Osiris – Rex
Llevaban eones girando en torno al sol, orbitando en las
penumbras de los confines del sistema.
Ya eran pocos, pero no siempre había sido así, había habido
una época en que estaban por todas partes, como semillas de diente de león
esparcidas al aire
No había rincón del sistema solar que no recorrieran, habían
llegado a él desde los confines del universo, de un lugar que ya no recordaban
y se habían afincado allí.
Al principio eso era un paraíso para ellos, lleno de lugares
nuevos que explorar y colonizar. Y eso había sido su perdición, la abundancia
los reblandeció, las oportunidades fueron tentaciones y, ni bien los tiempos
parecieron propensos, se lanzaron a sembrar los planetas.
La siembra fue al boleo como lo hacían los primitivos
labradores, esparciendo semillas por todos lados, algunas cayeron en terreno
fértil pero poco profundo, florecieron rápidamente en el suave manto
superficial, pero no tenían donde echar raíces y murieron en cuanto el clima
cambio. Otras tuvieron peor suerte, cayendo en ambientes abiertamente hostiles
donde cualquier posibilidad de vivir resulto nula, muriendo algunas por frio,
otros por calor, otros por radiación, agentes químicos…y un sinfín de
etcéteras.
Pero hubo algunas, las menos, que lograron acertar a caer en
la zona donde las temperaturas permiten el agua líquida, de estas las que
cayeron en el planeta más cercano al sol fructificaron rápidamente,
desenfrenadamente potenciando el embalamiento térmico del planeta, hasta que
este se convirtió en un inmenso invernadero con temperaturas propicias para el
plomo liquido, y plomo liquido no es lo mismo que agua líquida. En poco tiempo
(contando el tiempo de acuerdo a la escala del universo) todas murieron y el
planeta quedo convertido en un verdadero infierno difícil de revertir. Otras
fueron a dar a un planeta más chico, en el límite exterior de la zona de
habitabilidad, donde a duras penas lograron aferrarse…hasta que la pequeña masa
del planeta y su errático comportamiento terminaron por perder la poca
atmósfera que tenia, obligándolos a esconderse en los pocos lugares ocultos
donde pudieron guarecerse. Por último otros impactaron sobre la desnuda roca
del planetoide que órbita el tercer planeta de este sistema solar, donde
perecieron indefectiblemente, pero otros, los que no impactaron con el satélite
que protege al planeta, lograron llegar a la superficie y allí si dieron frutos
perdurables.
Durante millones de años bombardearon el planeta en
formación sembrándolo con sus identidades, trayendo el agua y el aire
necesarios, colonizándolo, transformándolo.
De los primeros algunos cayeron en tierra seca, donde la
ausencia de una adecuada protección los expuso a las mortales radiaciones que
les llegaban del espacio. Cuando vivían allí, cuando aun no estaban activados,
esto les era indistinto, pero una vez afincados, puestos en marcha, les era
letal. Sin embargo otros tuvieron más suerte y cayeron en el mar…y el mar, ese
mar que habían ayudado a formar los salvo, cubriéndolos con su protección,
dejando pasar solo la radiación mínima necesaria para activar los cambios
necesarios.
En el mar fructificaron y esa fructificación les permitió
transformar la atmosfera del planeta, ayudando a rodearla del indispensable
ozono que bloquea las radiaciones, esto, el paulatino apaciguamiento del sol,
más tranquilo pasada su primera juventud y la estabilización del campo magnético
permitieron que la vida abandonara el mar y conquistar la tierra, evolucionando
hasta el momento actual en que esa vida, en los átomos de la especie dominante
se aprontaba a abandonar la tierra y regresar al espacio…con los peligros que
eso implica.
Los que quedaron afuera, los que no llegaron en las oleadas
primigenias, vieron como poco a poco las puertas se les fueron cerrando. Eso no
quiere decir que no intentaran entrar, tan solo que al llegar al planeta se
vieron obligados a luchar contra su ya estabilizada atmósfera
en la que, si uno
no entraba con el ángulo y la velocidad indicada, inevitablemente los
calcinaba.
Los que estaban en los confines, los últimos, supieron esto
y de apoco fueron desistiendo de iniciar el viaje. Al principio esperaban a que
sus compañeros los vinieran a buscar, pero nadie vino, luego se hicieron a sí
mismos una promesa, apoyarían a cualquiera que fuera hasta allí a buscarlos y
los llevara al planeta…pero tampoco nadie vino.
Pasaron eones, y si bien desactivados no envejecían, su
carácter si, y se fueron poniendo cada vez peor, hasta jurarse a sí mismos que
destruirían a cualquiera que se atreviera a molestarlos.
Córdoba – Arg. 05 Junio 2019
Omar R. La Rosa
@ytusarg
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La sonda Osiris-Rex de la NASA descenderá hacia el
asteroide Bennu y comenzará a orbitarlo a apenas un kilómetro y medio de la
superficie. Nunca antes se había intentado una maniobra así, que depende de la
fuerza de microgravedad que ejerce la roca, de apenas 500 metros de diámetro.
La inserción en órbita será uno de los primeros
hitos para esta misión cuyo objetivo final es tocar el suelo del asteroide
durante cinco segundos, aspirar una muestra de tierra y enviarla de vuelta a la
Tierra en el año 2023.
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