscar algo que en su planeta no tienen – dijo mordiéndose el índice de la mano izquierda, y luego, como si se le ocurriera una idea genial agrego – En una de esas necesitan una buena manicure o un buen corte de cabello. Deben haber escuchado de mi ¿no te parece? – se ilusionó
- Hay Charlie, eres divino – comento ella sonriendo mientras escaneaba el QR para pagar, que por cierto no era poco. Pero lo valía.
- Chau cariño y suerte con ese vejete – sonrió cómplice mientras ella se retiraba de la peluquería.Cuando Cintia doblo la esquina y ya no podía ver hacia el local se apresuró a cerrar, clavando las tablas en ventanas y puerta, antes de que la tormenta se desatase.
- Que pesada, pensé que no se iba más –
- ¿Por qué no le dijiste la verdad del huracán? –
- ¿Para qué? ¿Para asustarla y que no se quiera ir? O, peor ¡que se vaya sin pagar!, no chiquita ni loca –
- Eres incorregible – le dijo la manicura que permanecía sentada mirando hacia la puerta de atrás – pero me temo que no podrás irte Charlie, me parece que los señores requieren tus servicios. –
Sorprendido Charlie giro sobre sus talones, mirando hacia el lugar que la manicura miraba y suspiro resignado. Ahí estaban, dos…dos…cosas peludas de pies a cabeza, con cuatro brazos y colas retractiles.
- A trabajar – se dijo mientras el viento arreciaba cada vez con más fuerza…
© Omar R. La Rosa
#ytusrelatos