Nota: (a modo de prologo)
En el final de “tiempo de
realeza….”(ver: https://ytusarg.blogspot.com.ar/2017/01/) los
agentes del ministerio, en el despacho de Salvador, se preparan a partir hacia
su nueva misión, verificar que hay de cierto en un informe llegado del sur de
la provincia del Tucumán, virreinato del Perú, en el año 1573 cuando….
El escribiente
Entrevero real
Aun resonaban los pasos de
Marcus, el Bizantino que sería el primer jefe del primer Ministerio del Tiempo
de occidente, ese que acababa de crear Constantino ni bien regresado a Nueva
Roma (ciudad que años después sería conocida con su nombre) luego de haber asistido al pesebre de Belén,
cuando Angustias había entrado con el aviso de que don Jerónimo Luis de Cabrera
podría no llegar a tiempo para la fundación de su ciudad de Córdoba de la Nueva
Andalucía, en la época que esa zona estaba bajo el gobierno de Lima, capital de
Virreinato del Perú.
Mientras en la oficina de Salvador,
este y Ernesto informaban a la patrulla
lo que se sabía de la ciudad a la que tendrían que ir y los personajes con los
que tendrían que interactuar, un gran barullo, proveniente de los pasillos,
llamo la atención de todos.
-
¿Sera de Dios que uno no puede trabajar en paz
aquí? – cuestiono Salvador bastante molesto
-
Ernesto, vaya a ver qué pasa, ¿quiere? – pidió,
pero no hizo falta ni que saliera, porque cuando estaba tomando la manija de la
puerta, entro Angustias, más alterada que la vez anterior
-
Vengan a ver lo que pasa, hay unos tipos rarísimos
ahí fuera, ¡y miren que conozco gente rara! Sin aludir a ninguno – se disculpo
al tomar consciencia de lo que había dicho.
No se hicieron repetir la
invitación. Todos a uno salieron de la oficina, en el pasillo había un mundo de
gente. Había allí funcionarios de todas la aéreas y épocas. Todos presos de una
gran excitación
-
¡¿Qué es esto?! – interrogo Salvador en voz
alta, con poco éxito.
-
¿De qué va compañero? – preguntó Alonso a un
soldado que paso a su lado rumbo al túnel de las puertas
-
No sé bien, pero parece que han detenido a unos
aristócratas con una cantidad enorme de contrabando –
-
Y lo están regalando - agrego un funcionario que pasaba por allí,
vestido de tonelero del siglo XVI
-
¿Contrabando temporal? – Pregunto Pacino, pero
nadie respondió, los soldados llevaban prisa.
A duras penas lograron llegar a
la entrada al túnel, una vez flanqueada está la cosa se puso algo más
tranquila, si se quiere.
La imagen era disparatada,
arrinconados contra una puerta había tres sujetos estrafalariamente vestidos,
rodeados por agentes de la guardia real que les apuntaban con sus armas
mientras los últimos funcionarios, desalojados por los guardias, abandonaban el
lugar con lo que habían logrado agarrar de lo que repartían los sujetos.
-
¿Qué está pasando aquí capitán? –
-
Aun no lo sabemos a Señor - contesto el oficial cuadrándose ante Salvador
-
Puede haber sido una falla de seguridad o un
error –
-
Si, si, pero ¿de qué se trata? ¿Quiénes son
esos? –
-
Estamos averiguando, pueden ser terroristas del
ISIS –
-
¿Terroristas del ISIS aquí? – se preocupo Amelia
-
Pues sí, es algo raro, dicen ser Persas…aunque
parecen no saber quién es Ala –
-
¿Cómo? – Pregunto Pacino
-
Pues, eso fue los que no dijo Ender el turco,
que está haciendo de traductor – aclaró el oficial.
