Redención
(pero no hoy)
Ya llevo 5 revoluciones entorno a esta estrella y aunque aun no puedo olvidar como termine en este primitivo planeta, cada vez me acostumbro más a él y anhelo menos volver a mi vida pasada.
Mi nombre es Scretch, un nombre onomatopéyico utilizado en mi planeta para denominar a uno de los mayores depredadores autóctonos. Un planeta cuyo nombre prefiero olvidar en el sistema Maia, la estrella bajo cuya rojiza luz llegue a este universo de locura.
Al igual que las víctimas del Scretch, cuyo último atisbo de conciencia es el producido por el sonido del aguijón del animal antes de atravesarlos; mis enemigos corren la misma suerte si me escuchan desenfundar.
Y es que en eso soy el mejor, nadie me ha ganado jamás en un duelo…por lo que me he vuelto famoso y temido en todo el sistema. Bien ganado tengo mi apodo el “Scretch Pretroch”.
El “sanguinario Scretch”, como me llamaron los bastardos después de que recuperara el dinero saqueado, a la gente de mi sistema, con los extorsivos impuestos a que la someten.
Nada pudieron hacer contra mí los esbirros que custodiaban el convoy.
Aun hoy, pasado mucho tiempo, es posible ubicar el lugar donde impartí justicia por las rojas nubes de sangre, que se mantienen en la misma trayectoria orbital que los inertes cuerpos de sus destruidos portadores.
Por supuesto, como parece ser regla universal, junto con la fama llega la envidia, y con la envidia…la traición.
Quien me traiciono no vivió para contarlo, pero lo mismo me saco de la escena…que, en definitiva era lo que querían quienes le prometieron un pago por ello.
Mi llegada a este planeta no fue tranquila ni confortable.
Antes bien los destrozos causados en mi nave fueron tales que quienes me atacaron tuvieron toda la razón al darme por muerto…y de hecho creo que lo estuve, pues nada recuerdo del tiempo transcurrido entre el momento en que los saboteados mandos de mi nave fallaron y aquel en que el extraño ser, que me acompaña desde que llegue aquí, me volvió a la vida.
La primera imagen que tengo, posterior al accidente, es la de encontrarme en una especie de refugio, construido con un material desconocido entonces para mi, cubierto con varias capas del mismo, completamente desnudo, con el ser en cuestión a mi lado, abrasándome, como dándome calor. Lo que, por cierto, era necesario dado el clima del lugar.
De apoco fui curando de mis heridas y, conforme recuperaba mis fuerzas, conociendo el lugar donde estaba. En cuanto al paisaje, salvo por las variedades de plantas y animales, es muy similar a cualquiera de los cientos de planetas relativamente salvajes que he visitado.
Entre las diferencias, la más destacable, y la que me ha hecho dudar de mi propósito, es el parecido que tengo cono los seres que me cuidaron, al punto que, si fueran más “civilizados” seria difícil notar diferencias con quienes habitan cualquiera de las estrellas de nuestro grupo.
Pero, ¿A que ahondar en esto?.
Como dije, ya llevo 5 años en este planeta y durante mucho tiempo salir de aquí y destruir a los malditos que me atacaron fue el único motor que me dio fuerzas para seguir viviendo.
Pero ahora, contrariamente a mi ser más profundo, ya no siento así, creo que me estoy aquerenciando.
Es como si en mi se hubiese iniciado un proceso de redención, un proceso que pretende dejar atrás al “Scretch Pretroch”, para dar lugar a un nuevo “Scretch”, uno que empieza a pensar en tener una familia, con hijos corriendo junto al fuego en las frías y oscuras noches de este lugar, con la hembra que me volvió a la vida entre mis brazos.
Un Scretch que quizás deberá tomar otro nombre.
Sinceramente me desconozco, jamás pensé que algo así me pasaría …y quizás ese sea mi futuro, ser un redimido.Pero eso no será ahora en que acecho a esos tipos de casacas rojas que han llegado a robarle a esta gente lo que tanto trabajo les cuesta conseguir.
Desde la sima de esta colina los veo en la cala, cargando su primitivo barco a velas, ignorantes de que será lo ultimo que hagan.
Ya no tengo mis armas, pero el sonido de mi cuchillo al salir de su funda sigue siendo el mismo, y, para mis victimas, el resultado igual.
No sé si habrá o no un proceso de redención para mi, de verdad no lo sé, pero algo es seguro no empezara hoy.
© Omar R. La Rosa
Córdoba – Argentina
19 Mayo 2023
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