Pocas Pulgas
Le gustaban el alcohol y las armas.
¿Qué podía hacer?. Él era hombre de pocas pulgas.
No siempre había sido así, pero todo cambió un buen día (noche) cuando luego de algunas copas de más apareció ella, con toda su sensual belleza, insinuante, lasciva, acercándose hacia él…haciéndolo sentir indefenso.
Se quedó largo rato observándola, como un colegial asustado, mientras apuraba los tragos.
Cuando el camarero lo despertó para echarlo del local cayó en la cuenta de que la mujer ya no estaba allí.
Es así que volvió a la siguiente noche esperando paciente a que apareciera…tomando alguna que otra copa hasta que, cuando los vapores del alcohol comenzaban a nublarle el entendimiento, ella volvió a aparecer y el corazón casi se le detiene de tanta belleza.
La mujer le sonrió insinuante…pero no pasó de allí, pues el camarero lo tomó por el hombro, tratando de sacarlo a la calle antes de que cayera dormido sobre la mesa.
Enojado miró al hombre con odio, tratando de ignorarlo.
Fue en vano, ella ya había desaparecido, así que sin decir palabra se marchó, decidido a que la escena no se volviera a repetir.
A la noche siguiente volvió y lo primero que hizo fue colocar el facón sobre la mesa. Luego pidió la botella de costumbre y se dedicó a dar cuenta del alcohol hasta que la volvió a ver.
Nadie le molestó y la escena se volvió rutina.
© Omar R. La Rosa
Córdoba – Argentina
30 Noviembre 2020
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