Entonces cayeron en la
cuenta de que junto a los tres hombres había un cuarto, que era quien traducía
como podía lo que estos decían
-
¿En qué hablan estos? – Indago Alonso, que, como
la mayoría, no entendía palabra
-
Parece que en Arameo – susurro Ernesto
-
¿Usted lo habla? –
-
No, solo lo entiendo un poco – se disculpó – me
parece que no he sido tan buen alumno como parece –
-
Dejen escuchar – pidió Amelia
Salvador, ya al lado
del traductor, estaba tratando de conversar con los extraños.
Los demás hicieron
silencio y pararon la oreja para no perder detalle, aunque poco o nada lograron
entender.
Al cabo de unos minutos
Salvador, visiblemente molesto pidió a los extraños que vaciaran las bolsas que
llevaban. Ellos lo hicieron sin oposición alguna.
-
Ve – dijo uno de los guardias
-
No sabemos como lo hacen, pero las veces
anteriores fue igual. A los pocos segundos las bolsas se vuelven a llenar –
-
¿Solo con juguetes? –
-
Si, por lo menos no hemos podido ver otra cosa.
Muchos de los juguetes fueron llevados al laboratorio para analizarlos, por si
encuentran algo oculto o disimulado en ellos. –
-
¿Y? –
-
Hasta ahora, nada de nada –
-
Esto no tiene sentido – meneo la cabeza
-
Llévenlos a mi oficina y que traigan alguien que
domine este idioma – ordenó mientras salía del túnel.
Unos minutos después, con los
extraños en la oficina y ya restablecido el orden en el ministerio, con todos
los agentes abocados a sus trabajos, la pesquisa continuo
-
Mientras esperamos que llegue la gente que nos
envían desde la Complutense repasemos la situación – pidió Salvador
-
Pues, a lo que parece, estos señores son del año
6 ó 7 antes de Cristo – afirmo Ernesto, mientras los aludidos asentían
-
Y dicen ser de oriente, posiblemente lo que hoy
conocemos como Irán, que para esa época era Partia –
-
Por lo tanto serian anteriores a los
musulmanes…de allí su desconocimiento –
-
Es lo que hemos estado diciendo desde el
principio – aclaro en perfecto español uno de los tres, dejando asombrados a
todos
-
¿Qué? ¿Qué ha dicho? – le pregunto Salvador
sorprendido
-
Que somod persas y no tenemos ni idea de quién
sea el Ala ese que tanto parce preocuparles –
-
Sí, sí, eso está claro, lo que pregunto es ¿Cómo
habláis nuestra lengua? –
-
Pues, porque la hemos aprendido, viendo que
vosotros no lograbais entender lo que decíamos no tuvimos más remedio – tercio
otro de ellos.
-
¿Cuándo?¿cómo? –pregunto Ernesto, mientras
Salvador hablaba por el intercomunicador con Angustias, pidiendo que cancelen
el pedido del lingüista
-
Sencillo señor – intervino el tercero – es parte
de nuestro trabajo hacerlo, por eso dicen que somos sabios –
-
¿Tres hombres vestidos con ropajes suntuosos,
provenientes del lejano oriente y sabios…? – medito Pacino en voz alta
-
¿No serán los reyes magos? – y dejó la pregunta
flotando en el aire
-
Nosotros no somos magos – indico uno de los
aludidos, sin que nadie prestara mucha atención, pues estaban todos
sorprendidos de las implicancias de lo que acababa de decir Pacino.
Si estos eran los verdaderos
reyes magos, a los que ellos habían sustituido en el viaje hecho a Belén en
compañía del emperador Constantino, podían haber alterado seriamente la
historia.
-
No, tranquilos, si eso hubiera pasado ustedes
deberían haberlo notado al llegar aquí – aclaro Ernesto
-
Cierto -
acordó Amelia
-
Si hubiese habido un cambio no nos hubiese
afectado a nosotros, pues estábamos en otra época, y deberíamos haber notado
las diferencias al regresar. ¿no? -
-
A parte, la historia dice que llevaron Oro,
Incienso y Mirra. Tal como escribió Mateo luego de ver los regalos que llevamos
– afirmo Pacino recordando lo pasado en el pesebre.
