sábado, 29 de junio de 2019

Igual (una crisis de identidad)


Igual
(Una crisis de identidad)

Tal como acostumbraba a hacer a diario, Sócrates Omilitikos recorría la academia meditando en diversos temas de alta filosofía, cuando de pronto, al pasar por el sector de los operadores matemáticos vio una descomunal gresca.
Signos, constantes, variables e incógnitas discutían entre ellos a viva vos.
Curioso se acerco a ver de qué se trataba. Allí, en un rincón, enfrentando a todos se encontraba el igual ( = ), y, tras el la incógnita (X).
-          Déjame pasar – le gritó un numero imaginario (i)
-          No, tu no puedes, no eres real – le aclaró el igual.
-          ¿Y eso que tiene que ver? – preguntó el número, como si no entendiera.
-          ¡Lo está discriminando! – le acusó un signo de exclamación (¡) elevando el punto.
-          Siempre hace lo mismo ¿es que alguien tiene duda de eso? – se preguntaron los signos de interrogación (¿?) dirigiéndose a la turba enfervorizada.
-          Pero, es que ese es mi trabajo – balbuceó apabullado el igual, en un tibio intento de defensa, mientras la “X”, tentadora, se asomaba tras él
Viendo que la cosa se ponía fea, Sócrates se decidió a intervenir
-          ¿Que pasa aquí? – preguntó haciendo alarde de toda su autoridad.
Automáticamente el silencio se enseñoreó del lugar. Y, aunque aun excitados, todo el mundo empezó a mirar para otro lado. Al ver esto, algo más tranquilo, el igual lanzo un suspiro
-          He preguntado ¿Qué pasa? ¿a que se debe semejante lio? – volvió a interrogar imprudentemente (que los sabios a veces también lo son)
-          ¿Qué que pasa? – desafió el signo de división ( / ), empujado por una barra de porcentaje (%).
-          Que ese que esta ahí – indicando al signo igual – nos discrimina – concluyo ofuscado
-          Si, si, eso, eso – apoyaron todos
-          ¡Y no nos deja despejar la incógnita! – gritó angustiada y dependiente la “Y”, mientras la “X”, muy independiente e insinuante tras el igual, le sonreía.
-          Pero, maestro, ese es mi trabajo – balbuceó el igual
-          Pues, ¡si no te gusta cambia de trabajo! – le gritó un pequeño subíndice ( n ) agrandado por la masa.
El nivel de la discusión volvió a subir amenazando con salirse de madre, por lo que Sócrates opto por tomar al igual y apartarlo momentáneamente de su trabajo.
Con firme suavidad lo retiró, llevándoselo a un costado, dejando la “X” descubierta.
Cuando se vio sola frente a tantos pretendientes esta se asusto y quiso escapar, pero no pudo correr mucho, un multiplicador que había estado del otro lado del igual se le tiro abajo y la dividió, otro número, que antes sumaba, le resto un pedazo mientras que otro que antes propiciaba la división multiplicaba el desorden…en todo el maremágnum que se produjo se dieron situaciones de las más extrañas como que los números perdieran sus signos y se encontraran de pronto sin saber que hacer cuando estaban junto a un compañero, incluso el cero, siempre tan indefinido en cuestión de signos, se horrorizo al ver la promiscuidad en que habían caído sus compañeros.
Mientras tanto Sócrates y el igual observaban todo, Sócrates filosóficamente, el igual compungido.
Al ver la cara de tristeza y el ánimo sombrío que tenía el pobre signo Sócrates le toco la alicaída barra superior y le dijo
-          Vamos, no te desanimes. Ya se calmaran, cuando tomen conciencia de que no solo no son si no que no pueden ser todos iguales, te volverán a colocar en el lugar que te corresponde –
-          ¿Es necesario todo esto?- preguntó angustiado el igual
-          No, no lo sería si los ánimos no estuvieran tan caldeados. Pero ahora es la única solución – se lamentó el filosofo
Y así fue, pasado el tiempo, calmados los ánimos, la cordura volvió a primar y los operadores y números, solos, empezaron a discriminarse entre ellos, distinguiendo los iguales de los distintos.
Habiendo visto los destrozos causados y comprendido que el caos era malo para todos tomaron la sabia decisión de volver a colocar al igual en el lugar que no debería haber dejado nunca.
Y el signo volvió a cumplir la función para la que había nacido, distinguir lo que era igual de lo que no lo era. Este simple hecho permitió recuperar el orden y con él cada uno volvió a cumplir las funciones que le correspondían, según su naturaleza y el lugar que ocuparan.
Volvieron a recuperar la cordura, a poder cambiar de lugar sin pelearse, a adaptarse a los distintos pasos de la resolución de los problemas y, en definitiva, colaborando poder lograr el objetivo común de despejar la incógnita.
Viendo que todo volvía a la normalidad Sócrates Omilitikos retomó pacientemente su recorrido por los jardines de la academia, el Racing club del barrio Nueva Italia en la otrora docta ciudad de Córdoba.
29 de Junio 2019

