domingo, 18 de septiembre de 2022

Mefisto - agenda 2030

 Mefisto

Su figura se recortaba, sobria, contra el fuerte resplandor del bosque en llamas, en un cuadro digno del Dante.

En un primer plano las ígneas flamas se reflejaban en agua del arroyo que nacía bajo la roca donde él se hallaba, corriendo a sus espaldas, como si hasta el agua misma le temiera y quisiera escapársele.

Pero eso lo tenía sin cuidado, llevaba milenios esperando este momento, planificando este momento, todos los detalles habían sido premeditados con antelación así como sus consecuencias.

El sutil veneno vertido en los corazones de las víctimas, haciéndolas desear su final, todas ignorantes de que se encaminaban hacia su final, tan convencidas estaban que no dudaron en matar a quien quiso advertirles.

Una sonrisa se habría dibujado en su rostro, si eso le hubiese sido permitido, de tan solo pensar en la estupidez humana. Basto con repetir mil veces que sus hermanos eran sus enemigos, que las bajezas que anhelaban eran derechos que los demás les negaban. Basto con repetirles que el lenguaje era opresor y había que destruirlo, para que empezaran a hablar como tontos, y como tales a comportarse.

Muchos tiempo de espera, demasiado para su gusto, le había llevado llegar a ese momento, pero ahora ahí estaban, apareciendo de entre las llamas, ansiosos por adorarle, por acompañarle a la batalla final contra quien los había desterrado del trono que, a no dudar, le pertenecía.

(c) Omar R. La Rosa

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