Sócrates Omilitikós
caminaba por su academia rodeado de discípulos, tal era su costumbre,
conversando sobre distintos temas. Circunstancia que, según Platón Mýthos,
su biógrafo, utilizaba para impartir sus conocimientos.
El aire puro y diáfano de la
mañana y el azul profundo del cielo confundiéndose con las tranquilas aguas del
egeo sin solución de continuidad, ayudaban a la meditación y el estudio.
Luego de subir una pequeña cuesta
un alumno se animo y pregunto
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¿Qué hacemos cuando enseñamos matemáticas? -
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Desarrollamos el pensamiento abstracto -
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¿Para qué sirve eso? -
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Para poder ampliar nuestras capacidades de
comprensión, llevándolas más allá de lo estrictamente sensorial. El pensamiento
abstracto es lo que nos permite crear. La música existe porque alguien tiene la
capacidad de imaginarla y ejecutarla, la Literatura existe porque alguien pudo
imaginar una historia y tuvo la capacidad de plasmarla en palabras, la ciencia
existe porque alguien tuvo la capacidad de imaginar respuestas para los
problemas enfrentados. Sin pensamiento abstracto no existiría la medicina, ni
el arte en ninguna de sus manifestaciones, todo lo que esta lo está porque
alguien pudo imaginarlo antes. -
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Maestro, ¿Cómo desarrollamos el pensamiento
abstracto? – tercio otro.
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El pensamiento abstracto es una aptitud que se
desarrolla como cualquier otra aptitud, ejercitándolo. – comenzó a explicar el
maestro.
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Es como con cualquier disciplina que se encare,
una vez aprendidas las nociones de la misma, la forma de llegar a dominarla es
ejercitándola. – sentencio el sabio.
Luego, adelantándose en más de
2000 años a su tiempo, continúo explicando a sus alumnos
-
Por ejemplo, el futbol es sencillo, solo se
trata de meter el balón en el arco contrario, respetando algunas reglas
elementales, sin embargo jugar al mismo no lo es, se requiere aprender a
manejar el balón con los pies, eso es algo sencillo de decir y entender, pero
no de dominar, para lograrlo es necesario practicar mucho y si se quiere
destacar hay que practicar más. –
Viendo que la metáfora era quizás
demasiado adelantada para la comprensión del concepto por parte de sus alumnos,
opto por algo más de su tiempo. Algo más universal.
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Lo mismo se puede decir de cualquier disciplina,
todos aquellos que no tengan algún impedimento especial, pueden caminar y
correr, es algo que asumimos como natural, pero eso también debimos aprenderlo,
un bebe no nace sabiendo caminar, le lleva un tiempo dominar su cuerpo hasta
que lo logra, primero ni si quiera camina, gatea. Una vez que domina esta fase
pasa a incorporarse, luego a dar sus primeros pasos y así, hasta que el “arte”
de caminar se incorpora en su mente como algo natural y, a partir de ahí pasa a
ser algo cotidiano, incluso hasta puede hacerlo en distintas maneras, puede
variar su dirección, lo hace en línea recta, a derecha o izquierda, su
velocidad, camina, corre, arrastrara los pies, su sentido, va hacia adelante o
hacia atrás, etc. Incluso, si se lo propone, puede ser maratonista, o atleta,
para lo cual dedicara tiempo a practicar las distintas variantes de cada
deporte y, si tiene aptitudes especiales y se esfuerza puede llegar a ser hasta
campeón olímpico. –
Se permitió bromear, refiriéndose
a uno de los acompañantes, cojo del pie derecho, que lejos de sentirse
discriminado por la referencia del maestro, se rio con ellos y apuro el paso
para mantener el ritmo, con la ayuda de uno de sus compañeros que le prestó su
brazo como apoyo.
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Cabe preguntarse, ¿para qué sirve aprender a
caminar?, el acto de poner un pie delante o detrás de otro, manteniendo el
equilibrio, aun variando la velocidad con que lo hacemos, no parece tener mucho
sentido. Lo mismo puedo hacer con las manos, por ejemplo. – cuestiono el
maestro y continuo
-
Entonces ¿para que aprendemos a caminar? – fue la
obvia, necesaria y ociosa pregunta de uno de los jóvenes aprendices.
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¿Para desplazarnos solos?- Aventuro otro alumno
-
Así es. Tan sencillo como eso, el poder caminar
nos da libertad e independencia. – acepto el maestro, para continuar su
disertación
-
Todo este proceso puede tener distintas
variaciones que lo potencien o menoscaben.- Aclaro
-
Normalmente las primeras experiencia suelen ser traumáticas,
los golpes y caídas se repiten continuamente, hasta que el niño adquiere la
experiencia y capacidad necesaria para dominar el paso. Es un proceso de auto
superación en el cual cada caída es un desafío a vencer.- e hizo una pausa para
recuperar el equilibrio momentáneamente alterado por un pedrusco fuera de
lugar.
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En este proceso es importante el incentivo de
los adultos. Si el niño vive en un ambiente temeroso, donde, para evitar que se
baya a golpear los adultos lo alzan cada vez que quiere ir de un lado a otro, o
corren presurosos a levantarlo cada vez que se golpea, o lo encierran en un
corralito para limitar su capacidad de movimiento en la intención de protegerlo
de los peligros exteriores, el niño aprenderá que caminar es algo difícil que él
no está capacitado para eso y que, en definitiva, si hay forma de desplazarse
sin tener que hacerlo, ¿para qué hacer el esfuerzo de caminar? –
Haciendo una pausa se apoyo contra una roca y mirando a sus
discípulos continúo
-
Por otro lado, si cada vez que da un paso se lo
festeja, si cuando se cae se le enseña a levantarse solo, si se lo incentiva
con desafíos a la altura de sus capacidades, el niño aprenderá que se puede,
que él también puede, que caminar no es difícil (aunque lo sea), y caminara. -
Sentencio
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De hecho suele suceder que los hermanos menores
caminan más pronto que los primeros, y eso fundamentalmente porque tienen
hermanos que les desafían al tiempo que
les muestran como se hace. –
Incorporándose y continuando la
marcha, concluyo
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Con las matemáticas es igual, en sí mismas
posiblemente no sirvan de mucho, si es que uno no se va a dedicar a eso, pero
las aptitudes y las actitudes que se desarrollan en el proceso de aprenderlas
son de gran utilidad para la vida. -
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Así como
aprender a caminar nos permite desplazarnos solos, aprender matemáticas nos
permite pensar solos. En definitiva, al
igual que el caminar, el razonar nos da Libertad e Independencia. –
Tanto caminar y filosofar habrían el apetito, por lo que,
en silencio ya, apuraron el paso descendiendo ansiosos la cuesta, allí, en el
valle la mesa con aceitunas, frutas y quizás alguna jarra de vino, les
esperaban dispuestas. La brisa del Egeo acompaño sus pasos.
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