lunes, 21 de septiembre de 2020

Bienvenidos...un ultimo brindis

 Entro en la gran sala con el reverencial paso que ameritaba la ocasión, los acontecimientos se habían desarrollado de forma inequívoca, pocas dudas quedaban sobre el futuro y su deber era enfrentarlo.

Por un instante recorrió la estancia con la vista, cuantos conocidos, cuantas aventuras y recuerdos revivían en aquellas caras inescrutables.

No eran los únicos, también estaban los otros, los nuevos, los desconocidos, los que jamás hubieran podido soñar siquiera con entrar allí, pero…el momento les era común a todos y nadie quedaría a salvo. Eso les daba el derecho de ingreso aunque, dadas las circunstancias, quizás preferirían no tenerlo.

Intentando disimular el gesto respiro profundamente y avanzó. No tenía sentido filosofar, era vano demorar

Se paro frente al grupo que lo miraba extrañado y hablo con la profunda voz que le era natural:

- Un día leí un libro que hablaba del fin del mundo y de tan fantástico que me pareció lo deseche.- dijo con voz fuerte, para llamar la atención de todos

Un murmullo sordo recorrió la estancia, no muchos podían decir que habían leído algún libro a parte de él.

Cuando el silencio reino continuó hablando.

- ¿Cómo iba a tomar en serio, a principios de los 80, cuando caía el muro de Berlín, que un día todos perderíamos la libertad, dependiendo de un estado que decidiría quien tenía permiso para trabajar y quién no?, - se preguntó.

- ¿Cómo tomar en serio un libro que decía que las enfermedades y pandemias campearían a su gusto por el orbe en un mundo cuya ciencia tenia dominadas casi todas las enfermedades conocidas? ¿Cómo tomar en serio un libro que hablaba de guerras generalizadas en un mundo donde con la caída de la URSS desparecía el miedo a un conflicto mundial generalizado? – recorrió los rostros de todos los presentes y continuó.

- ¿Cómo prestar atención a un libro que hablaba de cosas tan raras como aguas envenenadas, y fuego calcinando la tierra? ¿Cómo creer en un libro que decía que el mundo le daría la espalda a Dios cuando un Papa era capaz de detener una guerra o precipitar a la caída del único estado oficialmente ateo del mundo, con su sola presencia? –

- ¿Cómo creer que si, como decía el libro, estas señales se mostrarían a todos en el final de los tiempos, nadie las tomara en serio?- llegado este punto hizo un silencio y levantando la copa concluyo.

- Pues bien, pasados apenas 40 años, solo queda chocar las copas con ustedes mis compañeros de especie y brindar –

Elevándose en toda su monumental estatura, a voz en cuello, como si fuera un desafió de guerra grito:

 

- ¡Bienvenidos al fin del mundo! –

 

Acompañándolo todos elevaron sus copas y vaciaron de una sola vez el contenido de la última ración de agua pura que quedaba en el lugar.



© Omar R. La Rosa

Córdoba – Argentina

21 septiembre 2020

(Año de la pandemia)

jueves, 17 de septiembre de 2020

Sobre pestes y "otras pestes" - Charlas en la cafetería del ministerio del tiempo

 

Ciclo: Charlas en la cafetería del ministerio

 

Sobre pestes y "otras pestes”


 

En la enfermería del ministerio Julián forzaba los ojos sobre la pantalla de un microscopio electrónico, en un vano intento de ver algo más que manchas borrosas.

Era más por hacer algo que por otra cosa, porque no esperaba encontrar nada que los especialistas ya no supieran.

Cansado se recostó contra el respaldo de la silla y cerró los ojos unos momentos, cuando los volvió a abrir lo vio, ahí, parado frente a él con su sonrisa bonachona y su aspecto desalineado.

-          Buenos días rabino –

-          Buenos días muchacho ¿Qué lo tiene tan ocupado? –

-          Esta peste que nos azota – dijo, girando la pantalla para que Abrahán Levi pudiera observar.

-          Qué maravilla – expresó el médico al cabo de unos minutos de atenta contemplación.

-          Si, es increíble que algo tan chiquito pueda causar tanto daño – se lamentó resignado Julián.

