sábado, 6 de agosto de 2022

Disculpas. Errar es humano, perdonar no es gatuno

 Disculpas

Al terminar la jornada, antes de regresar al descansó, tomo un pescado en dudoso estado de conservación.

Lo “olfateo” analizándolo. Quito las partes deterioradas y dejo las que estaban en buen estado.

Las puso en un plato.

Observo unos segundos al pez y meneo la cabeza…faltaba algo. ¡Ah! Ya, una guarnición. Corrió al refrigerador y tomo unas verduras, que luego acomodo primorosamente en torno al pez.

-        “¡Uhmm!. No, aun sigue faltando algo” –

Un chef como él tenía que estar en todos los detalles.

-        ¡Eso es! – se dijo al fin.

Tomo una aceitera vacía, coloco agua en su interior y una flor en el pico, luego puso el improvisado florero en la bandeja y sí, ya satisfecho salió con la comida al patio.

¿Dónde estaría? Se preguntó buscando al comensal.

Ahí, ahí estaba, en la cima de la cerca, contemplado la luna llena.

-        Ven aquí, mira te traje un regalo. –

El convidado ni giro a verlo. Eso lo apeno.

-        Vamos, no seas así. En serio no te vi, discúlpame…con el apuro de la cocina ni me di cuenta… – ensayo una vana escusa.

Nada, no había forma, seguía ofendida.

-        Dale, michí, acepta esto, es tu pescado preferido. Mira ve, te lo dejo aquí. Cuando quieras lo comes –

Poniendo el plato a un costado se bajo de la tapia y regreso a la cocina.

Era en vano insistir, estaba ofendida porque le había pisado la cola y no era una gata de perdonar fácilmente.

© Omar R. La Rosa

16/5/22



 

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