“La Piedrota”
Carambola fallida
Hacía ya algún tiempo que la temperatura ascendía durante el día.
Eso era bueno, muy bueno, pues era un claro indicio de que por fin la atmósfera
estaba recuperando su limpidez. De noche seguía haciendo mucho frío, pero las
estrellas habían vuelto a ser visibles y, en ocasiones, hasta la luna brillaba.
Cuando el sol estuvo ya bastante alto, cerca del medio día, y
la temperatura hacia agradable pasear hasta el arroyo, el anciano salió de la
habitación seguido por unos 10 a 15 adolescentes. Mientras caminaban el les iba
hablando de distintos temas, instruyéndolos, consiente, o no, de estar
rememorando ancestrales costumbres olvidadas hacia milenios.
Como fuera, la variopinta comitiva no tenía nada que envidiarle
a la antigua academia griega, en que alumnos y docente recorrían las colinas
cercanas al Egeo.
Una vez llegados al arroyo, que en ese punto corría
tumultuoso, buscaron un lugar donde el maestro pudiera sentarse con alguna
comodidad a tomar un leve descanso para
sus gastados huesos, mientras los jóvenes se abocaban a la tarea de preparar algún
refrigerio.
Algunos de ellos presta y diestramente obtuvieron un buen par
de peces que limpiaron y pusieron a asar en el fuego, mientras las jóvenes
recolectaban verduras y algunas frutas con las cuales complementar la pitanza.
Cuando todo estuvo listo acercaron los alimentos preparados a
donde estaba el hombre y tomaron asiento a su alrededor, dispuestos a disfrutar
el almuerzo.
Entonces el anciano saco un pan de trigo de su morral, lo
bendijo y lo repartió entre todos los allí presentes.
Concluido el frugal refrigerio uno de los jóvenes se animo a
hablar
-
Maestro.
¿Nos contaría la historia del momento en que la tierra cambió como cambió? –
-
¿Como
era antes? – se animo uno de los más jóvenes, que no conocía otro mundo que ese
en el cual vivían.
-
Jajaja,
bueno pero antes una pregunta sobre nuestra pequeña charla de esta mañana. –
todos callaron, estaba visto que no podrían distraer la atención del maestro de
su función de tal.
-
A
ver ¿Cuál es principal de los pecados capitales? –
-
La
soberbia – fue la respuesta casi a coro.
-
Muy
bien, muy bien, pero ¿Por qué? – y ahora la cosa no fue igual. Recién después
de unos minutos una de las jóvenes se animo a ensayar una respuesta
-
Porque
nubla el entendimiento – dijo tímidamente.
-
Bien
– acepto el maestro sin mucha emoción.
-
Porque
el que es atacado de soberbia no es capaz de advertir sus errores, si los
tuviera, y no los puede corregir – dijo otra compañera, con algo de orgullo,
cosa de la que inmediatamente se avergonzó. No de saber, si por temor que
pareciera que presumía.
-
Esta
bien niña, no hay problema. – la calmo el maestro para luego agregar
-
Efectivamente
el principal problema de la soberbia es que nos nubla el entendimiento, el
afectado de soberbia se cree dueño único de la verdad…- y dio una breve
explicación tendiente a fijar el concepto. Luego siguió.
-
Bueno,
ahora a la historia – rió mientras se acomodaba y empezaba la narración pedida.
El murmullo de aprobación fue general.
-
En
tiempos en que mi bisabuelo era joven –
-
Uyyy
– la exclamación fue unánime, imaginar algo de hacia tanto tiempo atrás era
mucho…
-
No
sean maleducados che – los reconvino el viejo entre risas, sin enojo
-
Si
tienen suerte y Dios se los permite, ya llegaran a ser viejos.-
-
Bueno,
como les decía, en tiempos que mi abuelo era joven apareció “la piedrota” –
hizo una pausa para que la audiencia se ubicara en tiempo y espacio, la
historia de “la piedrota” era bien conocida por todos.