Córdoba – Argentina
Omar R. La Rosa
@ytusarg






sábado, 15 de junio de 2019

Abrahel, muy lento para atajar a la demonio...


Abrahel

Estaba empezando a preocuparse. Ya llevaba como una semana soñando lo mismo y eso no estaba bien.
No es que el sueño fuera feo, antes bien lo contrario. Al principio sólo había visto una luz azul, pero luego, fijando la vista, había empezado a distinguir detalles, y así se dió cuenta que esa lucecita era una diminuta mujer, hermosa por todos los lados, solo que de no más de 3 cm de altura.
Luego del segundo o tercer sueño empezó a oír su voz y resultó que era la voz más dulce que jamás hubiera escuchado. Y le hablaba a él, que era un hombre gris, muy inteligente, eso sí, pero para nada guapo. Por lo menos eso le decían todos y él lo creía a pies puntillas…estaba llegando a los 50 y en todo ese tiempo había conocido y estado con una sola mujer, su esposa.
-          Si me agarras soy tuya guapetón – le dijo una vez incitándolo a tocarla
Y él se quedó mirando. ¿Cómo se agarraba a una mujer?
-          ¿Quién eres? – le preguntó una vez luego de juntar coraje para hablarle, aunque no para intentar tocarle.
-          Me llaman Abrahel y dicen que soy hija de Asmodeo, pero yo no lo creo – le informó ella, al tiempo que se le insinuaba lascivamente.
-          ¿Y qué haces aquí? –
-          Te busco a ti –
-          ¿Pa…para qué? – titubeó.
-          ¿Aún no te das cuenta? – preguntó ella acariciando su cuerpo sensualmente, tomándose los pechos, ofreciéndoselos
-          Pero antes tienes que tomarme – desafió.
Sin saber porque, ni como, ni de donde, vio como sus manos se acercaron hacia ella…pero, justo en el momento de tocarla…zas, desapareció.
Durante las próximas apariciones la escena se repetió, era como que a ella le divirtiera ver al viejo hombre tratar de tomarla, porque si al principio había habido algún prurito de seguro ya no lo había.
-          Vamos, más rápido cariño – le pedía ella cada vez que se le escapaba, al tiempo que se reía con esa risa cantarina que sólo las genios tienen.
Porque de eso estaba seguro, Abrahel, o como se llamara, era una genio…¿Qué otra cosa podía ser si no?
-          Vamos cariño, vamos, no me hagas enojar. Ardo por ti, y si me padre se entera me castigará, debes tomarme pronto o me enojaré mucho, y no sé de que soy capaz cuando me pongo mal – pero no se enojaba, se excitaba y lo excitaba.
De esto hacía ya una semana, el juego empezaba a ponerse cansador. ¿Para qué lo provocaba si después se le escapaba? Porque estaba seguro que jamás seria suficientemente rápido para ella.
Esa mañana la había visto antes de afeitarse, estaba sentada sobre el marco del espejo. 
Tontamente trató de tomarla. Ella desapareció antes de que sus dedos pudieran acercarse a la lucecita azul
-          Estas muy viejo – se mofó.
-          Eres  muy lento,  ya me aburres – se estaba enojando.
-          ¡Practica!, la próxima vez que falles no sé si te perdonaré -  dijo enfurruñada, dió media vuelta y desapareció.
A media tarde se quedó solo en el laboratorio, era viernes y no quedaba gran cosa por hacer, por lo que autorizó al ayudante a retirarse temprano.
Fue pasada las 17:00 hs, cuando él ya estaba por apagar todo para irse de fin de semana, que sonó el teléfono. Era uno de los gerentes que le pedía hiciera un cambio del cartucho de combustible del reactor nuclear de ensayo en que trabajaban. Algún experimento había resultado mal y quería repetirlo el sábado a primera hora, por lo que la pila debía ser recargada.
Con parsimonia, sin apuro, como que no era la primera vez que haría el trabajo, se encaminó al depósito, retiró el cartucho y lo colocó en el contenedor…los movimientos eran en cámara lenta, debían serlo porque tenían que ser precisos…ves, no es que sea lento por estar viejo, es un “vicio” laboral, se dijo, como hablando con la genio.
Fue entonces que vio la luz azul de nuevo, no llegó a durar un segundo, sólo lo suficiente para que él la viera, y la vio.
Extendió la mano lo más rápido que pudo, y  ¡esta vez llego a tocarla!.
Durante esa fracción de segundo, que a él le parecieron horas, sus dedos se posaron sobre ella, la pequeña luz azul danzó entre sus dedos, mientras absorto la veía transformarse, perder su graciosa figura femenina y desprenderse una a una sus ropas etéreas para dejar al descubierto su dura naturaleza metálica.
El horror calo en él al comprender que la había alcanzado demasiado tarde.
Se quedó sentando sin saber qué hacer, preso de un terrible dolor, aunque nada le doliera, por última vez había sido muy lento.

