VIDA
Joven, más bien pequeña de físico, de frágil apariencia,
deambulaba como un colibrí saltando de un lugar a otro, llenando el ambiente
con los reflejos de su luz.
Pero desde hace unos días ya no lo hace, antes bien parece
haberse achicado, si esto fuera posible, sus colores brillantes se han opacado,
solo sus ojos conservan el brillo que le es propio, pero no se los puede ver,
tan baja lleva la cabeza
Es joven y le pasan cosas que no sabe entender, como ese
niño que le crece sin saber de dónde le vino.
-
¿Qué he de hacer? - Se pregunta sin respuesta.
-
Fácil niña, vas y aborta – le dice la propaganda
del gobierno
-
Es gratis, es tu derecho – le dice una mujer con
un pañuelo verde en la muñeca
-
No quiero una loca en casa – piensa le dirá su
padre, si lo encontrara
-
Aborta niña, es fácil y te sacas el problema de
encima – repite Herodes desde las brumas del pasado
-
¡Una boca más que alimentar! – piensa diría su
madre si se enterara
-
Sácate eso de en sima, el estado te protege
mujer –
-
¿Matar a mi hijo? Si es tan fácil como dicen,
¿Por qué esta pena que me achica el corazón? -
-
¿Qué he de hacer? –
Con la cabeza triste y llevando sobre sus hombros el peso de
toda la humanidad, sus pasos la alejan, sus pasos la acercan y sin saber cómo
se encuentra sola en el camino.
De pronto, sin saber tampoco como alguien camina a su lado
-
¿Qué tienes? –
-
Me duele el hijo que viene –
-
¿Por qué? Un hijo siempre es una bendición –
-
Pero estoy sola. Debería hacerle caso al doctor
y abortar –
-
¿Y qué dice el padre? –
-
No sé, no le he preguntado, me han dicho que es
mi cuerpo y me decisión. A parte no lo conozco –
-
¿El niño no tiene padre? – como toda respuesta
ella bajo aun más su cabeza.
El se paro, se le puso en frente, la detuvo, con suavidad le
tomo el mentón y le hizo levantar la vista.
Sus ojos se cruzaron, el mundo se detuvo y las estrellas
comenzaron a alinearse.
El sonrió, ella volvió a sonreír
-
Ahora ya tiene – afirmo él muy seguro, al tiempo
que le extendía la mano para saludarla, presentándose.
-
Me llamo José y soy carpintero –
-
Yo soy Maria, y aun no sé bien quien soy –
-
Pues, la madre del niño más hermoso que pueda
existir –
Y juntos continuaron el camino…de la vida.
(c) Omar R. La Rosa
Córdoba - Argentina
12 de Diciembre de 2019
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