domingo, 25 de febrero de 2018

Jazmín - una dolorosa decisión


Jazmin

                Ese día fue exactamente igual a todos los últimos 10 días, casi, casi desde el comienzo de la primavera.
                La noche anterior no había dormido muy bien, las consecuencias de su relación con ella hacían estragos en su cuerpo y poco o nada mitigaba el dolor el recuerdo de su dulce y penetrante perfume.
                Como se había hecho costumbre en la última semana, tomo una pastilla, en la espera del alivio que el medicamento le proporcionaría, y trato de dormir, con poco éxito.
                Él sabía que, si esto no se solucionaba pronto, tendría que tomar una decisión drástica, tenía que sobreponerse, ser más fuerte, unos instantes de voluptuoso placer sensual, sus caricias, su belleza, su embriagante perfume, lo estaban matando, pero, … es tan linda. Y él, que se consideraba un hombre duro, debía admitir que ella lo podía.
A la mañana, mal dormido, desayuno unos mates y se fue a trabajar. Todo el día, estuvo ocupado en diversas tareas, por lo que para nada se acordó de ella y un cierto alivio lo reconforto. Cuando notaba que podía estar todo el día sin ella crecía su determinación de cortarla, no la necesitaba, el mundo no se acababa cuando ella no estaba y su cuerpo retomaba la fuerza y vitalidad que tan bien lo hacían sentir….sí, si, si, sin lugar a dudas tenía que cortarla.
Con esa idea en la cabeza emprendió el regreso a casa. Mientras manejaba iba repasando los pasos que daría, como se le acercaría, y como la cortaría, sin decirle nada, sin intercambiar palabra, solo la cortaría y arrojaría los restos a la basura. Si, se tenía que terminar así, por su propia decisión, no cavia esperar a que todo sucediera naturalmente, su cuerpo no soportaría la lenta agonía de esperar que todo se diluyera con el tiempo, porque de eso también estaba seguro, más tarde o más temprano todo acabaría, ella cambiaria, su belleza ya no sería igual y su embriagador perfume, inevitablemente, se desvanecería y desparecía. Pero estaba seguro que no lo aguantaría, debía tomar la decisión y hacerlo.
Porque, ¿para qué prolongar esto? ¿Cuánto más podía durar? Seguramente que no mucho...y entonces, ¿Por qué no aguantar? ¿Por qué privarse así de su belleza, del placer de verla cada mañana al irse y cada tarde al regresar? Odiaba la duda, el sentirse así, inseguro, por una cosa tan tonta. Eso lo enojaba más. No, no, tenía que cortarla y debía hacerlo ya.
Llego a la casa con la decisión firmemente tomada. Sin bajarse del auto, abrió el portón automático, se estaciono en el jardín y….al abrir la puerta para bajarse…. La realidad le golpeo con la fuerza de un huracán. Solo abrir la puerta fue suficiente para que su perfume lo invadiera todo, para que su cerebro, embriagado por el aroma, le ordenara quedarse quieto, disfrutando las imágenes de la belleza y placer que ella le brindaba.
Entonces una lagrima comenzó a correrle por la mejilla, no pudo evitar notar su debilidad en este acto, luego se le hizo como un nudo en la garganta, y le nació el incontenible deseo e estornudar…no una sino dos, tres, cuatro veces.
No no había duda, era fuertemente alérgico a las flores, o podaba la planta o se moría.



