viernes, 23 de agosto de 2024

Un pequeño problema entropico

 
Un pequeño problema entropico

 El profesor M tomo su lugar en el atrio, dispuesto a empezar la reunión que le había hecho recorrer varios mundos para poder presidirla.

En otras circunstancias una video llamada hubiese sido más que suficiente, pero “tiempos difíciles requieren decisiones difíciles” y decidir subirse a esas pequeñas naves espaciales que hacían el enlace con la capital entraba dentro de esta última categoría, era algo que evitaba siempre que podía, pero él no ostentaba el cargo que tenía por rehuir combates.

Ya en su puesto, en la sala de conferencias, respiró profundo y contó un par de veces, para que los técnicos pudieran comprobar que la traducción automática funcionaba correctamente, por si alguien la necesitaba… frunció el ceño, si alguien no era capaz de entenderlo sin traductor no tenía porque estar ahí… pero, protocolos son protocolos, se justificó mientras aprovechaba a mirar a los espectadores en el recinto antes de que este se oscureciera.

Estaba allí lo más selecto de la ciencia universal. Todos y cada uno los más relevantes en sus campos de acción, los verdaderos herederos de aquellos científicos que habían llevado a la humanidad hasta las alturas que hoy tenia.

Una sociedad sin diferencias, en un perfecto equilibrio estable…este último pensamiento le generó un leve escalofrió que le recorrió toda la espalda, era la de ellos una sociedad madura, casi sin cambios…lo más parecido posible a un sistema próximo a su máxima entropía…el escalofrió casi se transformó en pánico.

Pero eso no duraría, a menos que pudieran hacer algo…por eso los había reunidos a todos allí.

Tosió un par de veces, tomó aire y habló.

-          Colegas, colegas – rompió el silencio al fin, llamando la atención de todos.

-          Imagino que pocos de ustedes sospecharan el porqué de esta reunión… y menos la necesidad de las estrictas medidas de confidencialidad que nos vimos obligados a tomar - dejo flotar las palabras en el aire, hasta que el silencio imperante fue tan profundo que se podía escuchar la respiración del sujeto de la última fila (quizás más ansioso que el resto).

-          De más está decir que nada de lo que aquí se comente puede trascender estas paredes. Les recuerdo a todos los acuerdos de confidencialidad firmados antes de embarcar para aquí - aclaró enfáticamente.

(Nota del autor: obviamente nuestra fuente no cumplió, pues estamos leyendo aquí una transcripción de lo sucedido).

-          Con disculpas de los presentes… – dijo esto dirigiéndose hacia un sector donde se notaba que los allí sentados no eran ni ingenieros ni científicos.

-          … del resto de los concurrentes y contra mi voluntad – resaltó esta última frase, por si a alguien le cavia alguna duda de su opinión.

-          Me veo obligado a hacer algunas consideraciones básicas sobre el concepto de entropía, para tratar de ilustrar, aunque sea mínimamente a los legos. – Subrayó las palabras finales, mirando sin disimulo alguno hacia el lugar donde estos se hallaban.

Era conocida de todos la poca estima que  él tenía a quienes no compartían su pasión por las “ciencias duras”. Para él alguien que no supiera, mínimamente, resolver una integral doble era poco menos que un analfabeto.

Los aludidos se movieron en sus butacas con cierta incomodidad, la perspectiva de una aburrida e inentendible charla científica los incomodaba más que el destrato docente.

Una imagen de un “whisky on the rocks” llenó la pantalla tras el profesor, haciendo nacer más de uno que otro deseo etílico.

-          Presten atención por favor – la foto tomó movimiento y poco a poco todos los presentes pudieron ver como el hielo se fundía con la bebida hasta desaparecer.

-          Esto es lo que sucede cuando el calor exterior al sistema “vaso – whisky – hielo” entra en él haciéndole ganar energía… - la presentación siguió avanzando mostrando, en el termómetro colocado en el vaso, como la temperatura, luego de alcanzar un máximo, descendía hasta por debajo del punto en que se encontraba cuando la secuencia comenzara. Entonces se detuvo.

-          ¿Notan algo? – preguntó retóricamente.