No tenía sentido preguntarse por qué pasó lo que pasó, podía ser por el enojo de Abrahel, porque no había podido tomarla antes de comenzar a brillar o por el escape de radiación, durante la micro reacción accidental del reactor nuclear.

No estaba seguro de eso, pero de lo que no había duda era que, aunque aun respirara, ya estaba muerto.

8 Junio 2019
Córdoba –Arg.
Omar R. La Rosa

Inspirado en la noticia del accidente del reactor nuclear del centro atomico Constituyentes que le costara la vida a  Osvaldo Rogulich en 1983

domingo, 9 de junio de 2019

Isabel - Fan Fic mdt


ISABEL
-          Mirad – indico Amelia discretamente, casi sin moverse, indicando solo con los ojos hacia el hombre que caminaba por el pasillo del ministerio, del otro lado de la ventana del bar
-          ¿Quién es? – Preguntó Pacino
-          Javier Olivares – solto muy suelta de cuerpo, haciendo que Pacino casi se atragante con la “cruasán” que estaba comiendo
-          ¿Y tú de donde lo conoces? –
-          Nos cruzamos con él durante las invasiones inglesas a Buenos Aires – aclaro Alonso, como si se tratara de lo más normal del mundo. (1)
-          ¿Y cuando habéis estado allí ustedes?¿Que habéis ido a hacer tan lejos? –
-          No es una pregunta fácil de contestar – dudo Amelia
-          Es que por esa época empezó a escribir “el escribiente” –
-          ¿Quién? –
-          El escribiente, creo que es un ingeniero Argentino que tiene algunos tornillos algo flojos – aclaro Alonso, haciendo una inconfundible seña con el dedo en la cien.
-          Si,  casi lo mata al pobre Javier.- aporto Amelia con bastante enfado
-          Con una bala inglesa, ¿podéis creer semejante despropósito? –
-          Di que estaba Julián con nosotros, que si no, no se –
-          Julián ¿Qué habrá sido de él? -

En eso estaban cuando escucharon tras ellos una voz arto conocida.

-          Hahn, por fin los encuentro – exclamo Angustias al verlos
-          ¿A que tanta alharaca mujer? –
-          Pues, a que acabo de encontrar esto en mi escritorio soldadote – contesto golpeando a Alonso en el pecho con el sobre que traía en mano
-           ¿Qué es? – consulto Amelia amablemente
-          ¿Cómo iba yo a saberlo? El sobre esta a vuestro nombre – dijo algo despechada mientras comenzaba retirarse
-          Y muy bien cerrado por cierto – aclaró innecesariamente.
-          Os dejo que con esto de la próxima reapertura esta todo el ministerio patas para arriba –
-           ¿Qué dice?, lee, lee – urgió Pacino mientras apuraba el capuchino
Amelia leyó, y releyó, luego guardo silencio unos segundos mientras dejaba caer las manos 
– Nos llama la reina –
-          Tan pronto, si no hace un par de meses que hemos estado con los reyes-
-          No, no la reina Leticia. La reina Isabel…primera –
-          ¿Cómo? –
-          Si mira, mira – y les mostro la carta que tenia en las manos, escrita sobre un trabajado pergamino, de fines del siglo XV sin lugar a dudas.
Pacino y Alonso leyeron la carta juntos
-          ¿Y esto? – pregunto Pacino indicando el ultimo renglón de la nota
-          Debe ser una broma –
-          Pues, si es de doña Isabel, mejor mantener la compostura – sentencio Alonso siempre reverente para con la realeza.