-
Durante
años la gente se había estado preparando para un acontecimiento como ese. –
-
Cuando
digo la gente, no estoy generalizando ya que en realidad el común de la gente
nunca está preparado para nada, pues no tiene la información ni el tiempo necesario
para eso. –
-
Cuando
digo la gente me refiero a ese selecto grupo que forma parte de los distintos
proyectos, que disponen de los medios para ejecutarlos y llevarlos a buen fin.
Siempre ha sido así, siempre será así, pero se dice la gente para que todo el
que quiera pueda disfrutar de la ilusión de ser parte…. Y para descargar
responsabilidades, en caso de necesidad -
Los muchachos se miraron entre ellos y el maestro se dio
cuenta, estaba empezando a divagar de nuevo…por lo que cambio la línea del discurso
y se centro en el meollo de la historia
-
Como
decía, desde que tuvieron…tuvimos, la capacidad de catalogar los objetos
espaciales cercanos a nosotros y nos fue posible hacer listas con aquellos que
podían ser potencialmente peligrosos, se pusieron en marcha muchos proyectos
tendientes a protegernos de ellos. –
-
Hubo
de todo, desde el más temeroso de cavar refugios para campear el golpe o
abandonar el planeta, los que podían costearlo, hasta distintas formas de
golpear la posible amenaza para destruirla o, cuanto menos alterar su
trayectoria –
-
Fue
así que cuando “la piedrota”, como la llamo el pueblo, apareció en el cielo, se
puso en marcha toda la maquinaria prevista…-
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La actividad en la sala era, cuanto menos, frenética.
Los operadores, frente a sus pantallas y mandos eran apenas
algo más que meros espectadores.
Aunque poco podrían hacer si fuese necesario, tranquilizaba a
todos pensar que, vigilando personalmente el avance de los procesos que llevan
adelante las computadoras, sería posible evitar imprevistas emergencias.
Esto por supuesto era una mera ilusión, a la velocidad en que
se desarrollaban los procesos informáticos, hasta el más rápido de los
operadores resultaría inútilmente lento.
En realidad no había una verdadera preocupación, pues todos
sabían que atrás de esas potentes maquinas había miles de horas hombre de
trabajo de las mentes más preclaras de la especie, y los recursos de todo un
planeta. Millones se habían invertido en el desarrollo y construcción del
artefacto e instalaciones que les brindarían seguridad ante un evento como el
que enfrentaban.
Cualquier cometa o bólido de tamaño preocupante en las
cercanías del planeta era objeto de
minucioso estudio y seguimiento, listo para ser destruido o desviado, según
conviniera o se pudiera.
El principio de funcionamiento del sistema de protección era
básico, esencialmente era un simple problema de primer curso de física, un
elemental problema de choque donde se traba de impactar un móvil, de
determinada manera, para alterar su trayectoria como se deseaba.
Había infinidad de modelos matemáticos que servían para
ensayar las alternativas de solución a cada problema en particular y el
presente problema, había sido ya revisado, controlado y vuelto a revisar y
controlar miles de veces en cientos de centros similares a ese en el cual se
encontraban ahora.
El “tiro” no era especialmente complicado pero tampoco era
fácil, pues era necesario ser muy precisos. El margen de error era pequeño y,
de no haber contado con la tecnología y recursos que tenían, difícilmente se hubieran animado a intentarlo, el planeta
había pasado por miles de situaciones similares en los millones de años que
llevaba orbitando la estrella, y solo unas pocas veces había sufrido algún
golpe importante, la mayoría en los lejanos y oscuros tiempos del comienzo de
todo, cuando el planeta llevaba poco tiempo orbitando la estrella.
Pero tenían la tecnología y los recursos e, inevitablemente, hubo
quien pensó que era una buena idea poner a prueba el sistema completo.
Como el riesgo era real, aunque la probabilidad de impacto no
llegara al 1%, si “la piedrota” los chocara la destrucción podría ser muy
importante, sobre todo con la sobre población existente, por lo que fue posible
convencer a las autoridades de la importancia de asignar recursos al proyecto,
aunque, según la unánime y universal opinión de los investigadores a lo largo
de toda la historia, estos fueran insuficientes.
