miércoles, 29 de julio de 2020

Sorpresa. Algo verdaderamente inesperado


El desierto pasillo parecía un resumen del estado de la nave.

Silencio por todos lados, solo el metal crujiendo al compas de las dilataciones y contracciones mecánicas, debidas a la rotación y los gradientes térmicos que la acompañan.

Aturdida, de apoco, con dificultad, se incorporo. El retorno luego de la hibernación nunca era agradable.

Cuando recupero la conciencia asumió la gravedad de la situación. Algo no estaba bien, algo estaba mal, muy mal…temió.

Recorrió las cerradas cámaras de hibernación de sus compañeros y con sorpresa comprobó que todas estaban vacías ¿A dónde estaban los demás?

Cautamente se dirigió hacia la cabina de comando. Al pasar por una boca de incendio tomo un hacha de bombero, por las dudas, nadie sabía que podía encontrar allí.

Cuando cruzo por una de las compuertas de acceso a la cámara de naves auxiliares vio su imagen reflejada en la brillante superficie del cristal, noto que estaba prácticamente desnuda, solo cubierta con los terminales de monitoreo aun colgando de su cuerpo, eso era peligroso, en caso de necesidad no tenia protección alguna, por lo que pensó en tomar uno de los trajes espaciales de los armarios del hangar…pero desesperada noto que el cierre de seguridad estaba bloqueado. El interior de la bahía de trabajo estaba despresurizado, aunque no faltaba ninguna nave.

No le quedo más remedio que seguir hacia la sala de control y enfrentar lo que fuera que hubiera allí. Si llegaba a necesitar evacuar la nave tendría que acceder a las capsulas de auxilió y la única forma de volver a presurizar el hangar era desde el tablero principal.

Al llegar a la puerta de entrada dudo. ¿Qué habría del otro lado? Controlo el panel de entrada y se tranquilizo algo al comprobar que los parámetros vitales de la sala eran normales…lo que era lógico, si se lo pensaba bien ¿Qué sentido tendría que el pasillo estuviera presurizado y climatizado y no la sala de mandos?...¿salvo que fuera una trampa? Pero, ¿solo para ella?...se estaba empezando a volver loca.

Decidida digitó la clave de acceso e ingresó, conteniendo la respiración, como si eso pudiera servir de algo.

El interior estaba todo oscuro…en silencio hasta que…

-¡Que los cumplas feliz! ¡Que los cumplas Ariadna!¡Que los cumplas feliz!...-

Las luces se encendieron de golpe y pudo ver… a toda la tripulación saludándola, mirándola…y ella ahí, ¡sin nada encima y con un hacha en la mano!

© Omar R. La Rosa

29/07/2020


sábado, 18 de julio de 2020

DOLORES - cuando el dolor esta dentro nuestro


                Es sábado a la tarde, y en la planta de silos no queda nadie, salvo él y un técnico que le esta ayudando con la calibración de los equipos.

                Si bien el día ha estado soleado y agradable, el constante viento del oeste, el famoso pampero, que no dejo de soplar desde las 10 de la mañana, es causa de  un cansancio adicional que hace que ha esta hora de la tarde el único pensamiento cierto sea estar en el cuarto del hotel, donde, si bien no hay mucho, por lo menos no se esta expuesto al viento.

                Pero aun no se puede. Como en muchas otras cosas, se siente atrapado por el destino, hay un contrato que cumplir y a los dueños, que son los que ponen la plata, les interesa que los equipos funcionen, que para eso los han comprado, sin que importe mucho si el tiene o no ganas de estar un fin de semana lejos de todo….

                Lejos de todo, últimamente se estaba planteando muy seguido eso, lejos de todo…. Ahora mismo acá, en medio de la pampa uruguaya con la ciudad de Dolores ahí no más del otro lado del rio San Salvador, el estaba tan lejos como si se hallara en medio de Siberia.

                Movió con violencia la cabeza, no podía permitirse esos pensamientos, debía concentrarse en el trabajo, … si por lo menos parara el viento.

                Pero no, el viento seguía ahí, soplando insistentemente, como esos recuerdos que lo mantenían en zozobra desde hacia tanto tiempo, desde esa noche en que llego y no la encontró.

                Dolores….¿que había sido de ella? Era un misterio que no tenía respuesta. Un día estaba a su lado y al otro….puf… nada, había desparecido. Ni una nota, ni un llamado, nada.

                Durante varios meses se aboco a su búsqueda en forma desesperada, cada vez con menos esperanza. Primero con los amigos y luego con la policía, barajo todas las posibilidades, desde  el abandono, que le hubiera dolido pero habría sido entendible, con su trabajo y la cantidad de tiempo fuera de casa… hasta el secuestro,  pero nada, nunca un pedido de rescate, ni una nota de despedida, nada, era como que simplemente se hubiese desvanecido en el aire. Incluso se vio investigado, porque tampoco se podía descartar la posibilidad del asesinato, y en tal caso mal que le pesara el era un sospechoso de privilegio, por ser quien vivía con ella.