-
Y esta gente solo trae juguetes –
-
Pues claro, ¿Quién regalaría otra cosa a un
niño? – preguntó con asombro uno de los tres
-
Unos magos que vinieran a adora a Dios –
Sentencio Ernesto
-
Esos serian los regalos adecuados para él ¿no es
así? – dijo Alonso, que casi no había hablado aun, recordando lo aprendido en
la catequesis.
-
Claro, oro por ser rey, Incienso por ser una
divinidad y mirra por su condición de hombre –
-
Leéis demasiados libros – cuestiono uno de los
sabios
-
¿En qué cabeza cabe hacer regalos tan raros para
un niño? – indico otro
-
Pues… - dudo Angustias, que acaba de entrar
trayendo café.
-
Señores, los niños necesitan juguetes. Fantasías
que les ayuden a crecer antes de tener que enfrentar los problemas de este
mundo –
-
¿Por qué privarles de eso? – preguntó el de la
larga barba blanca
-
Pero se trata de Jesús – Cuestiono Salvador
-
Sí, pero no todavía el que cambiara el mundo – planteo
de piel más morena.
-
Sí podría ser el nietito de cualquiera de
nosotros – comento el de la barba, mientras sacaba un retrato de un niño del
interior de una cartera que llevaba en un bolsillo.
-
Pero es…seria un nieto muy especial… - objeto
Ernesto
-
¿Qué tendría de distinto con cualquier otro
nieto? –
-
Si ustedes hubiesen estado allí, sin saber nada
de lo que saben, ¿Cómo podrían decir cuál de todos los niños del momento era
Jesús? –
-
Es lo que le paso a Herodes, Dios lo perdone –
indico el tercer rey
-
Ahora es igual, ¿Quién puede decir si alguno de
los niños que hoy hay no es un nuevo Jesús? –
-
Todos, cuando somos niños, somos pequeños “Jesuses”…después
el tiempo….bueno…pero eso es otra cosa, nosotros no podemos saber quién será
que, así que llevamos regalos para todos –
-
Si se quiere es nuestro acto de fe para con la
humanidad –
El silencio se hizo en la
oficina
Al cabo de unos minutos lo
rompió Pacino con tremenda lógica
-
¿Qué hacemos ahora? –
-
Dejarnos ir sin más –
-
¿Qué? –
-
Pues eso, dejarnos ir –
-
No tenéis idea de adonde estáis –
-
O si, si que la tenemos, estamos en el 2018 en
Madrid. Pero igual podría ser Constantinopla, Jerusalén o Buenos Aires –
-
Conocemos estas puertas mejor que ustedes –
elevo la apuesta
-
¿O como creéis que hacemos para llevar tantos juguetes
a tantos niños en tanto lugares del mundo? –
-
¿Con los renos mal olientes del gordo ese que
nos hace competencia? – gesticulo Baltasar tapándose la nariz con los dedos de
una mano y aventando con la otra.
La risa que siguió a esta
ocurrencia se hizo general, distendiendo la situación.
Salvador se arrellano en su
sillón y dio su visto bueno con las manos, en un gesto muy de él.
Había cosas que mejor dejar como
estaban.
Minutos después, luego de
abandonar las oficinas del ministerio del tiempo, ya cruzando su primera puerta
hacia otro lugar…
-
¡Qué viejo zorro que resulto el Constantino ese!
–
-
Digno heredero de Augusto – afirmó otro
-
No ha sido nada dejarle ocupar nuestro lugar en
el pesebre a cambio del dato de estas puertas mágicas –
-
Así es. Buen negocio sin lugar a dudas – Afirmo
Melchor
-
Con un poco de suerte habremos terminado nuestro
trabajo antes que salga el sol y podre irme a la playa, lejos del frio – rio
Gaspar
-
¿Se dan cuenta de la cantidad de kilómetros que
nos ahorramos de hacer a lomos de esos mal llevados camellos? –
-
Bichos de mal carácter – rieron mientras dejaban
un regalo en los zapatitos del niño que dormía en una casa…..
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