-          ¿Qué? A, si, usted se refiere a la pelotita esa – indicó la imagen del “covid 19” – je, yo decía este aparato, ¡Cuantas cosas hubiese podido hacer con algo así en mi tiempo! –

-          No se crea, ya ve, nosotros lo tenemos aquí y de todos modos no logramos ganarle a un simple virus –

-          Tiene razón – e, incorporándose – Necesita descansar muchacho, viera la cara que tiene –

-          Si, quizás sea bueno tomar un descanso – aceptó el paramédico levantándose mientras pausaba el computador – venga, lo invito un café –

-          Acepto – dijo sonriente el anciano, que se había aficionado al brebaje, mientras lo acompañaba.

 

Ya en la cafetería se les unieron Pacino y Alonso, de regreso de una misión.

-          ¿De qué va compañeros? – preguntó cansado el policía, mientras literalmente se tiraba sobre una silla levantando la mano, indicándole al mozo que quería una “caña” bien fría.

Más discreto, pero igual de cansado, Alonso pidió otra cerveza.

-          Por acá, más de lo mismo – se lamento Julián - ¿Y ustedes? –

-          Nada especial, solo unos piratas que se pusieron un poco molestos. – comentó Pacino rotando la mano derecha en significativo gesto – Pero con el compañero logramos hacerlos entender – se rió al tiempo que elevaba la mano con la cerveza helada en señal de brindis, que Alonso correspondió.

-          Si, no creo que a los herejes esos les queden ganas de apropiarse de lo no que no es … - pero no termino, de pronto cayó en la cuenta de que lo de hereje no le había gustado mucho al rabino.

-          Está bien joven, no se preocupe, después de todo todas las religiones tienen los suyos – sonrió bonachonamente mientras sorbía un trago del café, evitando mencionar que, al menos en sus principios, el cristianismo era visto como una herejía judía.

-          ¿Averiguaron algo más del bicho ese de porquería? – preguntó Pacino cambiando de tema.

-          No, nada todo igual y ni modo de viajar al futuro ni recibir alguna visita desde allí con alguna pista – explico Julián, y bajando la voz, como si fuera a decir algo terrible – es como que no tuviéramos futuro –

Alonso se santiguo.

-          Claro, es lógico – tercio el rabino – esa es la característica del futuro, no existe hasta que no lo hacemos –

Con lo cual dijo algo que todos sabían y no servía para nada.

Luego de unos instantes, en que guardo silencio como si meditara en la conveniencia o no de seguir hablando, continuó.

-          Pero ese bicho no es el principal problema que tienen… –

Los tres miraron intrigados al viejo que, captada la atención, siguió explicando.

-          Pues, no es la primera vez que sucede algo así, ya ha pasado muchas veces antes y la humanidad ha salido adelante… –

-          Sí, ¿a qué precio? – le interrumpió Julián.

-          Le entiendo amigo, el costo a veces es alto, como cuando la peste negra – concedió – pero al final aprendimos como se propagaba y como cuidarnos –

-          …En el proceso perdió la vida casi media Europa…– insistió Julián.

-          Bueno, los medios eran más rudimentarios…- disculpó Abrahán mientras Alonso y Pacino escuchaban atentos - ¿No lo ve? ahora es igual…, más tarde o más temprano la humanidad siempre ha aprendido a cuidarse de las amenazas externas, lamentablemente no se puede decir lo mismo de las internas…- y dejo las palabras flotando en el aire, para darles más significancia.

-          ¿Qué quiere decir? Sea claro – pidió Alonso algo molesto. Sabido es que no es amigo de insinuaciones o medias tintas.

-          Dejando de lado los enemigos ¿Cuál es la peor amenaza en el campo de batalla? – preguntó sugestivamente.

-          El desorden – contestó sin titubear el soldado y el rabino volvió a sonreír.

-          ¿Esta criticando al gobierno? – malicio el policía terminando el último trago de cerveza.

-          Nada más lejos de mi – se atajo el judío – yo no he dicho tal cosa, solo que he estado viendo la información que maneja Julián…pobre hombre, ¿Cómo hace para sacar algo en limpio? Parece como que nadie sabe nada, pero tampoco se priva de opinar –

-          Bueno, es entendible, cada uno hace lo que puede –

-          Sí, pero el rabino tiene razón, por más buenos soldados que tengas, si no hay buenos generales la batalla está perdida – acentuó Alonso muy serio.