sábado, 17 de febrero de 2018

Restos


Restos

Trabajosamente trepo la colina, y luego la bajo.
Con el dorso de la mano se quito la transpiración que le cubría la frente a causa del intenso calor.
Más de una vez había preguntado ¿Por qué debían caminar? Y más de una vez se lo habían explicado. Las razones eran valederas, sin lugar a dudas, pero teniendo medios aéreos para desplazarse tener que hacerlo a pie era enojoso. Pero era la única forma de ser todo lo cuidadosos que los trabajos de arqueología requerían.
A sus pies las aguas lamían la parte seca de la placa continental sobre la cual se hallaba parado, Al otro lado era fácilmente divisable la otra orilla, asentada en la placa continental que lenta e inexorable se apartaba de la que él pisaba, como lo había hecho desde antes de que el mar invadiera la hondonada que ahora ocupaba. Desde miles de años atrás, cuando la paulatinamente creciente falla continental aun no había sido inundada por el agua.
¿Cómo habría sido el paisaje antes? Reflexiono y se sentó a la sombra de un raquítico arbusto, pensando mientras con un palito dibujaba círculos en la arena de la playa.
¿Habrá sido un lugar fértil?, se preguntó.
¿Algún río de agua dulce correría por la, en esos tiempos, seca hondonada para descargar sus aguas en alguna laguna salitrosa? Seguramente, aunque a lo mejor no fuera permanentemente, quizás solo durante las lluvias.
¿Habrá habido hombres que construyeran ciudades a orillas de ese río? Eso también era posible, en las orillas del río o en sus cercanías. El agua es indispensable para la vida.
¿Y guerras por esas ciudades? De eso si podía estar seguro. Si había algo que parecía ser constante en la historia de la humanidad eso era la guerra. No importaban los motivos, que siempre los había.
Cerró los ojos unos instantes y pensó como habrá sido eso allí. Con la cantidad de restos que llevaban recolectados no tenía dudas que había habido muchas guerras. Quizás la zona, cuando el nuevo mar aun no existía, habría sido una especie de encrucijada o algo así, pues parecía haber restos de todos partes del mundo.
Quién sabe, quizás alguno de los grupos de hombres que habitaran el lugar hubiesen concebido la idea de ser superiores a los demás por el solo hecho de vivir allí, pudieron pensar que esa tierra les pertenecía por derecho divino…eso también era algo normal, las gentes tendían a considerase favorecidas por la divinidad, esto las reconfortaba y les daba razones para poder matar a todos los que quisieran compartir en lugar con ellos. Si la divinidad les había hecho nacer en otro lugar era porque no eran dignos  de vivir allí y pretender eso era directamente una ofensa contra el dios.
Con un poco de imaginación pudo ver los distintos ejércitos entrando y saliendo del lugar. En paso para otros destinos, conquistando y siendo conquistados.
Carros, tirados por caballos. Tanques, aviones, misiles, guerrilleros y guerreros matando y muriendo mientras sus jefes los veían desde la seguridad de sus despachos, tronos, refujios…
¡Ah la soberbia! Cuanto había sufrido la humanidad por ella.
Le empezó a doler la cabeza, le pasaba siempre que sus pensamientos lo llevaban a campos que no eran los de él. Él era un simple recolector, el trabajo de analizar lo que él y los otros como él recolectaban les correspondía a otros.
Con resignación se incorporo dejando el pobre reparo que brindaba el arbusto. Tomo un sorbo de agua de su cantimplora y continúo su trabajo, como tantos otros que, al igual que él, rastrillaban la zona.
Sin embargo la idea de las guerras que se pudieran haber librado en la zona no abandono del todo su mente.
Unos quince minutos después, al tomar un respiro mientras mojaba sus pies en el nuevo mar se rió pensando en aquello
¡Qué tonto habría sido todo, viendo lo que veía ahora!
¿Qué pensarían los hombres que pelearon esas guerras si pudieran ver lo efímero de sus esfuerzos? Tanto trabajo para terminar convertidos en arena bajo un mar aun en formación.
Una piedra donde resaltaban unas inscripciones, como si fueran en renglones escritos, en los cuales se veía “ ירושלים “,“Ιερουσαλήμ”,”Jerusa..” (El ultimo renglón estaba roto y faltaba una parte) llamo su atención al ser movida por las suaves olas del aun angosto mar, seguro algo significarían. La recogió, la guardo en su morral y se desentendió, ya habría otros que se ocuparan de estudiarlas.