Como todos los
días
Como todos los días, ahí parado estoico frente al mar, el
farero cumplía su rito ancestral de mantener viva la llama que evitaba los
naufragios.
Como todos los días, aunque ya no hiciera falta, subía los
interminables escalones hasta la punta del faro y controlaba que la antorcha
funcionara como era debido, que su luz saliera límpida y prístina, manteniendo
vivo el recuerdo de los peligros que acechan a quien vive en la oscuridad.
Como todos los días, con infinito amor y paciencia limpiaba
la suciedad que se iba acumulando.
Como todos los días, consciente de que poco a poco perdía la
batalla contra la corrupción y el olvido, hacia su mejor esfuerzo para que la
memoria no se perdiera.
Como todos los días contemplaba como la soledad le ganaba,
como sus compañeros se iban yendo y como el enemigo, siempre presente, hacia lo
imposible para que no tuviera reemplazos.
Como todos los días pasaba un largo rato apoyado contra la
pared del edificio, oteando el horizonte, viendo en su interior los aviones que
salían rumbo a las islas, contando los que partían y contando los que volvían,
que siempre eran menos.
Como todos los días veía a los soldados embarcando hacia las
islas, y como todo los días esperaba ansioso su regreso, no el de los que ya
habían vuelto si no el de los que aun permanecían allí.
Como todos los días…manteniendo viva la luz de la memoria,
esperando, mientras la llama de la vida se
mantuviera encendida en su corazón.
En honor y memoria de
los héroes de Malvinas.
Omar R. La Rosa
Córdoba - Argentina
– 2 de Abril de 2020
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