-          El desorden, en mis tiempos eran muy comunes los quintacolumnistas, como los llamaron luego, para sembrar desorden en los contrarios y desorientar a los enemigos – tercio Spínola, recién llegado, mientras se sentaba a la mesa sin esperar a ser invitado.

-          No siempre son “quinta columnas” – disculpó el rabino – a veces simplemente es gente de bien, desorientada –

-          Eso nosotros lo teníamos solucionado, con la Inquisición todos sabíamos para que lado se corría y España fue la primera potencia mundial de la historia – dijo Alonso, no sin orgullo, chocando copas con el duque, grande de España.

-          Bueno, también hubo otros que quisieron decirnos para que lado se corría y así nos fue – comentó Pacino comiéndose unos maníes mientras pedía otra caña…- Hablando de desorden, ¿Qué me cuentan del “Barça” –

-          ¿Futbol? Veinte afeminados con las piernas al aire corriendo atrás de una pelota ¿Cómo les puede importar tanto eso? –

-          Alonso, macho, disimula un poco eso de ser de otra época – rió Julián dándole una palmada en el hombro.

Y así la charla vario de un tópico a otro, como corresponde a una reunión después de hora hasta que

-          ¡Abrahan!, viejo sinvergüenza ¿Qué haces ahí perdiendo el tiempo con tus amigotes? –

Resignado Levi se levanto y saludo

-          Ya voy mujer ¿Quién te corre? –

Tras él todos se levantaron, cada uno a lo suyo, a seguir escribiendo el futuro, que buena falta hacia.

Córdoba – 17 de septiembre de 2020

© Omar R. La Rosa

 

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viernes, 4 de septiembre de 2020

Puesto estático 27 AA er

 

 


Nota: el original de la presente crónica se encuentra perdido, se presupone que fue escrito en Galáctico temprano (idioma completamente desconocido en la actualidad), pero no podemos saberlo ya que solo ha llegado hasta nosotros una copia de una traducción, cuyo origen desconocemos, que actualmente se encuentra en el museo de ciencias naturales de Az Ezüst (La Plata, Argentina), aunque no es posible verla pues su estado es tan endeble que su exposición al simple aire podría dañarla irremediablemente.

El acceso que hemos tenido a una digitalización de la misma es lo que nos permite transcribir la presente historia.  Nuestro agradecimiento al doctor Régi Történész por permitirnos verla.

El Editor

 

Estaban a punto de completar su año de servicio en el puesto estático 27 AA er, un remoto destacamento en la periferia de la galaxia donde nunca pasaba nada y por tanto, era el lugar ideal para unos novatos como ellos.

Cuando parecía que definitivamente así era y que en verdad no pasaba ni pasaría nada uno de los becarios, que de puro aburrido no más se puso a estudiar los últimos registros del cuadrante 27 AA er, detecto con gran sorpresa  actividad electromagnética codificada

Lo que tenia ante si era algo desconcertante, pues parecía ser artificial. Eran señales de radio de amplitud fluctuante, con un paulatino corrimiento al azul, como si la fuente emitiera cada vez a una frecuencia más alta….

En seguida solicito ayuda y junto al resto de la dotación no afectada a la preparación del relevo, se abocaron a identificar la posible fuente de las emisiones.

Luego de arduos y trabajosos manejos de telescopios e instrumental determinaron un espacio determinado, una estrella de clase G, con varios planetas orbitando a su alrededor. Desde la distancia a que se encontraban podían distinguir a por lo menos 3 de ellos, los más grandes sin duda.

El hecho de que la estrella se estuviera acercando hacia ellos explicaba la aparente disminución de las longitudes de onda de emisión. Las mismas deberían ser más bajas, pero por el efecto Doppler se hallaban corridas al azul y se iban ajustando conforme se les acercaban.

Pero había otra cosa, las señales parecían ocultarse periódicamente. Eso tendría sentido, por ejemplo, si la fuente estuviera en órbita muy cerca de la estrella, lo cual haría que la portentosa emisión de la misma eclipsara la fuente cada vez que esta estuviera en tránsito aparente delante o detrás de su disco.

Y esta sospecha los llevo a descubrir el planeta del cual parecían provenir las señales, ahí, casi en medio de la zona habitable estaba el pequeño punto de brillos azulados que periódicamente se encontraba a derecha e izquierda de la estrella.

