domingo, 18 de septiembre de 2022

Mefisto - agenda 2030

 Mefisto

Su figura se recortaba, sobria, contra el fuerte resplandor del bosque en llamas, en un cuadro digno del Dante.

En un primer plano las ígneas flamas se reflejaban en agua del arroyo que nacía bajo la roca donde él se hallaba, corriendo a sus espaldas, como si hasta el agua misma le temiera y quisiera escapársele.

Pero eso lo tenía sin cuidado, llevaba milenios esperando este momento, planificando este momento, todos los detalles habían sido premeditados con antelación así como sus consecuencias.

El sutil veneno vertido en los corazones de las víctimas, haciéndolas desear su final, todas ignorantes de que se encaminaban hacia su final, tan convencidas estaban que no dudaron en matar a quien quiso advertirles.

Una sonrisa se habría dibujado en su rostro, si eso le hubiese sido permitido, de tan solo pensar en la estupidez humana. Basto con repetir mil veces que sus hermanos eran sus enemigos, que las bajezas que anhelaban eran derechos que los demás les negaban. Basto con repetirles que el lenguaje era opresor y había que destruirlo, para que empezaran a hablar como tontos, y como tales a comportarse.

Muchos tiempo de espera, demasiado para su gusto, le había llevado llegar a ese momento, pero ahora ahí estaban, apareciendo de entre las llamas, ansiosos por adorarle, por acompañarle a la batalla final contra quien los había desterrado del trono que, a no dudar, le pertenecía.

(c) Omar R. La Rosa

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viernes, 2 de septiembre de 2022

Chernóbil & Lampi...fragmento

 Chernóbil...

        ¿Todo listo camarada? –

Ella lo miro seriamente, sonaba tan “soviético” cuando se expresaba así.

        Sí señor – fue toda la respuesta, acompañada de un leve asentir con un movimiento de cabeza.

        ¿Sargento Faddei? –

Un pulgar hacia arriba fue toda la respuesta.

        Bueno, vamos – ordenó, al tiempo que con la mano derecha empuñando el arma indicaba por donde avanzar.

El sargento Faddei y su grupo a derecha, la teniente Yuliya y el suyo por izquierda, él y su gente por el pasillo central.

El silencio dentro de la construcción era casi tan opresivo como el enrarecido aire que tanto trabajo costaba respirar.

A medida que avanzaban los recuerdos acudían a su mente, amenazándolo, amenazando toda la misión. No podía permitirlo, sacudió fuertemente la cabeza para espantar los fantasmas.

        ¿Algún problema señor? – indagó Yuri, siempre atento.

Hacía años que Yuri se había convertido en su ángel de la guardia y verlo a su lado lo ayudo a tranquilizarse.

        No amigo, nada especial – y no dijo más, el otro entendió perfectamente.

Él también tenía sus recuerdos, aunque no tantos como su amigo, el ahora Coronel Fredek, que bien merecía el grado de Mariscal de la Federación, aunque él se negase a aceptarlo.

Se habían conocido muchos años atrás, casi 40, mientras luchaban para dominar el demonio liberado en esos días.

De la bulliciosa ciudad en que vivía la gente de la planta nuclear siniestrada no quedaba ya nada, solo edificios vacios, animales vagando y radiación, la letal y omnipresente radiación liberada durante el accidente.

Pero no era eso lo que los mantenía alerta, mortal y todo como era, la radiación era un enemigo conocido…no, no, la precaución se debía a otra cosa, Yuri, que hacía poco conocía la causa, aunque aun no estuviera convencido, compartió el temor de Fredek.

Por muchos años este no había contado nada de lo vivido en el interior de la planta, de la que lo había sacado medio muerto y se preguntaba ahora si para él no hubiera sido mejor no enterarse nunca.

Pensamiento inútil, porque ya sabía.

        Shhh – el callado e innecesario pedido de silencio detuvo la marcha y mantuvo al grupo aguantando la respiración.

No había nada que escuchar.

        El silencio… – musitó alguien, como si se tratara de un aviso de peligro inminente.

Todos asintieron, el silencio se había vuelto ensordecedor, de pronto estaban como sumergidos en una sala acústicamente aislada, por eso el grito que siguió al fugaz destello de luz fue tanto más aterrador.

        ¡Shmok, Caker! – el gritó llego desde la derecha.

        Vamos, es por allá – indicó Fredek, amartillando su arma mientras corría hacia el lugar.

Cuando llegaron el horror los detuvo en seco, tanto a ellos como a los hombres del sargento Faddei, que también habían corrido en auxilio a la zona de donde venían los gritos….en vano.

A la luz de las linternas pudieron ver los restos humanos esparcidos por la estancia, varios hombres se hallaban despedazados, algunos con las armas, que no habían llegado a usar, aun en sus manos… varias manos separadas de sus cuerpos.

Fuera lo que fuera que atacara al grupo, lo había hecho de manera tan fulminante que apenas habían atinado a defenderse.

        Lampi – la ominosa palabra, pronunciada en su idioma original, escapó de labios de Fredek, y al instante se apagó entre los muros de la sala, tan rápido que solo Yuri la entendió.

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portada realizada sobre imagen de Pinterest