Poco más quedo por hacer, más que prepararse para la misión. La que encararon casi subrepticiamente, pues en el desastre en que se había convertido el ministerio era difícil encontrar alguna autoridad.
Mas, si lo pedía la reina Isabel, y la carta tenía su sello real, no había dudas, al fin de cuentas se trataba de la primera secretaria del ministerio de la historia.

Luego de cruzar la puerta se encontraron en los jardines de la Alhambra…vestidos como embajadores Borgoñones
-          Por aquí, por favor – la voz del sacerdote que se les acerco los trajo al tiempo en que estaban
-          La reina os espera en la sala sur – índico mientras los conducía hacia allí.
Entraron reverentemente en una discreta habitación, exquisitamente amueblada, sin nada superfluo, solo unos grandes tapices en las paredes, una pequeña mesa, algunas sillas y una poltrona junto a la ventana que daba a un jardín, por la cual entraba la cálida luz de un suave día de abril.
La reina se encontraba en ella, aparentemente ensimismada en sus labores de mano, junto a la doncella de compañía que tejía a su lado.
Displicentemente termino de ajustar un nudo que acababa de hacer en el bordado en que trabajaba, corto el hilo con una tijera, elevo el trabajo a la altura de sus ojos, para contemplarlo mejor a la luz del día, y luego, satisfecha, lo dejo sobre la pequeña banqueta que tenia a sus pies.
Mientras tanto los tres permanecían de pie, a un costado, en respetuoso silencio.
-          Buenos días – los saludo la reina poniéndose de pie y caminando hacia ellos
-          Así que vosotros soy la patrulla de que tanto se habla. Es un gusto conocerlos señores, señora – saludo al tiempo que tendía la mano.
-          Señora, nos alaga con sus referencias – contesto Amelia mientras hacia una graciosa reverencia
Alonso y Pacino, por turno, se acercaron a besar la real mano.
-          Por favor tomad asiento – invito la reina indicando las sillas alrededor, y luego, dirigiéndose a la criada.
-          Por hoy es suficiente querida, te puedes retirar – La doncella no se hizo repetir la invitación.
Una vez solos la reina fue directo al grano.
-          Nos complace mucho saber que las actividades del ministerio se reanudaran pronto en vuestra época –
-          A nosotros también, aunque suponemos que no ha sido nada fácil – aclaro Amelia
-          Si querida, lo sé, me he visto obligada a hacer alguna gestión al respecto – comento girando la cara como para mirar alguna inexistente arruga de su manga.
-          Pero bueno, ya estáis aquí y eso es lo importante. ¿Habéis traído lo que os encargue? -
-          Majestad – acepto Alonso inclinando la cabeza en signo de afirmación al tiempo que extendía la mano con la bolsa que trajeran del siglo XXI.
Luego la reina, acorde a su personalidad, sin dar vueltas, entro de lleno en la razón de la reunión.
Expuestos los motivos concluyo.
-          …espero que las falencias de mi educación no os haya impedido entender lo que se necesita de ustedes, tantos años en el futuro que asusta – concluyó persignándose
El tema había sido expuesto con meridiana claridad y así se lo hicieron saber.
-          ¿Me permitís una consulta que puede parecer indiscreta? -  preguntó de pronto Pacino, ante el asombro de Alonso y Amelia