Al final, cuando fue
el momento, todo estaba previsto, nada podía salir mal, pues todas las fallas
posibles habían sido contempladas y subsanadas. La redundancia de los sistemas
y su autocontrol daban el margen de seguridad que trasformaban a la operación
del “imposible” que esgrimían sus detractores cuando advertían de las posibles
y funestas consecuencias de un proyecto como ese, en “difícil”.
Y difícil era algo perfectamente aceptable.
Y ahí estaban ahora.
Una vez dada la orden final, cuando
los vectores ya rasgaban el espacio exterior, luego de haber abandonado la
atmósfera, la actividad de la sala de control decayó, pues a partir de ese
momento todo quedo en manos de las leyes de la mecánica celeste, que debería
hacer su trabajo hasta el momento final del impacto.
-
Bueno
señores – indico entonces el jefe del proyecto
-
El
pájaro ya está en viaje, por las próximas 36 hs poco y nada tendremos que
hacer. Salvo el personal de guardia, ¡todos a descansar! – ordenó
Uno a uno todos aquellos que no tenían una tarea especifica
que hacer se fueron a sus habitaciones, en sus casas, que no estaban muy lejos
de ahí, pues todo el personal vivía en la base desde el comienzo del proyecto.
El único que no tenía nada que hacer, pero se quedo, fue el
jefe del proyecto, quizás quien más lo necesitaba, pero a quien nadie osaría
siquiera sugerir se retire.
Era lo que se diría “un hombre duro” que desagradaba a
muchos, pero a quien nadie discutía, su renombre y capacidad, que él cultivaba
cuidadosamente, le daban un aura de autoridad que no se cuestionaba.
Había sido él el verdadero motor del proyecto, desde pequeño
había soñado con algo así, una oportunidad de hacer algo grande que pusiera su
nombre en las páginas de la historia…y de una buena nomina. Por lo que cuando
una tarde se entero de la presencia de “la piedrota” no dudo un instante.
Por su puesto, tuvo que vencer infinidad de obstáculos,
empezando por la envidia de sus colegas que trataron de convencer a todo el
mundo que la probabilidad de que no pasara nada era muy alta, que era más
peligroso intentar desviar la piedrota que dejarla pasar de largo, que, no teniendo
destino cierto de colisión con el planeta, lo mejor era dejarla seguir y actuar
solo en el caso de que alguna inesperada casualidad la pusiera en una
trayectoria de intersección.
Debía reconocer que las matemáticas les daban la razón, pero
una alta probabilidad no era una certeza y eso él lo supo aprovechar
hábilmente.
Su capacidad y relaciones habían permitido nacer y crecer el
proyecto.
El otro gran desafío fue el presupuesto, pues siempre los
números de los gastos crecen más de lo previsto…No le fue fácil convencer a los
distintos proveedores para que se ajusten a las cifras presupuestadas, pero al
final lo logro.
Si no hubiese sabido cómo manejarlos esa sarta de alimañas
chupa recursos lo habrían arruinado todo…”que hacía falta más dinero” “que los
componentes de mejor calidad tienen más precio” “que….” Pero él sabía más que
todos ellos y no lo pudieron convencer, para beneplácito de los financistas.
Una sonrisa se le dibujo en la cara al contemplar la sala
donde estaba y la pantalla que indicaba el avance del misil que desviaría “la
piedrota” para que se alejara de ellos…todo eso era obra suya, se enorgulleció.
”La piedrota” rió pensando en el nombre popular para el
cuerpo NC2710 que se les acercaba. Los neófitos siempre tan imaginativos…aunque
pensándolo bien, visto a la distancia, el NC2710, meteoro de casi 5 Km de
largo, bien parecía una piedra grande. Una “piedrota” bien grande.
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Pasadas las horas la sala se volvió a llenar de actividad.
Mayor cuanto más cerca del desenlace se encontraban.