-          “Que se ha desperdiciado un buen vaso de whisky” – comentó alguien del grupo que el profesor hubiese preferido no invitar, pero calló inmediatamente al notar la cara de este.

-          Seriedad por favor. Lo primero que podemos, debemos, notar es que aunque el sistema tiene tan poca energía como al principio, no hay hielo en la forma que estaba originalmente 

-          Como saben todos los que han estudiado el tema, este hecho desconcertó grandemente a los científicos de la época en la que se enunciaron los principios de la termodinámica y la conservación de la energía, pues estaban ante un proceso que no era cien por ciento reversible.

De más esta recordar que cosas como estas generaron grandes discordias en la comunidad científica, dando pie a infinidad de discusiones, como pasó con el caso del éter, una sustancia que nadie sabía que era, pero que fue necesaria para explicar el desplazamiento de las ondas de radio, cuando se ignoraba por completo como sucedía esto.

Por supuesto, descubierto el electromagnetismo el éter murió, al punto tal que hoy sólo se lo recuerda como un hecho anecdótico.

Pues bien, siguiendo esta línea de razonamiento... se inventó el concepto de Entropía, dando a entender que esta tenía lugar en un solo sentido, como el tiempo… - tomó un vaso de agua y calló el final del concepto para continuar con la disertación.

-           Al igual que el éter, en el momento de enunciarse la entropía nadie sabía que era, pero, a diferencia de este, en vez de ser reemplazado por un principio físico comprobable, su definición al mundo de las matemáticas, y se transformó en un “concepto probabilístico”, aquello de que los sistemas, al final, terminan asumiendo el estado más probable.

Si bien esta interpretación supero a la anterior, no terminó de satisfacer todas las observaciones empíricas, por lo que volvió a migrar hacia la acepción más aceptada hasta hoy, que define la entropía como una “pérdida irreversible de la información del sistema” –

En este momento hubo un breve receso, durante el cual se encendieron las luces del lugar, permitiéndole observar a los presentes. Le quedo claro que ingenieros y científicos no habían necesitado su explicación y que el resto no la había apreciado…en fin las reglas se hacen para seguirlas (y, eventualmente romperlas, sonrió con un dejo de tristeza).

Cuando todos regresaron se dispuso a continuar la charla para llegar al meollo de la reunión. Antes de empezar observó, entre el público, la mano levantada de un asistente.

Con un gesto casi imperceptible pidió a un colaborador que acerque un micrófono a la persona indicada.

-          Doctor, disculpe mi ignorancia – se excusó la hablante.

-          No es necesario que pida disculpas señorita… - (ya todos suponemos que lo es, iba a agregar al verla ubicada del lado de los legos, pero prefirió callar).

-          Carmen, doctora Carmen San Diego – aclaró ella, entendiendo que la frase inconclusa había sido una invitación a presentarse.

-          ¿Doctora en leyes? –

-          No, no. Doctora en ciencias biológicas – esta respuesta atemperó algo el semblante de profesor, al tiempo que con una seña le indicaba que siguiera.

-          Entiendo que usted afirma que el cubo de hielo no puede volver a reconstruirse porque en la primera parte del proceso, mientras la entropía aumentaba y el estado del sistema cambiaba, se destruyó la información que este contenía, pasando del orden al caos…lo que no se puede revertir –

-          Más o menos –

-          Entonces, si no se puede pasar del caos al orden, ¿Cómo se explica la aparición de la vida, ya que, partiendo de una mezcla casi uniforme de átomos y moléculas se pasó a estructuras complejas, indudablemente ordenadas y con gran cantidad de información? -

-          En realidad, esta pregunta se contesta sola. Para que se produzca la aparición de la vida hizo falta energía, externa al sistema en que la misma se desarrollaba, o sea, el concepto de crecimiento continuo de la entropía solo es aplicable a sistemas cerrados, y en este caso no lo seria –

-          Sin embargo – insistió – el universo, tal como lo conocemos, si sería un sistema cerrado… -

La acotación era inteligente y una sonrisa de satisfacción se esbozo levemente en el rostro del profesor.

-          Buen punto, no puedo dejar de coincidir con usted.

