¿Qué recuerdos tengo de esa fecha?
¿Cómo
decirle con exactitud?, usted sabe que la memoria es caprichosa. Por razones
que desconozco, con igual facilidad nos trae algunos recuerdos y borra otros,
todo barnizado con los colores de otras vivencias.
Así, si
usted insiste, le puedo contar que ese día yo estaba en la cabecera de pista,
dando apoyo, con los otros técnicos, a los dos únicos aviones de combate que
habían quedado para proteger la ciudad de Buenos Aires, ¿O serian tres?¿O era
uno? No lo sé, pero si tengo claro que en esa época vivíamos ahí, nosotros al
lado de los aviones, los pilotos sentados y atados en la cabina, prontos a
despegar con la consigna de estar en el aire en a lo sumo 3 minutos.
Tampoco
sabría decirle porque esta escena me viene acompañada de la melodía de la
canción “No bombardeen Buenos Aires” de “Charly” García, que
no sonó en las radios hasta octubre del 82.
Como si
con solo cantarla fuera suficiente ¿se da cuenta? Si con eso solo alcanzaba
¿Qué hicimos nosotros ahí?. Siempre creí que justamente, “evitar que bombardeen
Buenos Aires”…pero no recuerdo a nadie haber mencionado eso…Ve, es lo que le
digo, con los años hay recuerdos que se pierden, a lo mejor algún cantante
famoso, o un actor o político menciono nuestro trabajo y se me ha olvidado…
Ah ¿Qué
no se me ha olvidado nada porque efectivamente todo el mundo canto esa canción
pero nadie nos menciono? Qué pena.
En fin,
¿Ya le conté que en esos años era mecánico de aviónica? Si, si aun era un pibe,
22 años, eso sí lo recuerdo bien claro. Pero no tiene nada que ver con la
historia, al fin y al cabo esa era la edad de la mayoría de los que fueron a
pelear a las islas.
Volviendo
a lo que le contaba, lo que si tengo claro fue el alerta de esa noche, ¿O seria
alguna otra noche parecida?.
Las
sirenas sonaron al mismo momento que llegó la orden de despegue. La actividad
se desato frenética y, tal cual lo previsto, en menos de 3 minutos los aviones
estuvieron en el aire, rasgando la noche con el soplete de la post combustión,
proa al Atlántico en busca de los “Vulcan”, que saliendo de isla Ascensión se
acercaban a nuestro espacio aéreo…
Perfectamente
podrían haber intentado bombardear Buenos Aires, aunque después supimos que su
destino final fueron las islas Malvinas, sobre las cuales, a las 04:40 del
primero de Mayo dejaron caer sus bombas.
Primero
de Mayo. ¡Qué contrasentido, no recuerdo haber trabajado nunca tanto como ese
día del trabajo! La actividad fue intensa, las balas habían empezado a cantar
su tétrica canción y era necesario apoyar a los que ponían el pecho ante ellas…
El turno
de trabajo de ese día me mantuvo en el taller, preparando equipos de reemplazo,
atento, como todos, a las noticias en la radio, donde sonaba “Era en Abril”, y
nos destrozaba el alma con la historia de un niño que no llegaba a ver la
vida…cosas que pasan…recuerdos que quedan. Siempre me pregunte ¿Quién elegía la
programación? Aunque cada vez tengo menos dudas de quienes fueron. Si había una
canción para bajar la moral de la gente era esa…
Como le
decía, una de las cosas que más recuerdo era la falta de información. Si como
ahora, pero sin internet ni redes sociales.
Pero
esto no es del todo cierto, la ventaja de trabajar en los hangares era que
estaba a un paso del taller de radio, donde “el loco”. No, no recuerdo su
nombre, ¿o sí? pero no importa, lo que importa es que el taller de radio era lo
más parecido que he visto a uno de esos laboratorios de película, con
científico loco y todo.
Había
ahí, en un indescifrable aquelarre, equipos de radio, cables de alimentación,
antenas y no sé cuantas cosas más.
Sobre
aquel reducto reinaba la figura del “loco”, moviendo diales, y perillas,
orientando antenas, atento a lo que pudiera escuchar en los cascos que calzaba,
hasta que lograba sintonizar lo que deseaba y ponía la señal en los parlantes
para que nosotros, pobres mortales, pudiéramos escuchar, cuando era posible.
Cuando
no, nos limitábamos a escuchar los comentarios que él nos hacía de lo que
escuchaba en los auriculares.
Y así
paso ese día, a eso de las 15:30 hs nos aviso que tenia sintonizados a los
nuestros, que “el Paco” y la “Pepa” saldrían de Gallegos a las islas en un
rato.
Eran dos
de los pilotos que más apreciábamos los mecánicos, dos tipazos.
No me
pregunten como el loco lograba sintonizar esas cosa, técnicamente es imposible,
pero él lo hacía y nadie lo dudaba, jamás dijo nada que después resultara
mentira.
Así que,
en menos de lo que canta un gallo, una pequeña multitud se amontono como pudo
en el poco espacio libre del taller, conteniendo la respiración tratando de
escuchar lo que salía por los parlantes o lo que nos contaba el loco.
En una
de esas se escucho claramente la voz del Paco gritándole a la Pepa:
-
¡Cierre!¡cierre! – alertándolo del misil que al final lo derribo.
No
pudimos escuchar lo que siguió, la señal casi se perdió y el loco la saco del
aire, pero el siguió prestando atención descifrando lo que podía.
- El
Paco se ha quedado sin combustible, va a intentar aterrizar en las islas – nos
informo de pronto.
Nos
quedamos todos expectantes.
- Ha
arrojado los tanques suplementarios – agregó, anoticiándonos de que, para
alivianar el avión se había desprendido de los tanques de combustible que el
avión, el Mirage MIII que volaba, llevaba bajo las alas para aumentar su
autonomía.
- ¡Pero…
van a pensar que está arrojando bombas!- se aterrorizó uno de los armeros que
estaba allí.
Todos
nos quedamos atónitos ante la posible imagen…¿Y si lo confundían y lo
derribaban los nuestros?
Las
señales se perdieron definitivamente, al punto tal que en un momento el loco se
quito los auriculares, apagó los equipos y nos hecho a todos.
- Ya
está, no se escucha más nada muchachos, cuando tenga algo nuevo les aviso –
todos notamos el temblor de su voz, pero fue imposible sacarlo de lo suyo.
A última
hora esa noche me entere que al Paco lo habían derribado los nuestros.
Cuando
tome el colectivo, de regreso a mi casa (era afortunado de poder hacer eso) en
la radio sonaba…”solo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente…” y yo
me pregunte, ¿Cómo puede alguien ser tan insensible como para tener que pedirle
a Dios que la guerra no le sea indiferente? Después algo entendí, pero esa
noche no, yo estaba destruido, la guerra no me era para nada indiferente…
© Omar R. La Rosa
19/10/2020
Córdoba -Argentina
Basado en hechos reales
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