                El tiempo pasó y todo quedo ahí, en la nebulosa de la duda. Solo su recuerdo quedo flotando en el aire, su recuerdo que como el aire en que había quedado suspendido, crecía con el viento, como ahora, en que el silbido entre las riendas de la noria rememoraba cantos de sirenas que lo atraían, como a las antiguos marinos, hacia una muerte que intuía segura….

                El viento con su canto de sirena… parecía pronunciar su nombre… ¡si lo llamaba!, no había dudas. Sin pensarlo salió corriendo y comenzó a trepar al silo, tras el canto de las sirenas ¡Dolores!    ¡Dolores!

                -Si si ya entendí, no  hace falta que me lo repita, ya es hora de irnos.-

                La realidad lo golpeo de frente. De a poco recobro la calma, bajo de donde estaba, ayudo a recoger las herramientas y junto al técnico se volvieron a Dolores, a la fría calidez del cuarto de hotel.

                Mañana será otro día, y, si Dios quiere y el servicio meteorológico no se equivoca, esta vez será sin viento.

© Omar R. La Rosa

Córdoba – Argentina

19 Septiembre 2011

sábado, 11 de julio de 2020

El Aparato - Hermoso sentir la paternal protección estatal


 

Todo había ocurrido hacia ya tanto tiempo que nadie tenía memoria

de cómo eran las cosas antes.

Se sabía, o se creía saber, que en su m omento había resultado una medida algo extrema pero efectiva, a tal punto que se decía que había salvado a la humanidad.

En efecto, parece ser que hubo una época en que una terrible catástrofe estuvo a punto de asolar la especie humana, una especie de virus o algo así, algo que hacia explotar a las personas, un ataque terrorista masivo….

Por suerte el gobierno supo actuar en consecuencia y realizo lo que tenía que hacer para salvaguardar la vida de los ciudadanos con gran celeridad….tanta celeridad que hubo algunos que llegaron a sospechar que todo había sido una gran farsa para hacer que los ciudadanos se instalaran los aparatos por propia voluntad….pero nadie pudo probar esto y en cambio si sucedió que los que sostenían esta teoría conspirativa, y por tanto se resistían a que se les colocaran los aparatos, terminaron siendo víctimas de la peste y explotando sin excepción antes del año. Aunque no todos porque hubo algunos que al ver qué pasaba con sus compañeros advirtieron que estaban en un error y corrieron a solicitar sus aparatos. Lamentablemente no todos lo lograron. Era lógico, en el pico de la epidemia había demoras en la provisión de aparatos y las autoridades tuvieron que optar por relegar a aquellos ciudadanos que habían desconfiado de ellos para cubrir primero a los que no lo habían hecho….lamentable, pero justo e inevitable.

De todos modos algunos lo lograron y vivieron felices el tiempo que les quedaba de vida, sobre todo porque pudieron  comprobar que ni el gobierno, ni nadie, parecían inmiscuirse en sus vidas privadas aprovechándose de los aparatos.

 De apoco los aparatos se fueron desarrollando agregando más y más funciones en dispositivos cada vez más pequeños e imperceptibles hasta llegar al momento actual en que, si bien la peste parece haber  remitido, se los instala por precaución directamente en los recién nacidos asegurándonos a todos una vida prácticamente libre de enfermedades y preocupaciones, mientras el aparato funcione bien, porque eso si aun no se ha podido solucionar.

Por alguna razón misteriosa que los técnicos aun no han llegado a dilucidar, aunque desde el gobierno se asegura que se está muy cerca de encontrar la falla, los aparatos parecen no durar más de 40 años, al cabo de los cuales comienzan a fallar y perder eficacia para contrarrestar una secuela que parece haber quedado de la epidemia que produce aumento de la tensión arterial y que, eventualmente, hace explotar a las personas.

De todos modos, el que un aparato falle no es tan grave, se puede contrarrestar este aumento de la presión arterial con medicamentos, que los más pudientes pueden pagar y los menos reciben gratis del gobierno.

Sin embargo y a pesar de que aun con todos los esfuerzos se ven muy pocas personas de 50 o más años todos debemos estar conformes, pues vivimos mucho más y mejor que nuestros antepasados, en una sociedad mucho más justa donde todos los miembros de la misma somos ciudadanos útiles y productivos que contribuimos al sostenimiento de nuestro benévolo estado. A cambio de esto las personas que administran nuestro estado nos lo agradecen dándonos los aparatos que nos cuidan, aparatos que, aunque han evolucionado mucho desde los primeros  tiempos, aun conservan una característica única. Cada tanto se ponen a vibrar monitoreando nuestros signos vitales mediante un pequeño apretón de nuestros brazos….los primeros detractores decían que en esos momentos nos inyectaban las drogas que servían para manipular nuestra voluntad, pero nosotros sabemos que eso es falso, que en realidad es la forma que los administradores tienen de hacernos saber que están con nosotros que son nuestros amigos, es como eso, un abrazo de amigo que nos dan a todos.

 

Ahora que lo pienso…que raro… parece que hoy no he recibido mi abrazo…¡O no! ¡¿Estará fallando mi aparato? AUN SOY MUY JOVEN…….

 

© Omar R. La Rosa

Córdoba – Argentina

09 Agosto 2011