El problema está en que según sabemos, nuestro universo tuvo un inicio, un momento en el cual empezó a existir, donde todo estaba “ordenado”,  concentrado en un punto, a partir del cual se desarrollo en ese aparente caos que, a la larga, llevo a la aparición de la vida, tal cual usted acota.

Ahora bien, por más que lo hemos intentado no hemos llegado a saber cómo era el universo antes de su comienzo, toda la información previa o no existe o está fuera de nuestro alcance.

Lo que suponemos es que ese punto puede haber sido un punto de conexión con algo exterior que no conocemos.

En ese momento nuestro universo “no fue un sistema cerrado”.

De ahí en más, todo lo que hemos visto nos lleva a pensar que en nuestro universo la entropía está en continuo crecimiento – concluyó doctamente.

-          ¿Nos hicieron recorrer medio mundo para asistir a una discusión “filosófica” – se quejó alguien.

-          Pues, sí, así sería si no fuera por esto – indicó la foto de la nave espacial que acababa de aparecer en la pantalla. Una pequeña nave, de diseño muy anticuado. Todos identificaron a la famosa “Voyager”. Uno de los primeros artefactos creados por la humanidad que abandonó los límites del sistema solar, hacía ya más de un siglo, en los albores de los viajes espaciales.

-          Sucede que esta máquina ha vuelto a aparecer en nuestros sistemas de monitoreo del espacio profundo – continuó explicando.

-          ¿Y qué tiene eso de raro? Puede haber sido empujada de regreso por vaya a saber que casualidades de la gravitación… - acotó alguien, sin esperar a ser invitado a hacerlo.

El profesor escuchó pacientemente.

-          Sí. Eso está contemplado en la acepción probabilística de la entropía, que una posibilidad sea muy cercana a cero no la convierte en una certeza y puede suceder – aceptó.

-          ¿Entonces? ¿Cuál es el problema? –

-          Que hace casi 30 años que la “Voyager” fue descubierta y desde entonces le venimos haciendo un exhaustivo seguimiento. – apretó un botón en algún lugar del atril y todos los presentes recibieron copia de los resultados de ese seguimiento.

-          Como podrán notar a poco que lean el informe, no solo la nave ha regresado si no que sigue mandando información… -

Todos aplaudieron saludando el portento tecnológico de los antiguos, todos menos dos o tres que si se habían puesto a leer el informe

-          Pero, ¡Esto no es posible! – exclamó incrédulo uno de ellos.

-          Exacto, cada envió es más fuerte que el anterior, como que se nos está acercando, pero contiene información más antigua…de hecho está repitiendo exactamente la secuencia del viaje original…-

-          Entonces ¿está volviendo en el tiempo? – interrogó otro incrédulo.

-          Eso pensamos. De ahí la discordia existente. Si esto es así, la entropía no existe y sería posible volver al pasado –

Varias caras, sobre todo entre el grupo de los historiadores, esbozaron una leve y expectante sonrisa.

-          …pero se está perdiendo el futuro en el proceso – concluyó el profesor apocalípticamente.

De acuerdo a los datos obtenidos, era como que el tiempo estaba revotando y los arrastraba en su regreso borrando todo en su camino. Perdiendo toda la información existente en el proceso de remisión. Literalmente “borrando el futuro”.

Si esto efectivamente era así se perderían años de desarrollo, se volvería a la tierra original de los hombres de las cavernas o vaya uno a saber qué tanto.

De pronto surgieron varias teorías sobre la razón y las implicancias de esta noticia.

La discordia, como motor de acción, se instaló en la sala permitiendo nacer un atisbo de esperanza.

Ese había sido el objetivo, poner a todos en alerta, de la manera más discreta posible, a buscar una salida, si es que tal cosa existía.

No había forma de saberlo, asumió el profesor M mientras recogía sus papeles y se retiraba de la sala de conferencias, pero el primer paso ya estaba dado, ahora solo restaba confiar.

 

04/05/2024

Nota intrascendente: En las sombras, tras la barra del bar del lugar, una estudiante de física, que estaba allí como pasante, recordó el enigma de  “las ecuaciones de Pérez” que había leído en “Oscillantis via”, pero guardó silencio amilanada por tantas eminencias presentes.

 

 

 

 

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