martes, 17 de marzo de 2020

Pequeños demonios


Pequeños demonios

¡Tac!, la piedra golpeo con estruendo sobre el tejado, alborotando a los animales.
-          ¡¿Qué pasa ahí?! – grito la dueña de casa con enojo.
Nada, ninguna respuesta. Indignada salió al patio a ver que se veía, por supuesto, nada vio porque nada había.
-          Chicos del diablo – farfullo para sí, mientras entraba a la casa
Al rato, otra vez, pero ahora fueron 3 golpes. Los perros enloquecieron y el gato entro a la carrera volteando un jarrón.
Tomando la escoba intento salir, pero la hija se lo impidió
-          Deja mamá, voy yo – dijo la chica abriendo la puerta
Toc, toc, dos golpes más.
¿Quiénes serian? Seguro los nietos de la vecina, esos salvajes que vivían en un departamento y se liberaban cuando venían al barrio. Ya la escucharían.
 Ding dong. Sonó el timbre de entrada
-          Señora, dígale a sus sobrinos que dejen de tirar piedras – Le espeto la vecina, parada ahí frente a ella, sin siquiera saludarla.
-          Hay, me pegaron con una piedra. ¡Mamá! – entro la chica lloriqueando, con un hilo de sangre corriéndole por la pierna.
-          Esto no se aguanta - dijo y llamo a la policía, mientras las piedras seguían cayendo como del cielo.
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-          ¡Que hacen ahí! - Preguntó la mamá demonio.
-          Nada ma – se defendieron los chicos.
-          Vamos, dejen de tirarle piedras a ese portal que van a lastimar a algún humano, y saben que al papá no le gusta que se metan con su trabajo –
-          Ufa – y a regañadientes entraron en la casa siguiendo a la enojada madre.


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