“¿Fluido Garcia?”
Como todas las tardes, al pasar por el despacho del
escribiente, de regreso de los corrales hecho una ojeada para ver como andaba,
pero esta vez no vio a nadie.
-
¿Qué
raro? El escribiente no es de salir mucho – se dijo mientras seguía los pasos
de cancerbero, que apuraba el paso de regreso a las casas.
Sin embargo, y a pesar del apuro que llevaba el perro, fue él
can quien se detuvo al pasar frente al galpón del taller.
-
¿Qué
pasa guardián? – interrogo el arriero al ver al canino tan atento mirando el
interior.
-
¡Que
ahí esta! – pareció decir, pero no lo dijo por que la fantasía de este relato
no da para tanto.
Efectivamente ahí, entre los arneses, las poleas y la
maquinaria, estaba el escribiente. Con cautela, entro, sin hacer ruido para no
molestar y se quedo mirando.
En la mesa una parva de libros y planos desplegados,
herramientas de mano, eléctricas y electrónicas distribuidas en aparente
desorden cubrían una considerable superficie y, en una claro, una cosa rara
bajo la cual asomaban un par de pies.
-
Bueno,
ya esta – dijo el escribiente saliendo de debajo de la maquina
-
Ahora
a cargar las baterías y ya – concluyó enchufando el cargador al artefacto.
-
Buenas,
¿Qué hace? – habló entonces el arriero
-
Ah,
buenas, ¿Cómo esta? –
-
Bien,
bien ¿y usted? – preguntó sinceramente preocupado, aunque tratando que no se le
notara.
-
Mejor
que nunca – e, indicando hacia la cosa cuyas baterías se estaban cargando
-
Ahí
la tiene, pensé que iba a ser más difícil –
-
Aja,
y ¿Qué es? –
-
Un
Anacronópete. Va una copia “aggiornada” que acabo de terminar – aclaró muy
orondo.
-
No
lo pude hacer igual porque hay piezas que ya no se consiguen – se disculpó
innecesariamente.
-
¿Y
qué es ese “anoconprete”? Dicho sea de paso, que mal suena –
-
Anacronópete,
no se confunda. Es una máquina para viajar en el tiempo –
-
¿De
dónde ha sacado usted eso? –
-
De
aquí, de este libro de mi abuelo. No sabe la cantidad de veces que he mirado
esos planos sin saber que eran.-
-
¿Y
ahora sabe? –
-
Pues
si, después de ver el capitulo 5 me ha quedado reclaro –
-
¿Y
qué quiere hacer con ese artefacto del diablo? – preguntó al tiempo que se
santiguaba
-
No
me aguanto a saber si habrá quinta temporada o no, así que voy a viajar al
futuro – pensó unos segundos y continuo
-
Y
al pasado, quiero hablar con los guionistas, hay varios hilos sueltos o cosas
que no entiendo, en una de esas me las explican. Por ejemplo, Pacino al final
parece arreglar todo y se queda en el presente, mientras su otro yo se va la
misión de las meninas, lo cual quiere decir que volverá de esa misión y…¿se
encontrara a sí mismo? … -
Y siguió cuestionándose otras cosas que el arriero no escucho
porque estaba entretenido leyendo algo en el manual
-
¡Oiga!
Acá dice que para viajar en el tiempo necesita un ¿“fluido Garcia”?. ¿Qué es
eso? –
-
Bueno,
eso no lo sé, la formula no aparece, pero, por las descripciones y los efectos
creo que un mate amargo con ruda y los yuyos que me dio el curandero diaguita de
la tribu del cacique “Am Ique” va a andar bien –
-
¿Está
seguro? Mire que acá dice que es muy importante –
-
Si,
por eso primero voy a hacer un viajecito corto para probar –
Aclaró mientras ingería un generoso sorbo de la infusión ya
cebada.
-
Bueno,
deséeme suerte – fue lo último que dijo.
El arriero lo vio irse raudamente. El cancerbero, que también
observaba la escena levanto expresivamente la orejas y, alzando la vista lo
miro como preguntándole
-
¿Pa
onde va? – pero, como ya se dijo, en este relato los perros no hablan.
Filosóficamente el arriero dio la vuelta continuando el
camino a las casas, mientras le explicaba al can.
-
Uste
ya lo conce, sabe como he el escribiente, por más que vive en Córdoba hace años
jamás se acostumbró al mate con yuyos. – sacó el pucho de detrás de la oreja,
lo encendió y le dio una pitada.
-
Vamos,
yo creo que tendrá para un par de horas en el baño, por lo menos. ¡Que ni el
purgante ese que le dio el Pacino a la Lola le haría un efecto así! – rieron
los dos.
Antes de entrar al rancho apago el cigarrillo y lo volvió a
colocar tras la oreja. La patrona no le permitía fumar adentro. Cosa de mujeres
¿vio?
-
Hágame
acordar que le traiga un agua de arroz al pobre –
El perro movió la cola, se sentó en el umbral y se dedico a
la delicada tarea de rascarse el lomo.
Otro día había pasado.
Omar R. La Rosa
Córdoba de la Nueva Andalucía – Argentina
02 de Junio de 2020
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