viernes, 18 de enero de 2019

El sol apagado


El sol apagado
Hacia como un mes que hacer radio estaba imposible. La propagación prácticamente no existía, pero eso ya no extrañaba a nadie, antes por lo menos preocupaba, pero ahora ni eso.
Es que no era nada nuevo, al principio si, era novedad y todo el mundo anduvo alborotado un montón de tiempo con eso. No era para menos, saber que tu sol se empieza a apagar y que no tienes otro lugar a donde ir no es algo agradable para nadie.
Al principio la sorpresa fue general, pues si bien todos sabíamos que las estrellas morían y que en algún momento esto también le sucedería a la nuestra, todos pensábamos que sucedería siguiendo el ciclo normal de las estrellas de su tamaño, es decir, conforme se fuera consumiendo su luz iría virando al rojo y su tamaño iría creciendo hasta ocupar la orbita en la que estábamos, quemando en el proceso a quienes no hubiesen podido abandonar el planeta…pero eso pasaría, según todas las predicciones, en un futuro de millones de años.
Sin embargo no fue eso lo que paso, si no todo lo contrario, nuestro sol se empezó a apagar, de apoco, como un carbón alejado de la hoguera. En vez de inflarse y estallar al consumirse completamente solo empezó a apagarse, sin más. Al día de hoy aun no nos ponemos de acuerdo sobre las causas ni los porque, pero eso ya carece de importancia.
Para cuando nos dimos cuenta de lo que estaba pasando nuestra tecnología ya nos permitía realizar viajes espaciales con una cierta seguridad y domino…solo que no teníamos a donde ir. La estrella más cercana con un planeta habitable estaba definitivamente más allá de nuestras posibilidades y lo seguirá estando hasta que nuestro sistema se le acerque suficientemente, pero eso no será hasta dentro de varios miles de años.
Eso no quiere decir que no intentáramos alcanzarla, de hecho si lo hicimos, y por lo que sabemos, las naves enviadas ya han salido de nuestro sistema solar, o están por hacerlo. No estamos seguros porque las comunicaciones se hacen cada vez más difíciles.
El problema inmediato, después del lanzamiento de las naves, fue decidir que hacer con los que nos quedamos en el planeta.
Al principio fue algo caótico, de hecho esa palabra define muy bien el estado en que vivimos los primeros años, un verdadero caos, hasta que alguien o algunos (eso tampoco esta muy claro) tuvo una idea que, si bien no solucionaba el problema, nos permitía ganar tiempo, en la esperanza de encontrar una solución que si lo hiciera.
Solo la desesperación nos hizo aceptarla, pero he aquí que, de tan loca, la idea al final sirvió. Por un lado permitió recuperar el orden. Los sobrevivientes al caos tuvimos de pronto un objetivo común, algo que nos movió a unirnos, a dejar de aniquilarnos entre nosotros, y eso solo ya fue muy bueno. Por otro lado, luego de superados los “detalles técnicos” demostró funcionar y nos dio un logro planetario que elevo muchísimo la moral y elevo los ánimos para encarar el problema principal.
¿Qué que hicimos? Pues acercamos nuestro planeta al sol. Si, si así como lo digo, la idea, de tan sencilla parecía imposible, pero no lo fue. Fue algo lento, trabajoso, no solo por lo complicado, si no porque debía hacerse con mucho cuidado. Las leyes de la mecánica se seguían cumpliendo, por más que el sol se muriera, y alterar la inercia de un planeta en movimiento no es algo a menospreciar.
Pero lo hicimos y funciono, le dimos el impulso justo para quedar en el límite interno de la nueva zona de supervivencia, aquella en que el agua se mantiene liquida a temperatura ambiente.
Nunca olvidare las fiestas mundiales que se realizaron, la alegría de poder tomar sol en una playa junto a un mar que, de a poco, recupero una temperatura agradable, deliciosa. El aumento de los nacimientos unos meses después…la vida de regreso.
Pero, hay, siempre hay un pero. Como ya sabíamos eso no detenía la agonía de nuestro sol…y así, unas décadas después nos vimos obligados a mover nuestro planeta nuevamente. Por un lado ya teníamos claro que y como hacer, lo que facilito mucho las cosas, por otro se hizo patente para todos la transitoriedad de la medida. A eso hubo que agregar la certeza que un próximo movimiento nos obligaría a lidiar con nuestro compañero planetario, ya no seria posible compensar su presencia gravitatoria.
Y eso se hizo, llegado el momento hubo que mover al otro planeta, de hecho se podría decir que cambiamos de orbita con él. El infinitesimal de la alteración gravitación logrado sirvió para compensar en algo el aumento de la atracción de nuestro sol al acercarnos a él…y así anduvimos un tiempo más…
Pero ahora otra vez la radiación que nos llega ha vuelto a bajar por debajo de los valores mínimos, haciendo que vuelva a ser necesario un nuevo cambio…pero ya los ánimos escasean,  porque sabemos que en algún nuevo movimiento inevitablemente nos pondrá  en la ultima orbita estable a que podamos aspirar…., y, a partir de ahí cualquier acercamiento nos pondrá irremediablemente en camino hacia el sol….
Aun así hay quien dice que por ahí la cosa no es tan mala, si abandonamos nuestro planeta antes del impacto posiblemente nos  podamos establecer en la superficie de la estrella que, esperamos, para ese momento ya esté suficientemente fría y solida…Por las dudas nuestros científicos están trabajando contra reloj en la puesta a punto de las ciudades con gravedad compensada en las cuales deberíamos vivir los próximos milenios…
En fin, algunos pensamos que nos hemos vuelto exageradamente optimistas…pero…
¿Quién sabe?. Hasta ahora no nos ha ido tan mal.

Omar La Rosa
El escribiente
@ytusarg
Córdoba – Argentina -12/12/2018

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