Silencio por todos lados, solo el metal crujiendo al compas de las dilataciones y contracciones mecánicas, debidas a la rotación y los gradientes térmicos que la acompañan.
Aturdida, de apoco, con dificultad, se incorporo. El retorno luego de la hibernación nunca era agradable.
Cuando recupero la conciencia asumió la gravedad de la situación. Algo no estaba bien, algo estaba mal, muy mal…temió.
Recorrió las cerradas cámaras de hibernación de sus compañeros y con sorpresa comprobó que todas estaban vacías ¿A dónde estaban los demás?
Cautamente se dirigió hacia la cabina de comando. Al pasar por una boca de incendio tomo un hacha de bombero, por las dudas, nadie sabía que podía encontrar allí.
Cuando cruzo por una de las compuertas de acceso a la cámara de naves auxiliares vio su imagen reflejada en la brillante superficie del cristal, noto que estaba prácticamente desnuda, solo cubierta con los terminales de monitoreo aun colgando de su cuerpo, eso era peligroso, en caso de necesidad no tenia protección alguna, por lo que pensó en tomar uno de los trajes espaciales de los armarios del hangar…pero desesperada noto que el cierre de seguridad estaba bloqueado. El interior de la bahía de trabajo estaba despresurizado, aunque no faltaba ninguna nave.
No le quedo más remedio que seguir hacia la sala de control y enfrentar lo que fuera que hubiera allí. Si llegaba a necesitar evacuar la nave tendría que acceder a las capsulas de auxilió y la única forma de volver a presurizar el hangar era desde el tablero principal.
Al llegar a la puerta de entrada dudo. ¿Qué habría del otro lado? Controlo el panel de entrada y se tranquilizo algo al comprobar que los parámetros vitales de la sala eran normales…lo que era lógico, si se lo pensaba bien ¿Qué sentido tendría que el pasillo estuviera presurizado y climatizado y no la sala de mandos?...¿salvo que fuera una trampa? Pero, ¿solo para ella?...se estaba empezando a volver loca.
Decidida digitó la clave de acceso e ingresó, conteniendo la respiración, como si eso pudiera servir de algo.
El interior estaba todo oscuro…en silencio hasta que…
-¡Que los cumplas feliz! ¡Que los cumplas Ariadna!¡Que los cumplas feliz!...-
Las luces se encendieron de golpe y pudo ver… a toda la tripulación saludándola, mirándola…y ella ahí, ¡sin nada encima y con un hacha en la mano!
© Omar R. La Rosa
29/07/2020
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