En la pantalla que ocupaba completamente una de las paredes
laterales se mostraba claramente al trayectoria y el acercamiento. Las cámaras
retransmitían en tiempo real, o casi, porque la distancia ya introducía una
pequeña demora, lo que “veía” el misil. Todo perfecto, de acuerdo a lo
planificado.
Llegados a t-360 segundos (6 minutos antes del impacto) el
modulo de monitoreo se desprendió y la imagen, ahora proyectada en la pantalla
grande de la pared, mostró claramente a NC2710, ocupando una parte importante
de la misma, y el pequeño punto brillante que era el reflejo del sol sobre el
metálico cuerpo del misil, acercándosele con su poderosa carga explosiva.
Una marca “virtual” destacaba el punto previsto de impacto.
La escena era como ver en cámara lenta el viaje de una flecha al centro del
blanco.
Por su puesto lo de “cámara lenta” era una mera ilusión, que se
viera como un “lento” movimiento continuo se debía a la creciente distancia
entre el modulo de monitoreo y el misil.
Desde el punto de vista del modulo, los miles de kilómetros
que recorría el misil en apenas un segundo, se notaba a penas como una
variación de unas décimas de segundo de arco.
La tensión de los minutos finales creció y creció hasta que
de pronto, cuando la cámara que continuaba transmitiendo desde el misil
mostraba el punto previsto de impacto, levemente fuera de la mira… sucedió lo
impensable. La señal se corto. De pronto la sala se quedo “ciega” toda la
información desapareció desatando un conato de pánico.
Pero el sistema de seguridad trabajo acorde a lo previsto, y
la “información” regreso, aunque cuando lo hizo el impacto ya había sucedido,
la carga explosiva detonado y la trayectoria del NC2710 “la piedrota” alterada.
Automáticamente todo el complejo entro en un histérico
trabajo de control de parámetros y cálculos de trayectorias…
Las primeras comprobaciones fueron satisfactorias y un grito
de triunfo salió de las gargantas de todos, liberando las tensiones
acumuladas…de todos menos de uno, el encargado de controlar la auto rotación
del NC2710. La “piedrota” efectivamente estaba girando lentamente sobre si
misma…pero en sentido inverso al previsto.
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Las caras de todos mostraban la concentración en el relato
del viejo. Hasta parecía que sus ojos veían la escena como si estuvieran
presentes.
Imaginaban la tensión del momento, el primer grito de alegría
y la expresión de todos cuando comprobaron que algo había salido mal…muy mal.
De pronto, en una pausa del relato, advirtieron que los
sonidos del bosque habían desaparecido.
Señal clara de que la tarde terminaba.
Para otro momento quedaría narrar lo que paso en los días
posteriores al fallido intento de desviar “la piedrota” y el momento en que la
misma impacto contra el planeta, volatilizando de un plumazo varias ciudades y
millones de seres y todas las otras consecuencias que trajo, entre ellas esa “era
del hielo” de la que a duras penas trataban de salir.
-
Bueno,
vamos muchachos, hay que volver – insto el viejo intentando levantarse, sin
lograrlo.
Una de las chicas, la que se encontraba más cerca trato de
ayudarlo, junto con otro chico que lo tomo del brazo.
-
Vayan,
vayan ustedes, dejen que descanse un rato, luego los alcanzo –
-
¿Seguro
maestro? –
-
Se
acerca la noche y es peligroso –
-
Por
eso niños, yo sé defenderme y estoy armado – los tranquilizo palpando su morral
A desgano lo dejaron ahí, aunque no se quedaron tranquilos,
ni bien entraron en la ciudad dieron aviso a los guardias y una partida salió
en búsqueda del hombre.
De camino el desgarrador aullido de
unos “Caneros”, esos animales sanguinarios que eran los dueños de la noche,
rasgo el silencio, haciendo temer lo peor.
La nieve comenzó a caer, amordazando
la noche. Cuando llegaron al arroyo ya no había nadie. El maestro había
desaparecido.
Los “caneros” volvieron a aullar,
señal ineludible de volver a la seguridad de los muros de la ciudad.
Fuera lo que fuera que hubiese
pasado, ya era tarde y no tenía sentido tentar a la suerte.