Un pequeño planeta girando en torno a una estrella clase G, algo muy común y poco relevante para llamar la atención de nadie. De hecho, al consultar los registros apenas si encontraron alguna referencia al sistema en cuestión. Solo una nota, como al margen daba cuenta de que el año anterior(1), cuando la estrella había pasado más cerca del puesto de observación de lo que lo haría ahora, una exploración no tripulada había detectado vestigios de vida, pero nada evolucionado ni mucho menos nada que hiciera pensar que allí habría algo en proceso de desarrollo tecnológico.

Es decir que, fuera lo que fuera, en menos de un año galáctico había pasado de la casi nada al dominio de la radio…¿sería algo natural o tenían visitas desconocidas?

La pregunta era inquietante, ¿podía ser que los visitaran de otras galaxias, o que alguien estuviera “colonizando” el sector sin aviso?

Una nota de alarma se encendió en la estación, eso podía ser algo grave.

Era preocupante, si, pero no podían dar la alarma así como así, debían tener más datos, por lo que, por orden del jefe de estación, se suspendieron permisos y descansos para abocarse de lleno a la pesquisa.

Para cuando la nave de relevo llego a la estación parte del misterio estaba develado, siguiendo las leyes de la mecánica celeste la estrella se había acercado ya a su perigeo y era perfectamente “estudiable”,  fuera lo que fuera que generara la emisión estaba confinado al tercer planeta. Si algo lo había abandonado no era masivo, a lo sumo algunas avanzadas, pero nada significante.

Sin esperanzas solicito permiso para un viaje de exploración, solo ir, mirar de cerca y volver. Pero no era posible, ¡las leyes de la mecánica celeste!, el gasto extra debido a demorar la partida hacia imposible cualquier pérdida de tiempo. Otra vez seria.

Con una mescla de dolor y alegría recibieron a los compañeros que los reemplazarían, por un lado significaba que por fin regresaban a casa, por otro que debían abandonar la investigación. Era algo injusto que, después de un año de aburrimiento, cuando algo interesante pasaba tuvieran que abandonarlo.

Pero así eran los reglamentos, cuando había reemplazo, había reemplazo. Ya los nuevos continuarían el trabajo.

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Pasados los primeros días, cuando el relevo se había completado, con la dotación nueva haciéndose cargo de la estación y la vieja ya fuera de alcance, adentrándose en las profundidades de la galaxia, alguien retomo la tarea de seguir la extraña emisión estudiada por sus antecesores.

Con profesional actitud revisaron datos, corrieron proyecciones y fijaron los instrumentos en la nueva posición indicada para la estrella en cuestión.

Según los informes las señales provenientes del tercer planeta que la orbitaba habían evolucionado rápidamente del estadio analógico al digital. Eso era lo que se veía en los registros, apenas pasado el perigeo la actividad radio eléctrica detectada era abundante y evolucionada…era posible seguir las mismas, haciendo los correspondientes correcciones para compensar el corrimiento al rojo, por la velocidad de alejamiento de la fuente, hasta el punto donde los estudios se habían interrumpido por las tareas de relevo.

Siguiendo los protocolos retomó los trabajos, pero sus resultados fueron decepcionantes. No había nada que estudiar.

Preocupado reviso varias veces los cálculos y, con ayuda de algún compañero que le cedió algo de su tiempo libre, los volvió a rehacer, todo para confirmar que eran correctos, la estrella era la correcta, los instrumentos estaban trabajando normalmente, todo estaba bien, pero allí no había nada. Si había habido alguna señal inteligente ya no existía, por lo menos no de la forma en que había sido descubierta, ni en ninguna otra que ellos investigaran.

Por fin, al cabo de varios días, el asunto perdió interés. Había mucho que hacer como para seguir la trayectoria de una común estrella de tipo G que se alejaba de ellos silenciosamente.

Ya habría oportunidad de estudiarla nuevamente cuando regresara a ellos dentro de casi un año, antes del próximo relevo.

© Omar R. La Rosa

Córdoba – Argentina – 23/11/2019

 

(1)    Año galáctico, tiempo que tarda el sol en completar una órbita en torno al centro de la galaxia, entre 225 y 250 millones de años << volver