-          Si joven, por favor no tengáis pruritos, preguntad – animó Isabel
-          Siempre nos han dicho que el último ministerio es en el que vivimos y que no se puede alterar el futuro…-
-          Ahhh, si, le entiendo caballero ¿vos pensáis que lo que os pido va contra las reglas del ministerio? –
-          No, no majestad, por favor –
-          No os alarméis, por favor. Si, se que lo que os pido puede parecer eso, pero en realidad no lo es – aclaro la reina para luego agregar
-          Debéis saber que el tiempo no debe es alterarse, pero poder se puede –
-          Una sutil diferencia, casi semántica – musito Amelia solo para oídos de sus amigos
-          Así es señora – acepto la reina que la había escuchado.
-          Comprendemos señora –
-          Bueno, ya es momento- dijo dando por terminada la reunión
   -  Pero antes de partir, sin decirme nada de lo que para ustedes es historia, por favor que en eso he dado mi palabra de no indagar, contadme como es la vida en vuestro tiempo –
-          En muchos cosas más o menos igual –
-          En otras muy distinta señora, con deciros que en el siglo XXI los hombres debemos aceptar ordenes de las mujeres – Comento Alonso con alguna amargura sin darse cuenta que todos, incluyendo Isabel, le clavaron los ojos.
Cuando tomo conciencia de esto enrojeció como un tomate
-          Disculpad majestad – tartamudeo de manera tal que la reina soltó una carcajada que alivio la tensión
-          No os turbéis señor, a mi marido, el rey, le pasa como a usted –
-          El rey, ¿sería posible que lo conociéramos? – aventuro Pacino, que llevaba tiempo observando algo extraño tras el tapiz que cubría la pared norte.
-          Lamentablemente el rey está en campaña, pero me dejo saludos para ustedes -
-          A, sabía que vendríamos –
-          ¿Saber? Él ha sido quien me sugirió vuestros nombres para esta misión –
-          ¿Nos conoce? ¿cómo? –
-          A señora, eso no lo sé, sabéis que juntos gobernamos las Españas, pero así como él no interviene en los asuntos de Castilla yo me guardo de hacerlo en los de Aragón –
-          Pero, ¿No os llama la atención que sepa de nosotros? –
-          Pues, de todas las cosas que no sé del rey, esta es la de menos señora – acotó con un guiño de complicidad hacia Amelia.
-          Que vamos a hacer, aunque en general son muy simples, a veces los hombres tienen cosas difíciles de entender… –
Y no se dijo más, con amabilidad los acompaño en persona hasta la puerta de paso al ministerio. Parada junto a ella se quedo mirándolos partir.
Al regresar al cuarto el rey la esperaba con una sonrisa de oreja a oreja y en la mano un jarro de humeante bebida.
Ella la tomo y la degusto con alguna precaución
-          Ciertamente muy agradable mi señor – acepto al cabo de unos instantes, cuando la bebida le reconforto en la tarde que ya mostraba el frio de los últimos días del invierno
-          Habéis visto que valía la pena  “pasarse por alto las reglas” aunque sea un poquito –
-          Señor a veces me asustáis, temo me llevéis por el camino del pecado –
-          ¿Pecado disfrutar de un cappuccino? Por favor no exageréis – la reconvino tomándola entre sus brazos. Ella sin más acepto el mimo, al tiempo que volvía a sorber la bebida.

-          El estaba allí, tras el tapiz – aseguró Pacino ya en el pasillo del ministerio
-          Que no – tercio Alonso
-          ¡Que si! –
-          Y si así fuera, ¿Por qué se mantendría oculto? –
-          Quién sabe, quizás aun no firmo contrato -
Y siguieron subiendo las escaleras que les permitían salir del túnel de las puertas.
El escribiente

09 Junio 2019
Córdoba – Argentina
Omar R. La Rosa

viernes, 7 de junio de 2019

Osiris - Rex. (tan solo tomar una simple muestra) - Coleccion Lado Oscuro


Osiris – Rex

Llevaban eones girando en torno al sol, orbitando en las penumbras de los confines del sistema.
Ya eran pocos, pero no siempre había sido así, había habido una época en que estaban por todas partes, como semillas de diente de león esparcidas al aire
No había rincón del sistema solar que no recorrieran, habían llegado a él desde los confines del universo, de un lugar que ya no recordaban y se habían afincado allí.
Al principio eso era un paraíso para ellos, lleno de lugares nuevos que explorar y colonizar. Y eso había sido su perdición, la abundancia los reblandeció, las oportunidades fueron tentaciones y, ni bien los tiempos parecieron propensos, se lanzaron a sembrar los planetas.
La siembra fue al boleo como lo hacían los primitivos labradores, esparciendo semillas por todos lados, algunas cayeron en terreno fértil pero poco profundo, florecieron rápidamente en el suave manto superficial, pero no tenían donde echar raíces y murieron en cuanto el clima cambio. Otras tuvieron peor suerte, cayendo en ambientes abiertamente hostiles donde cualquier posibilidad de vivir resulto nula, muriendo algunas por frio, otros por calor, otros por radiación, agentes químicos…y un sinfín de etcéteras.
Pero hubo algunas, las menos, que lograron acertar a caer en la zona donde las temperaturas permiten el agua líquida, de estas las que cayeron en el planeta más cercano al sol fructificaron rápidamente, desenfrenadamente potenciando el embalamiento térmico del planeta, hasta que este se convirtió en un inmenso invernadero con temperaturas propicias para el plomo liquido, y plomo liquido no es lo mismo que agua líquida. En poco tiempo (contando el tiempo de acuerdo a la escala del universo) todas murieron y el planeta quedo convertido en un verdadero infierno difícil de revertir. Otras fueron a dar a un planeta más chico, en el límite exterior de la zona de habitabilidad, donde a duras penas lograron aferrarse…hasta que la pequeña masa del planeta y su errático comportamiento terminaron por perder la poca atmósfera que tenia, obligándolos a esconderse en los pocos lugares ocultos donde pudieron guarecerse. Por último otros impactaron sobre la desnuda roca del planetoide que órbita el tercer planeta de este sistema solar, donde perecieron indefectiblemente, pero otros, los que no impactaron con el satélite que protege al planeta, lograron llegar a la superficie y allí si dieron frutos perdurables.
Durante millones de años bombardearon el planeta en formación sembrándolo con sus identidades, trayendo el agua y el aire necesarios, colonizándolo, transformándolo.
De los primeros algunos cayeron en tierra seca, donde la ausencia de una adecuada protección los expuso a las mortales radiaciones que les llegaban del espacio. Cuando vivían allí, cuando aun no estaban activados, esto les era indistinto, pero una vez afincados, puestos en marcha, les era letal. Sin embargo otros tuvieron más suerte y cayeron en el mar…y el mar, ese mar que habían ayudado a formar los salvo, cubriéndolos con su protección, dejando pasar solo la radiación mínima necesaria para activar los cambios necesarios.
En el mar fructificaron y esa fructificación les permitió transformar la atmosfera del planeta, ayudando a rodearla del indispensable ozono que bloquea las radiaciones, esto, el paulatino apaciguamiento del sol, más tranquilo pasada su primera juventud y la estabilización del campo magnético permitieron que la vida abandonara el mar y conquistar la tierra, evolucionando hasta el momento actual en que esa vida, en los átomos de la especie dominante se aprontaba a abandonar la tierra y regresar al espacio…con los peligros que eso implica.
Los que quedaron afuera, los que no llegaron en las oleadas primigenias, vieron como poco a poco las puertas se les fueron cerrando. Eso no quiere decir que no intentaran entrar, tan solo que al llegar al planeta se vieron obligados a luchar contra su ya estabilizada atmósfera
en la que, si uno no entraba con el ángulo y la velocidad indicada, inevitablemente los calcinaba.
Los que estaban en los confines, los últimos, supieron esto y de apoco fueron desistiendo de iniciar el viaje. Al principio esperaban a que sus compañeros los vinieran a buscar, pero nadie vino, luego se hicieron a sí mismos una promesa, apoyarían a cualquiera que fuera hasta allí a buscarlos y los llevara al planeta…pero tampoco nadie vino.
Pasaron eones, y si bien desactivados no envejecían, su carácter si, y se fueron poniendo cada vez peor, hasta jurarse a sí mismos que destruirían a cualquiera que se atreviera a molestarlos.

Córdoba – Arg. 05 Junio 2019
Omar R. La Rosa
@ytusarg





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La sonda Osiris-Rex de la NASA descenderá hacia el asteroide Bennu y comenzará a orbitarlo a apenas un kilómetro y medio de la superficie. Nunca antes se había intentado una maniobra así, que depende de la fuerza de microgravedad que ejerce la roca, de apenas 500 metros de diámetro.
La inserción en órbita será uno de los primeros hitos para esta misión cuyo objetivo final es tocar el suelo del asteroide durante cinco segundos, aspirar una muestra de tierra y enviarla de vuelta a la Tierra en el año 2023.